Dale una nueva vida a tus relaciones (¡incluso a las que están bien!)
¿Cuál es el estado de tus relaciones? ¿Están fuertes, son prósperas? ¿Necesitan un poco de atención o ayuda? ¿O un poco de ambas cosas, según el día, el mes o el año?
Incluso las buenas relaciones tienden a repetir las mismas rutinas una y otra vez, por lo que puede ser un buen momento para probar algunas cosas nuevas. Incluso en las relaciones más positivas, a veces pueden resurgir algunos de sus viejos hábitos: antiguas formas automáticas de ser e interactuar que hacen que la relación sea menos energizante.
A continuación te dejamos 4 estrategias que los expertos han encontrado, tanto en la investigación como en la terapia, que son efectivas para animar y revitalizar todas tus relaciones.
CONSEJO N°1: Siente el poder de la generosidad.
Las relaciones son necesariamente sistemas recíprocos: el apoyo va en ambos sentidos. El apoyo que recibimos rara vez es un reflejo exacto del apoyo que brindamos, pero el viejo dicho “cosechas lo que siembras” es una buena regla general.
No podemos controlar directamente la forma en que otras personas se relacionan con nosotros, pero sí podemos controlar la forma en que nos relacionamos con ellos. Puede que no estemos recibiendo cierto tipo de apoyo, pero eso no significa que no podamos brindarlo. El Dalai Lama nos recuerda que lo que circula, regresa: “Somos egocéntricos y egoístas, pero debemos ser sabiamente egoístas, no tontamente. Si descuidamos a los demás, nosotros también perdemos… Podemos educar a las personas para que comprendan que la mejor manera de satisfacer sus propios intereses es preocuparse por el bienestar de los demás. Pero esto llevará tiempo”.
Las investigaciones muestran claramente que tiene razón: ayudar a los demás beneficia al que ayuda. Existe un vínculo tanto neuronal como práctico entre generosidad y felicidad. Ser generoso es una forma de preparar el cerebro para los buenos sentimientos, y esos buenos sentimientos, a su vez, nos hacen más propensos a ayudar a los demás en el futuro. La generosidad es una espiral ascendente.
Al observar tu universo social, ¿cómo se siente el equilibrio entre dar y recibir? ¿Brindas a los demás el tipo de apoyo que más deseas recibir? Si es así, ¿a quién? ¿Hay personas en tu vida a las que quieres apoyar más? Y si hay personas en tu vida que se preocupan por otros o que están experimentando un gran estrés en la vida, ¿hay maneras en que puedas estar ahí para ellos y asegurarte de que ellos mismos reciban apoyo?
CONSEJO N°2: Practica la curiosidad radical.
La curiosidad –la real y profunda curiosidad sobre lo que otros están experimentando– es de gran ayuda en las relaciones importantes. Abre vías de conversación y conocimiento que nunca supimos que existían. Ayuda a los demás a sentirse comprendidos y apreciados.
Es importante incluso en relaciones menos significativas, donde puede sentar un precedente de cariño y aumentar la fuerza de vínculos nuevos y frágiles. Quizás conozcas a alguien en tu vida que siempre esté hablando con la gente, desentrañando sus historias y opiniones. No es casualidad que estas personas sean a menudo muy alegres y vivas.
Algunos de nosotros no tenemos práctica y hemos olvidado cómo se puede sentir este tipo de curiosidad, por lo que tenemos que ser más decididos. Tenemos que adoptar un enfoque casi radical para cultivar nuestro interés natural en las personas y dar un paso audaz más allá de nuestros hábitos habituales de conversación.
El punto crucial es que tener curiosidad nos ayuda a conectarnos con los demás, y esta conexión nos hace estar más comprometidos con la vida. La curiosidad genuina invita a las personas a compartir más de sí mismas con nosotros y esto, a su vez, nos ayuda a comprenderlas. Este proceso anima a todos los involucrados. Incluso un pequeño interés en otra persona, una breve palabra, puede crear nuevas emociones, nuevas vías de conexión y nuevos caminos para que la vida fluya.
CONSEJO N°3: Comunica la comprensión a los demás.
Una clásica pregunta que la gente le hace a los psicólogos o terapeutas es: “¿Cómo puedes escuchar los problemas de otras personas todo el tiempo? Debe ser agotador y deprimente”.
Es cierto que escuchar no siempre es fácil, pero la experiencia más frecuente y poderosa para estos profesionales es la de gratitud hacia las personas con las que trabajan. Aprenden de su experiencia y esto profundiza su conexión con ellos. Una de las mayores alegrías (y esto no se limita a la terapia) surge en los momentos en que sentimos que hemos comprendido la experiencia de otra persona y luego le hemos comunicado esa comprensión de una manera que le parece fiel. Es una afirmación de la vida encontrarse de repente en sincronía con la experiencia de otra persona.
Este es un paso crucial para conectarse con los demás a través de la curiosidad: escuchar una interpretación precisa de nuestra propia experiencia proveniente de otra persona, articulada en sus palabras, puede ser emocionante, especialmente cuando nos sentimos alienados en un entorno social. De repente alguien nos ve tal como somos y esa experiencia traspasa momentáneamente la barrera que sentimos entre nosotros y el mundo. Ser visto es algo asombroso.
Por el contrario, es maravilloso ver realmente a otra persona y comunicar lo que ves. La emoción de la conexión ocurre tanto para la persona que es vista como para la persona que ve. Nuevamente, la conexión y el sentimiento de vitalidad van en ambos sentidos.
CONSEJO N°4: Revisa periódicamente el estado de tus relaciones.
Dar un paso atrás con regularidad y hacer un balance de tus relaciones puede ser útil. Si tu aptitud social no es la que te gustaría, es posible que desees realizar estos controles reflexivos con más frecuencia. Nunca está de más (especialmente si te has sentido deprimido) tomarte un minuto para reflexionar sobre cómo les está yendo a tus relaciones y qué desearías que fuera diferente en ellas.
Como mínimo, hacer esto nos recuerda lo que es más importante, y eso siempre es algo bueno. Cuando los participantes en el Estudio de Harvard sobre el Desarrollo de Adultos llegaron a los 70 y 80 años y se les pidió que miraran hacia atrás en sus vidas, se asegurarían de decir que lo que más valoraban eran sus relaciones con amigos y familiares.
Si aceptamos la sabiduría (y, más recientemente, la evidencia científica) de que nuestras relaciones realmente se encuentran entre nuestras herramientas más valiosas para mantener la salud y la felicidad, entonces elegir invertir tiempo y energía en ellas se vuelve de vital importancia. Y una inversión en nuestra aptitud social no es sólo una inversión en nuestras vidas tal como son ahora. Es una inversión que afectará todo lo relacionado con cómo vivimos en el futuro.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad