Cuando hablamos de ACOSO, las denuncias son sólo la punta de un enorme Iceberg
Creando conciencia, empatía y respeto
Contenido de expertos en colaboración con Espacio Mutuo
Aqui tienes algunas formas de Ciberviolencia… ¿Cuántas conoces?
- Amenazas
- Ciberbullying
- Ciberacoso
- Memes
- Grooming
- Sexting no consentido
- Body Shaming
- Slutshaming
- Network mobbing
- Ciberproxenetismo
- Pedocriminalidad
- Trolls / Bots
- Happy Slapping
- Doxing
- Zoom boombing
- Cyberflashing
- Sharenting
En todas estas opciones queda en evidencia que lo virtual no es ficticio y lo que pasa en línea afecta a nuestra vida real.
La Superintendencia de Educación, mostró un aumento de las denuncias en un 86% en el 2020 y no nos sorprendió. En diciembre de 2020 ya habíamos evidenciado esta situación, en nuestro estudio de ciberacoso y salud mental que hicimos juntos a la UDD, StatKnows y el Observatorio de Participación Ciudadana y no Discriminación del Ministerio Secretaria General de Gobierno, el 49% de los y las jóvenes entre 15 y 29 años a nivel nacional vivieron ciberacoso en los últimos tres meses al menos en una ocasión y un 65% han sido testigos de ese fenómeno.
La pandemia nos extendió geográficamente y trajo grandes desafíos digitales para los que no estábamos preparados como sociedad, como adultos, como profesionales y menos en los colegios, pero somos hábiles viendo los efectos y no analizando las causas.
El acoso en las escuelas comienza generalmente en las relaciones cara a cara y suele extenderse ágilmente al ámbito online, se trata de una dinámica de abuso y violencia en escolares ejercido por los mismos pares, pero no sucede solo a nivel escolar o educación superior, sino también se ha visto fuertemente – y con efectos tan graves como el suicidio – en ambitos laborales; es decir, no solo afecta a los pequeños, sino que involucra a adultos, profesionales, incluso trabajadores del área de la salud.
El acoso escolar no es una situación estática que se soluciona con un buen protocolo de convivencia. Es más bien la razón de fondo que genera espacios de mala convivencia: es el enfoque en los síntomas y no en las causas. El principal motivo viene de las victimizaciones y sus síntomas que los y las jóvenes pueden estar viviendo. ¿Qué va a pasar cuando volvamos a encontrarnos luego de no habernos visto en casi 2 años?
¿Es posible afrontar este fenómeno de una manera integral, positiva y solidaria? ¿o evadir y escapar son las únicas opciones disponibles para quienes experimentan el acoso?
¿Cómo elaboramos estrategias de empatía, solidaridad, compromiso y responsabilidad social que perduren en el tiempo más allá de lo que pueda durar un buen letrero de “No más Bullying”?
Es fundamental implementar herramientas eficientes de sensibilización que generen conciencia, unión en las comunidades y no discusiones entre apoderados tan fuertes como las que se ven a diario en los grupos de whatsapp. Involucrar a alumnos y profesores, generar instancias de solidaridad, empatia, responsabilidad social, autocuidado y reportabilidad para prevenir victimización e identificarla de forma temprana antes que evolucione en autolesiones, agresiones a terceros o en suicidio.
TODO PRIVILEGIO INVOLUCRA RESPONSABILIDAD
Las denuncias son sólo la punta del iceberg de un problema aún mayor, que es el de la salud mental de los y las jóvenes en Chile. Hay muchas comunidades preocupadas por su prestigio ante las denuncias, pero el prestigio es coherencia de vida, es una relación entre lo que yo digo lo que yo hago y no escapar evitando tener denuncias. Educar es seducir con valores; la empatía levanta puentes de comprensión y no de tolerancia.
Lo decimos desde nuestra experiencia. El 22 de mayo de 2018 nuestra hija, Katy Summer, murió por suicidio tras ser víctima de un aterrador ciberacoso por parte de su comunidad escolar. Esto quedó plasmado en una frase de su carta de despedida: “me aterra ir al colegio”.
¿Has hablado de acoso con tu hijo o hija? ¿Se siente en un ambiente seguro en su comunidad, ya sea presencialmente o vía online?
El punto principal acá es que, como sociedad, como comunidades escolares, como padres, cuidadores y adultos responsables, estamos llegando tarde. Pero llenarnos de miedo densifica nuestra realidad y limita nuestro movimiento. ¿Cuántos casos de crisis de pánico has escuchado durante la pandemia? ¿cuántos casos de alopecia? ¿cuántos casos de agresiones sin motivos, reacciones agresivas sin justificación?
En época de Prepandemia la discusión sobre temas digitales se centraba en la pertinencia del uso de dispositivos móviles en las aulas de clase. Es decir, se conversaba acerca de dispositivos y no de contenidos: ¿la solución era realmente eliminar el dispositivo?
La pandemia nos obligó a incorporar ágilmente la tecnología en el proceso de aprendizaje, dejando en evidencia lo poco o nada preparados que estábamos para hacernos cargo de mediar en estos espacios digitales. El foco inicial, aún presente, ha sido saber cómo entregar contenidos a través de un medio digital. Pero la conversación en torno a la convivencia, que es lo que más debería preocuparnos, no se ha dado con la misma agilidad ni prioridad que se ha requerido y trae como resultado mayores denuncias.
Estamos culturalmente acostumbrados como sociedad a vivir en la desconfianza y la rigidez: ¨Más vale malo conocido que bueno por conocer¨. Hoy necesitamos abrirnos a la sensibilización que nos hace entender y genera un compromiso. ¿En quién vamos a confiar, en el problema o en nuestras capacidades?
Todos necesitamos un cierto nivel de presión para lograr un mejor nivel de eficacia. Nosotros como Fundación Summer creemos que ser positivos significa que hay mucho por hacer que aún no hemos hecho. Y los estudios que hemos realizado demuestran que esto no es sólo asunto de niños y niñas, sino de jóvenes / adultos hasta 29 años (rango encuestado).
¡LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO ES LIBERTAD DE AGRESIÓN!
Es necesario valorar que haya una mayor sensibilización y desnormalización de estas formas de violencia. Que los estudiantes denuncien estas prácticas, ya que el grupo más grande involucrado en dinámicas de acoso y ciberacoso ¡son los testigos! No sepulten su grandeza en justificaciones y excusas para no hacer nada, renunciando a lo que sí podemos hacer.
Es por esto que – todo aquel que presencie situaciones de ciberacoso – no debe fomentar la situación convirtiéndose en un testigo pasivo (cómplice) o simplemente guardar silencio cual encubridor.
No den like, no compartan los contenidos que agreden a otros, asegúrense de que quien esté viviendo situaciones de acoso y ciberacoso esté acompañado de alguien responsable y conviértanse en testigos salvadores que cambian la cultura.
“El mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que hacen mal, sino por aquellos que miran y no hacen nada” – Albert Einstein.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad