Guía de supervivencia para un mundo en llamas
“Si no estás enojado o ansioso, entonces no estás prestando atención”. Quizás sea cierto, quizás no, pero de todas formas pareciera ser una sensación común en el último tiempo. Y es que claro, es imposible ver las noticias sin sentirnos desesperanzados o asustados. Sin embargo, para la Dra. Kathleen Smith, es mucho más interesante el cómo respondemos a estas emociones que el nivel de nuestro pánico.
En su artículo para Psychology Today, la Dra. Smith explica que cuando nos sentimos preocupados con respecto a la política o al medioambiente, nuestras reacciones tienden a buscar aliviar la ansiedad que sentimos en ese preciso momento, en lugar de generar soluciones lógicas y reflexivas frente a los problemas del mundo.
Las respuestas rápidas y emotivas pueden ser un gran agente de cambio, pero también son importantes las respuestas constantes y cotidianas ante problemas complejos. Es muy incómodo descubrir que asistir a un par de manifestaciones o discutir con extraños en Twitter no solucionará todo. Es tan incómodo, de hecho, que resulta fácil perder el foco y simplemente reaccionar a las noticias, en vez de mantenerte informado sobre el conflicto global, en su totalidad.
Distinguir la diferencia entre reaccionar ansiosamente ante un problema o responder a él de forma pensativa es clave para manejar los sentimientos negativos:
Reaccionar: Revisar de manera compulsiva los ciclos noticiosos.
Responder: Definir tus valores y buscar oportunidades diarias para ponerlos en práctica.
Reaccionar: Gritarle y luchar con los demás para cambiar su comportamiento
Responder: Definir cómo quieres funcionar y “modelarlo” para los demás.
Reaccionar: Evitar ver noticias.
Responder: Involucrarte en un tema mediante la recolección de datos.
Reaccionar: Rendirte porque tu contribución pareciera no aportar.
Responder: Confiar en que el buen razonamiento es contagioso si vives tus principios en paz.
Reaccionar puede parecer efectivo porque calma la ansiedad del momento, aunque temporalmente. En cambio, responder requiere la voluntad de sentir la incomodidad que los cambios al largo plazo conllevan.
Es imposible responder de manera lógica a una crisis sin un plan. Si la política es importante para ti, ¿cuál es tu plan como ciudadano? Si el cambio climático es importante para ti, ¿cómo planeas aplicar tus reflexiones y razonamientos? Habrá muchas oportunidades cada día para reaccionar frente a crisis pequeñas, pero ¿cómo te mantendrás al tanto del panorama completo?
Hoy es un gran día para definir tus propias instrucciones acerca de cómo sobrevivir a un mundo en llamas. ¿Quién vas a ser en los días en que sientas que no hay suficiente dinero, gente o tiempo para resolver los problemas mundiales? ¿Vas a alejarte del problema o vas a pelear con las personas hasta que maduren?
O puedes ser la persona que sigue sus propias reglas, que tiene sus propias instrucciones como guía para cuando el paisaje se vuelva oscuro. Claro, éstas pueden ir cambiando con el tiempo. Pero es mejor partir por algo que la alternativa: dejar que el pánico y la ansiedad tomen el mando de la situación.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad