¿Participas a diario en varios chats grupales? Esa avalancha de mensajes de texto podría estar subiendo tu nivel de estrés
Cuando comenzó la pandemia, en marzo del año pasado, los grupos de chat eran la vida. Mantener conversaciones por mensajes de texto con familiares y amigos -viejos, nuevos, cercanos, lejanos- eran la mejor manera de sentirse conectados en esta crisis sin precedentes.
Pero a medida que nos adaptamos a la vida en pandemia, quizás descubriste la otra cara de la misma moneda: en lugar de tranquilizarte, los chats grupales han comenzado a estresarte aún más. Las incesantes notificaciones iluminando la pantalla día y noche, decenas de mensajes sin leer acumulándose, la ansiedad de tener que ponerse al día lo antes posible. Y ni hablar de la culpa que genera el no responder inmediatamente a los mensajes – después de todo, además sentimos que no tenemos buenas excusas para no responder.
Los chats grupales siempre han sido una fuente de estrés para las personas ansiosas, incluso antes de la pandemia. Pero para quienes nunca habían tenido problemas, puede ser desconcertante descubrir que, en la era del distanciamiento social, es posible tener una sobredosis social. Si estas aplicaciones nos traen consuelo y conexión en tiempos de crisis, ¿por qué algunos de nosotros nos sentimos exhaustos y sobrepasados por ellas?
UN ARMA DE DOBLE FILO
La cuarentena ha significado que la gran mayoría de las personas está utilizando aplicaciones de mensajería instantánea. Ya en marzo del 2020, por ejemplo, WhatsApp reportaba un alza de 40% en su número de usuarios. ¡Y por qué no! Los mensajes de texto son casuales, inmediatos y mucho más queridos que los emails.
Somos afortunados: sin Zoom, Microsoft Teams, Slack y WhatsApp, la pandemia sería una experiencia mucho más solitaria. Pero los chats grupales traen consigo una inmediatez e intimidad que pueden hacer que participar en ellas se sienta estresante.
“Una de las razones por las que nos estresan es la necesidad de leer un texto en tiempo real, y la expectativa paralela de la cultura online, de que también responderás en tiempo real”, dice Elias Aboujaoude, psiquiatra de la Universidad de Stanford en California, Estados Unidos, especialista en la intersección de tecnología y psicología. No responder de inmediato nos pone ansiosos –nos da una “sensación de habernos quedado atrás y de haber roto una regla importante de las comunicaciones en línea”.
LA DEUDA DE LA COMUNICACIÓN
Lo peor de quedarse atrás es que eso no significa que te liberes de la conversación: los mensajes que te perdiste se acumulan rápidamente y, antes de que te des cuenta, revisar WhatsApp comienza a sentirse tan engorroso como revisar el correo electrónico del trabajo. Genera una “terrible deuda de comunicación que ahora podemos acumular al tener mensajes asincrónicos”, dice Bernie Hogan, investigador principal del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, Inglaterra.
Antes de la pandemia, podíamos usar la excusa de nuestras ocupadas vidas para justificar el habernos perdido un mensaje o una conversación completa. Si te cansabas y no querías socializar, podías simplemente decirlo. Sin embargo, dado que las opciones para la actividad social se han reducido tanto hoy en día, los chats grupales han llegado a desempeñar un papel más importante en nuestras vidas: nos sentimos obligados a valorar estas interacciones, pero se producen a un ritmo mucho más rápido y con un volumen más alto de lo que estamos acostumbrados. Hoy, interrumpir lo que estás haciendo para participar en el ritual de leer y responder en tiempo real se ha vuelto casi imposible.
NO ERES TÚ, ES LA TECNOLOGÍA
La verdad es que los chats de grupo se llevan la peor parte, pero no es su culpa – es la tecnología en sí misma. Ya sabíamos que estar pegados a nuestros smartphones y computadores era malo para la salud, así que imagina la carga cognitiva que representa el depender de estos aparatos para cada una de nuestras necesidades comunicativas y sociales.
“Cada conversación [de chat grupal] puede tener su propio registro emocional. Cambiar entre estos tiene un ‘costo de cambio’ psicológico tanto intelectual como mental”, dice Hogan, especialmente porque también saltamos entre plataformas de mensajería –WhatsApp, Facebook, Messenger, Instagram, Twitter…
Luego está el hecho de que algunos de nosotros estamos experimentando el agotamiento de todas las noticias desmoralizadoras sobre la pandemia. Aunque al principio pudimos haber acogido con agrado los artículos que nuestros amigos compartieron mientras nos esforzábamos por comprender los impactos del Covid-19, posteriormente comenzamos a temer la corriente de actualizaciones que alimentaban nuestra ansiedad.
“Al comienzo de la pandemia, los chats grupales pueden haber parecido una buena manera de consolar a muchas personas al mismo tiempo. Se podía contar con que todos los miembros del grupo tendrían esta experiencia estresante en común”, dice Aboujaoude. «El problema es que el estrés y la ansiedad que a veces vienen con los mensajes de texto se magnifican exponencialmente en los chats grupales”.
Y también está el problema de las notificaciones que acompañan a cada texto: incluso si todos los mensajes del grupo son stickers, gifs o memes, de todas formas sentimos ansiedad cada vez que nuestro teléfono vibra o se enciende. “Incluso si tienes la capacidad de distinguir los diferentes pitidos y alertas, a esta altura es casi como un reflejo –ese sólo sonido es capaz de desencadenar la ansiedad”, dice Vaile Wright, director Senior de Innovación en el Cuidado de la Salud, en la Asociación Americana de Psicología. “Significa que ha sucedido algo terrible, incluso si no es así”.
SORPRESA: NO NECESITAS EXCUSAS
Si te estás sintiendo que te abruma tu compromiso con el chat, los especialistas dicen que existen formas de combinar la apreciación de estas conexiones importantes con períodos en los que te desconectas y recargas.
“En realidad, no es necesario tener una excusa para no enviar mensajes de texto a alguien de inmediato. Está bien”, dice Wright, y agrega que debemos hacer las cosas que estén bajo nuestro control para salvaguardar nuestro bienestar mental. La experta recomienda apagar las notificaciones, silenciar los grupos o excusarse de un chat grupal por un tiempo. Ella dice que los sentimientos de algunas personas pueden resultar heridos, pero establecer límites es crucial. Explícales que es algo que necesitas, en lugar de simplemente ignorar a las personas, o intenta decir algo como: “No puedo responder a este texto, pero la próxima vez que hagamos una llamada, asegúrense de incluirme”.
El Psiquiatra (Aboujaoude) señala que estar agotado en los chats grupales es una buena razón para redescubrir las llamadas telefónicas, “donde todavía se puede llevar a cabo una comunicación más profunda y menos distraída”. Wright está de acuerdo y dice: “Los chats grupales son excelentes para actualizaciones rápidas o compartir memes divertidos, pero [el medio] realmente no se presta para compartir aspectos importantes de nuestras vidas, brindar apoyo emocional, compartir una risa o un buen llanto. Las llamadas telefónicas brindan más oportunidades para conectarse realmente a un nivel emocional”.
De hecho, la investigación ha demostrado que la comunicación de voz a voz, a diferencia de la comunicación visual, como los mensajes de texto, aumenta tu “precisión empática” y tu capacidad para sintonizar con las emociones de la otra persona, lo que permite una conexión más profunda.
Así que ya sabes: si realmente quieres hablar, tal vez es mejor que levantes el teléfono. Y si necesitas decirles a tus amigos que silenciarás el chat grupal, lo más probable es que lo entiendan. “Una relación sólida resistirá la separación digital”, dice Aboujaoude.