Si te has visto a ti mismo desesperado por un vaso de agua para saciar la sed alguna vez, podrás darte cuenta de que nuestra necesidad de conexión y relaciones que nos den vida comparte algunas similitudes con la necesidad de agua de nuestro cuerpo. 

Estamos biológicamente programados para ambos, pero muchos de nosotros tenemos la tendencia a restar importancia a su valor, en detrimento de nuestro bienestar. Ignorar nuestro nivel de hidratación, tanto física como relacional, puede impedirnos ser nuestra mejor versión y hacer bien nuestro trabajo.

¿TOMASTE AGUA HOY?

¿Alguna vez te has sentido fatigado o letárgico, irritable o confundido, experimentado “niebla mental” o dolor de cabeza, o teniendo calambres musculares, solo para darte cuenta de que el culpable era la deshidratación? Según The Mayo Clinic, “el agua es el principal componente químico de tu cuerpo y representa entre el 50% y el 70% de tu peso corporal. Tu cuerpo depende del agua para sobrevivir. Cada célula, tejido y órgano de tu cuerpo necesita agua para funcionar correctamente”.

Es posible que sepamos intelectualmente que estar hidratado es fundamental para que nuestro cuerpo funcione como está diseñado, pero ¿se refleja ese conocimiento en nuestras acciones? Aceptamos que necesitamos monitorear el indicador de gasolina del auto y asegurarnos de que haya suficiente en el tanque para que funcione, o que un vehículo eléctrico deberá recargarse cuando se esté agotando. Después de todo, nadie quiere quedarse en panne al costado de la carretera. 

Pero ¿qué hay de atender a nuestro “vehículo” corporal? La deshidratación puede acercarse sigilosamente a nosotros. La Clínica Mayo advierte: “La sed no siempre es un indicador temprano confiable de la necesidad de agua del cuerpo. Muchas personas, en particular los adultos mayores, no sienten sed hasta que ya están deshidratados”.

SED DE RELACIONES

Así como la sed no es un indicador temprano confiable de deshidratación, sentirse solo no es un indicador temprano confiable de nuestra necesidad de conexión. Es posible que te sientas agotado en el trabajo y no te des cuenta de que lo que necesitas es más conexión.

Los seres humanos están biológicamente programados para la conexión. Numerosos estudios de investigación establecen que la conexión social es una necesidad humana primordial que parece mejorar el rendimiento de los sistemas cardiovascular, endocrino e inmunológico del cuerpo. Los estudios también muestran que la falta de conexión suficiente se asocia con una variedad de resultados negativos, que incluyen un rendimiento cognitivo más bajo, menor calidad del sueño, mayores sentimientos de impotencia y reacciones más intensas a los negativos y menos edificantes de los positivos. Para una persona que está deshidratada en relación, por así decirlo, el estrés de la vida se siente más pesado.

Sabiendo esto, uno pensaría que le prestaríamos más atención a mantener un nivel saludable de conexión. En nuestra cultura, sin embargo, nuestro patrón deriva naturalmente en individualismo, que a menudo conduce a la desconexión. 

EMPIEZA A RE-HIDRATARTE 

¿Cuánta agua necesitas cada día y cuánta conexión te beneficiará? No hay respuestas establecidas. Tendrás que experimentar para encontrar los niveles que sean mejores para ti mismo, pero parte de la premisa de que necesitas más de ambos. 

Se dice que hasta el 75% de los estadounidenses están deshidratados crónicamente; y, de manera similar, nuestros bajos niveles de conexión son lo suficientemente graves como para que se considere un asunto urgente de salud pública.

La recomendación estándar para la hidratación física es beber ocho vasos de agua al día. Dada tu edad, salud general, nivel de actividad y el clima en el que te encuentras, es posible que necesites más o menos que eso. Aquí hay algunas ideas para aumentar tu consumo de agua:

1. Comienza tu día con un vaso de agua apenas te levantes.
2. Aunque tomes otra bebida, toma también un vaso de agua con el desayuno, el almuerzo y la cena. (Beneficio adicional: beber agua ayuda con la digestión).
3. Configura una serie de alarmas en tu teléfono para recordarte que debes tomar agua durante el día.
4. Llena una botella de agua reutilizable y llévala contigo cuando estés fuera de casa o de la oficina para tener agua a mano.
5. Come frutas y verduras ricas en agua, como fresas, duraznos, naranjas, sandías, lechuga, pepinos, tomates y espinacas. Mientras que alrededor del 80% de la ingesta diaria de líquidos proviene de lo que bebemos, el resto proviene de los alimentos que comemos.

SACIA TU SED DE CONEXIÓN

Aumentar tu ingesta de conexión tiene menos que ver con la cantidad y más con la calidad (puedes ser una persona cuyo “tanque de gasolina” relacional se llene felizmente con una larga conversación con un gran amigo en lugar de un fin de semana lleno de eventos sociales). Aquí hay algunas ideas:

1. Invita a alguien con quien disfrutes estar o te gustaría conocer mejor a almorzar o tomar un café. 
2. Combina la conexión con otra actividad. Ponte al día con un amigo o familiar mientras caminan juntos. 
3. Únete a un gimnasio que tenga ejercicio en grupo y haz un esfuerzo por conectarte con las personas en la clase.
4. Ofrécete como voluntario para ayudar a una organización local sin fines de lucro donde puedas conocer y trabajar junto a otros voluntarios que comparten un interés similar.
5. Siempre que sea posible, opta por conectarte en «tiempo real», ya sea en persona, por teléfono o en una videollamada, para que tengas aspectos verbales y no verbales de comunicación para agregar al contenido que se comparte.
6. En el trabajo, ten la intención de buscar una conexión significativa con tus colegas. Sé un oyente activo. Busca oportunidades para ayudar a otros. No tienes que tener responsabilidades formales de liderazgo para tener un impacto y mejorar la cultura en su grupo.

Tener en mente esta analogía de la hidratación podría alentarte a desarrollar buenos hábitos y aumentar tu nivel de conexión.

Por Equipo Espacio Mutuo

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