Felipe Bunster | Gerente General Mutual de Seguridad
Tiempos de Pandemia: ¿aprenderemos a cambiar nosotros mismos?
Hoy estamos en medio de una pandemia y es deber de todos colaborar para vencerla. Por eso cada uno debe asumir responsabilidades, sin ver el beneficio político o económico que pueda tener. Por eso, me resulta triste ver cómo algunos se desgastan en ataques y duras críticas, en vez de contribuir arduamente a que como país bajemos la tasa de contagios y de paso ayudemos a salvar vidas, logrando así controlar esta pandemia.
Me parece a lo menos insólito que altas ex autoridades y políticos hayan salido en defensa de aquellos que han vulnerado cuarentenas, siempre viendo la conveniencia. Y otros, antes de que la curva de contagios tienda a aplanarse ya estén discutiendo el cronograma electoral, ¿Sabrán ellos qué va a pasar en nuestro país en los próximos meses? ¿tenemos el futuro asegurado?
Esta pandemia nos está enseñando mucho, desde que era aplicable y productivo el trabajo remoto, que es factible la ayuda colaborativa entre países, empresas y partidos políticos y tantas otras cosas positivas que, sin duda, debemos destacar y tener presente una vez finalizada esta contingencia. Pero también existe un lado negativo, ya que aprenderemos a conocer a los que predican y practican la irresponsabilidad, evidenciando que quienes gozan de la relativa comodidad de recibir un sueldo fijo cada 30 días, no son capaces de entender las penurias de aquellos que día a día tienen que salir a trabajar para alimentar a los suyos, para sobrevivir.
Para superar el Covid-19 debemos trabajar en conjunto todos, dejando atrás credos y costumbres con el único objetivo de vencer la pandemia. Dejemos las quejas y reclamos para después. Las decisiones que se adoptan día a día en materia sanitaria serán complejas, porque al ser un virus reciente no gozamos de historia que nos entregue verdades absolutas. Estas decisiones deben ser valoradas y respetadas, porque son tomadas con responsabilidad, tras evaluar numerosas variables que han de considerarse antes de tomar decisiones complejas.
Hoy más que nunca, el bien común consiste en resguardar nuestras vidas y para ello debemos partir con la responsabilidad absoluta al interior de los hogares. Por una parte, se hace obligatorio que cada uno respete las medidas impuestas (cuarentenas, cordones sanitarios, toque de queda) y asuma la responsabilidad cuando deba salir para algo impostergable, sin usar los permisos temporales sin control. Estar en cuarentena o con distanciamiento físico, nos obliga a quedarnos en nuestras casas y no visitar a los vecinos. Pero además, existe la responsabilidad de decidir cómo informarnos. Creer a ojos cerrados lo que nos muestran las redes sociales es sin duda un riesgo, pero también hay una tremenda responsabilidad en la labor de los medios de comunicación para evitar predisponer a la opinión pública y opinar como expertos, cuando no necesariamente lo son, cuestionar decisiones sin contar con estudios o especialidad alguna. Todos, sin excepción, queremos que todo esto pase y que pase pronto.
La OMS explicó recientemente que la etapa que llegará en un par de semanas más, no se trata de una vuelta a la realidad que teníamos antes, sino que “al mantenimiento de vigilancia epidemiológica, tests diagnósticos, en fin, una serie de acciones para lograr que las olas siguientes puedan ser controladas y suaves”. En esta misma línea señala que es necesario empezar a tener presente que tendremos una “nueva economía mundial post Covid-19”, marcada por la importante recesión económica en la cual ya hay agencias financieras y económicas trabajando para que esta pandemia no se traduzca en hambruna, falta de medicamentos, falta de cuidados médicos, una baja importante en la calidad de vida, desempleo, entre otros; es decir, que los efectos de ésta sean lo menos agresivos posible.
Por todo lo anterior, la vida pre Covid-19 nos parece a veces algo lejano, que añoramos profundamente y que en cierta medida no nos resignamos a perder. Lo que como país nos cuestionamos a partir del 18 de octubre, hoy en mayo pareciera que fue hace décadas. Pero, desde mi punto de vista, independiente de la fecha y forma en la cual vayamos retomando la vida, esta pandemia sin precedentes dejará huella. Nada pasará inadvertido. En estos cerca de 50 días hemos adoptado de forma voluntaria o forzada nuevas costumbres y hábitos, dejando de lado algunas actividades o pasatiempos. Buscaremos adoptar las medidas para no volver a recaer en la misma, o bien, si no logramos superarla del todo, hay cosas que se ven absolutamente imposibles de retomar.
Aclaro que soy un convencido que en cualquier caso, como humanidad lograremos adaptarnos, cambiar y adecuarnos. Este cambio será a todo nivel: personal, familiar, laboral y como sociedad. Sin ánimo de exagerar y sin ser jamás pesimista respecto de lo que viene, el mundo a partir del Covid-19 cambiará, pero por muy dolorosos que se vean en el corto plazo muchos de los cambios, siempre son para mejor. Muchas cosas que hasta ahora han sido posibles, quizás no lo serán más. Lo único imposible es resistirse a los cambios, a no modificar nuestras conductas evolucionando o transformando nuestro día a día. Este cambio necesario nos llevará a vivir la vida de otra forma y además a verla desde otra perspectiva, valorando cosas que antes no ponderábamos tanto, así como dejar de perseguir cuestiones que nos producían una falsa felicidad.
Creo que hay pocas citas más indicadas para los tiempos que actualmente estamos viviendo tanto en Chile como en el Mundo, como la del autor austriaco, Viktor Frankl que en su obra “El hombre en busca de sentido”, señala que “cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.