El poder de la retroalimentación: para mejorar, tienes que preguntar
Todas las personas queremos ser mejores en algo: una habilidad nueva que nos encantaría aprender, un viejo mal hábito que nos morimos por cambiar, una relación un tanto dejada de lado que nos gustaría recuperar… La lista es interminable –los aspectos de nuestras vidas en los que nos gustaría hacer cambios positivos y significativos son múltiples.
La mayoría de las veces, sin embargo, no hacemos nada porque no sabemos qué hay que hacer. Investigamos, pensamos en estrategias, implementamos un par de técnicas. Pero pronto nos estancamos, porque siempre queda la duda: ¿Estoy moviéndome en la dirección correcta?
Pues existe una fuente de información tan valiosa que puede ayudarte a generar todos los cambios que quieras, incluso cuando te sientas a la deriva: la retroalimentación.
MIENTRAS MÁS PUNTOS DE VISTA, MEJOR
Nada mejor que la retroalimentación (feedback, en el modo frecuentemente usado del inglés) para combatir la sensación de estancamiento. Necesitas saber qué estás haciendo bien y qué podrías mejorar, para así poder cerrar el espacio que separa el lugar en que estás ahora y aquel al que aspiras llegar. Mientras más retroalimentación consigas, mejor. ¿Pero de dónde se obtiene la buena retroalimentación?
A veces, el feedback es evidente e incluso espontáneo, como cuando alguien se ríe de un chiste tuyo y su reacción te motiva a contar el mismo chiste frente a un nuevo grupo de personas. Otras veces, la retroalimentación forma parte de nuestra vida laboral, a través de una rutinaria revisión formal de nuestro desempeño en el trabajo.
Muchas veces, sin embargo, la retroalimentación no llega a nosotros por arte de magia – debemos salir a buscarla activamente.
¿RETROALIMENTACIÓN PARA AHORRAR ENERGÍA?
Uno de los ejemplos más simples para ilustrar el efecto de la retroalimentación en el cambio del comportamiento, es el consumo de energía. La mayoría de las personas no tiene verdadero conocimiento de su uso de energía: en tu casa, ¿usas más o menos energía que tus vecinos? ¿Cómo es tu consumo de energía en comparación con el promedio nacional? ¿Y el promedio mundial? ¿Cuáles de tus actividades consumen más energía?
Si nunca te habías hecho estas preguntas, no te preocupes. Pero quizás te aliviará saber que, según los estudios, recibir retroalimentación acerca del uso de energía puede rápidamente lograr un cambio duradero en los hábitos de los consumidores.
Investigar sobre cómo disminuir tu consumo de energía es un buen punto de partida si decides que quieres hacerlo… pero recibir comentarios sobre los impactos de tus decisiones es igual de importante. Es por lo mismo que hoy las empresas de energía han comenzado a proporcionar información detallada a sus clientes sobre sus consumos, como la cantidad utilizada en meses comparables, en qué se gasta la mayoría de la energía del hogar y el uso según la hora del día. Algunas compañías van incluso más allá, al relacionar el consumo de energía con efectos locales y globales, como apagones y contaminación lumínica.
Así, las personas pueden ajustar su comportamiento cambiando los electrodomésticos o aislando mejor su hogar, y pueden mantenerse motivados para apegarse a su nueva rutina gracias a la constante retroalimentación que reciben. Intentar realizar cambios sistémicos en la vida es aún más difícil sin recibir comentarios al respecto, que te ayuden a establecer metas, reforzar los hábitos positivos y a inspirarte para tomar aún más medidas.
¡NO TEMAS PREGUNTAR!
Preguntar cómo puedes ser una mejor pareja, un mejor miembro de un equipo, un mejor amigo o líder, es requisito indispensable para mejorar. Después de todo, si tus acciones eventualmente van a provocar que te despidan, divorcien o engañen, ¿no prefieres que te comuniquen los pasos que estás tomando hacia el desastre? La retroalimentación brinda la oportunidad de discutir soluciones y realizar cambios (antes de que sea demasiado tarde).
Los escritores tienen editores, los atletas tienen entrenadores y los actores tienen directores. Tú, si deseas un feedback honesto, debes prepararte para escuchar cosas que, quizás, no quieras escuchar. Cuando solicites comentarios, explica que estás buscando identificar tus puntos ciegos y que estás buscando información que realmente te ayude a mejorar. Sé amable con los resultados, incluso si son desagradables. Recuerda –escuchar una perspectiva no significa que la apoyes.
…PERO NO ESCUCHES EL RUIDO
Por supuesto, no toda la retroalimentación es buena – a veces, es sólo ruido. Saber cuándo ignorar los comentarios que no son útiles o que tienen malas intenciones es tan necesario como saber pedir retroalimentación constructiva.
Por ejemplo, ¿sabías que la retroalimentación y las opiniones no son lo mismo? La retroalimentación se basa en la observación y las reacciones a tus acciones específicas; su objetivo no es decir lo que deberías estar haciendo, sino que ampliar tu perspectiva respecto a lo que estás haciendo. Las opiniones, en cambio, sólo indican cómo se siente una persona acerca de un aspecto particular del mundo – no tiene nada que ver contigo en particular.
EL PODER DE LA RETROALIMENTACIÓN
Cuando aprendas lo poderosa que puede ser la buena retroalimentación, es posible que desees dar más. Al darle feedback a otras personas, pregúntate qué información podrían necesitar para realizar un cambio significativo. Dar buenos comentarios no se trata de convencer a los demás para que hagan las cosas a tu manera, sino que intenta brindarles información para que puedan mejorar sus propios métodos.
El buen feedback requiere ser consciente de lo que estás diciendo y cómo lo dices. Para retroalimentar a alguien, hazlo personal, proporciona ejemplos específicos y asegúrale a la otra persona que estás tratando de ayudarla a ser la mejor versión de sí misma, no de señalar sus defectos. Cuida tu tono -eres un miembro del equipo, no un acusador- y elige sabiamente tu momento: al final de un ajetreado día de trabajo, probablemente no sea el momento de dar una retroalimentación constructiva. La gente necesita espacio para escuchar y procesar lo que tienes que decir.
Todo el mundo está intentando mejorar en algo. Ya sea para el trabajo, para las relaciones o simplemente para el día a día, nunca subestimes la importancia de una retroalimentación constructiva para ayudarte a alcanzar tus metas.