Felipe Bunster | Gerente General Mutual de Seguridad
Una Cuarentena con empatía
En medio de esta la pandemia del coronavirus, el confinamiento puede volverse complejo para todos. De ahí la necesidad de trabajar y desarrollar algunas de las denominadas habilidades “blandas”, que nos permitan administrar mejor nuestra vida laboral y familiar. Dentro de ellas, cabe destacar la empatía.
La empatía puede definirse como la capacidad para conectarse emocionalmente con lo que siente el otro y ponerse en su lugar.
Empatizar con el otro no es tan fácil como creemos y requiere de predisposición y algunas herramientas definidas. No a todos nos resulta tan sencillo el hecho de ponernos en el lugar del otro, así como lograr sentir lo que el otro siente. Se requiere de un esfuerzo y estar conscientes, no es automático.
No es lo mismo sentir el dolor o la necesidad ajena que comprenderla y decidir ser útil para con el otro. El confinamiento, la incertidumbre que hoy por hoy estamos viviendo todos nos altera de manera insospechada. Todos sentimos y vivimos las experiencias cotidianas de diferentes maneras. Por eso, escuchar y tratar de empatizar con el estado anímico de los que nos rodean resulta fundamental. Aunque es natural sentir que tenemos más apatía que de costumbre, preocuparnos de nuestra manera de comunicar, de mirar las cosas desde un ángulo distinto y evitar conflictos innecesarios, ayudará a mejorar el bienestar de todos con los que compartimos.
La empatía permite construir puentes entre las personas y lograr un mejor entendimiento y comprensión. Suena simple, pero usualmente las cosas más simples son las más complejas de ejecutar. Es un potente catalizador y un medio para que fluya la armonía al interior de los grupos, la correcta identificación de necesidades, así como la colaboración activa. Mediante la empatía pasamos a ser personas que sumamos y no que dividimos a la sociedad, enfocándonos en lo positivo.
En tiempos normales, nos cuesta mucho pensar en el otro, más aún lo es en medio de una pandemia como la que hoy vivimos, pero creo que es un momento necesario para desarrollar y practicar esta habilidad.
Es indudable que en estos días cargamos con una mochila de emociones e ideas
que no siempre sabemos cómo sobrellevar. Nos resulta difícil no juzgar a otros y más aún mantener relaciones tanto laborales como familiares donde exista algo de empatía, especialmente al ver ciertos comportamientos egoístas, irresponsables y poco solidarios. Ciertos comportamientos que podemos valorar como irresponsables pueden deberse a circunstancias sociales, personales y humanas que podrían ayudar a no juzgar con tanta severidad a nuestros compatriotas y, más aún, sentenciarlos, pensando que están actuando guiados únicamente por su propio bienestar.
Algunos de nosotros podemos trabajar desde nuestras casas, en un entorno amable, en una casa con espacios y comodidad considerable. Tenemos un lugar en el cual puedo trabajar, una conexión a internet de calidad. Quizás una terraza, sin excesivo ruido que permite asomarse y respirar durante algunos minutos para disminuir la ansiedad. Para algunos, quedarse en casa puede ser un lujo antes que una obligación. Pero no todos pueden decir eso, en especial, dadas las capas de precariedad y la situación sociolaboral y personal que existe en nuestro país, que hoy adquiere un cariz superlativo.
No todos cuentan con un lugar segregado y cómodo; no todos pueden hacer trabajo remoto. Hay miles de personas en nuestro país que comparten viviendas, donde no existe privacidad y el lugar de trabajo pasa a ser la cama de su habitación. También hay casos de familias que no pueden plantearse hacer una compra semanal para estar tranquilos y provistos de toda clase de alimentos, simplemente porque no los tienen y viven con lo justo. Así como personas que no tienen conexión a internet, ni medios de ocio digital. Hemos evidenciado el aumento de la violencia intrafamiliar, donde las familias deben compartir el espacio con su agresor o con alguien que tiene problemas con alguna adicción.
Soy un convencido de que esta cuarentena será más llevadera, si todos vivimos con una mayor empatía. E incluso puede ser un gran un ejercicio que permita avanzar hacia un país que piense en lo común. Muchos creerán que esto no es siquiera posible al ver miles saliendo en masa desde las ciudades a la playa semana a semana, o bien, esos casos de acaparadores compulsivos de alimentos que provocan que varios no puedan comprar y obligan a trabajadores de supermercados a quedarse en jornadas extenuantes, por pensar sólo en su comodidad.
Lo que buscamos con la cuarentena es limitar los contagios, pero para sobrellevarla y lograr vencer esta pandemia, debemos procurar hacerlo practicando la co-responsabilidad en nuestros hogares, así como siendo generosos con los más necesitados. Vivamos esta cuarentena no sólo encerrándonos, sino que, aislándonos, pero teniendo presentes y poniéndonos en el lugar del otro sin importar las condiciones o como esto me beneficia sólo a mí. Si todos somos un poco más empáticos, no sólo venceremos al Covid19, sino que incluso saldremos fortalecidos.