Por si fuera poco: los efectos que la crisis climática tendrá en nuestra salud mental

por | Feb 17, 2020 | Nuevas Miradas

El calentamiento global es una lamentable realidad que comenzamos a afrontar hace solo unos cuantos años. Lo más probable es que ya hayas sido testigo de sus efectos en el planeta, e incluso puede que haya provocado ciertos efectos en ti. Quizás comenzaste a reciclar por primera vez en tu vida, adoptaste una alimentación vegetariana o simplemente ahora te das duchas más cortas para ahorrar agua – sea como sea, el calentamiento global ha transformado nuestro mundo y la forma en que lo habitamos. 

Sin embargo, aún no dimensionamos por completo las consecuencias que esta crisis climática tiene (y tendrá). En las décadas siguientes, impactará nuestra salud física y emocional a nivel general. Los factores que determinarán la magnitud de los efectos psicológicos del cambio climático incluyen: la frecuencia y la severidad de los desastres naturales, el daño generado a infraestructura vital, y variables geográficas y socioeconómicas que afectarán la preparación y resiliencia de individuos, comunidades y países. 

Mientras algunos de los golpes que sufrirá nuestra salud mental serán directos, provocados por desastres naturales como huracanes, incendios e inundaciones, otros serán graduales y se estirarán por años, generados por sequías, hambre, migraciones y conflictos regionales por falta de recursos, todos causados por el aumento gradual de la temperatura. El conjunto de todos estos factores probablemente resultará en casos de ansiedad, depresión y estrés post-traumático. 

El mayor riesgo: países subdesarrollados y zonas de sequía 

Los países más industrializados, los cuales poseen mejor infraestructura, probablemente desarrollen respuestas proactivas frente a ciertos cambios graduales en los patrones del clima, lo cual les permitirá mantener el impacto físico y psicológico de la crisis ambiental a raya. 

En contraste, aquellos países más pequeños y menos desarrollados, con recursos financieros limitados, enfrentarán mayores desafíos al momento de construir infraestructura que proteja a su población de los cambios climáticos. Los individuos que vivan en zonas ya afectadas por la sequía y la falta de alimentos serán menos resistentes que aquellos de regiones con seguridad hídrica y alimenticia. Esto los pone en riesgo de mayores desórdenes anímicos relacionados con el estrés. 

A su vez, el impacto de los cambios climáticos drásticos y los desastres naturales pueden intensificar sentimientos de desolación y pérdida, generando estrés crónico, ansiedad, desórdenes anímicos y estrés post-traumático. El término “eco-ansiedad” (eco-anxiety) fue recientemente acuñado para referirse a la sensación general de impotencia y fatalismo, que cada vez más personas sienten, debido a las consecuencias negativas e irreversibles del calentamiento global. 

Depresión, ansiedad y estrés: consecuencias predecibles

El aumento de casos de depresión, ansiedad y estrés post-traumático es esperable. Individuos con problemas psicológicos preexistentes probablemente sean más vulnerables que el resto; a su vez, niños y adultos mayores probablemente sean más vulnerables a impactos dañinos en la salud mental, puesto que su seguridad y sustento dependen de otros. Los síntomas de ansiedad pueden ser particularmente comunes en niños y niñas que se sientan constantemente abrumados por los desastres naturales, y teman por la seguridad de su familia y el futuro. 

Lo físico afecta lo mental

Además del aumento de riesgos en la salud mental, el cambio climático traerá consigo enfermedades a la salud física también, tales como problemas cardiovasculares, infecciones y malnutrición crónica. Aquellos individuos que sufran de problemas de salud crónicos estarán en mayor estrés, en el corto y el largo plazo. 

Todos estos problemas, físicos y mentales, pueden tener un grave efecto en nuestras relaciones interpersonales, en términos de familia, comunidad o poblaciones de una nación completa. En un próximo artículo analizaremos estrategias para desarrollar una mayor resistencia emocional frente a la crisis climática, pero, por ahora, es esencial focalizarnos en salvar al planeta. Si aún no lo has hecho, parte por comenzar a reciclar, volverte vegetariano o darte duchas más cortas. No todo está perdido. Al menos, no todavía.  

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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