Ser perfeccionista puede jugar en contra
La exigencia es una cualidad intrínseca en las labores de hoy en día, sin embargo, ser perfecto o intentar alcanzar la perfección, no siempre es sinónimo de bueno. Según los expertos, el perfeccionismo tiene dos caras: la saludable y la contraproducente. Aprender de una y evitar la otra es una tarea necesaria cuando nos vemos enfrentados a cualquier desafío.
El perfeccionismo favorable es aquel que nos permite mejorar y cumplir nuestras propias metas. Si además se ocupa una posición de liderazgo, puedes inspirar al equipo para que establezca altos estándares y pueda lograr sus objetivos y los de la compañía. Pero demasiado enfoque en la perfección puede hacer oscilar el péndulo hacia un territorio poco amigable, algo que los psicólogos llaman “perfeccionismo desadaptativo».
Para Xiomara Polywoda, psicóloga especialista en Seguridad y Salud Laboral de Mutual de Seguridad, la exigencia o la búsqueda de la perfección no es algo negativo. Al contrario, dice, ayuda a desafiarse personalmente y también obtener mejores resultados. No obstante, el problema radica cuando la búsqueda de perfección es extrema y alcanza niveles patológicos que afectan la normalidad. Es así como se pueden ver problemas de irritabilidad e imposibilidad de desconexión laboral, entre otros.
¿Dónde se origina el problema?
La cultura organizacional puede ser uno de los responsables de generar demasiado énfasis en la perfección, sobre todo si ello viene de un líder que tiene esas características. Las políticas implementadas para la obtención de resultados pueden hacer caer a una compañía en un perfeccionismo desadaptado, en que se entregan mensajes que refuerzan ese comportamiento.
Un perfeccionismo en demasía puede verse reflejado en la preocupación excesiva del control de resultados, el miedo y la no tolerancia a cometer errores y el llamado a la tranquilidad constantemente. Cuando un trabajador presenta esas señales, se debe realizar una mirada grupal, para después enfocarnos en la persona. La mejor forma de trabajar es siempre en equipo, ya que esto propicia los espacios de conversación y retroalimentación.
Tres formas de ayudar
Si un miembro del equipo es muy autocrítico y gira en un círculo vicioso de culparse a sí mismo. No basta con decir “deja de ser tan duro contigo mismo”, sino que, como líder, la tarea es ayudarle a desarrollar habilidades y una nueva perspectiva para cuando se enfrente a un problema. Una de las mejores maneras de hacer esto es ayudar a los trabajadores a darse cuenta de hasta qué punto las «historias» que se cuentan a sí mismos se interponen en su progreso.
RECONOCER AL CRÍTICO: Todos tenemos un crítico interno que evalúa nuestras acciones. Por eso es importante validar con el miembro de tu organización que “El Crítico” se presenta en todas y cada una de las personas. Ayúdalo a ver que es la forma en que manejamos esta voz de duda, lo que determina si somos capaces de recuperarnos.
¿CUÁLES SON SUS HISTORIAS?: Los seres humanos dan sentido al mundo llevando a cabo un monólogo interior sobre sus observaciones, experiencias e interacciones. Estas “historias” en nuestras cabezas parecen la verdad absoluta. Pero en realidad, hay muchas formas de ver el mundo. Y un gran líder ayuda a las personas a ver narrativas alternativas que pueden guiar a las personas fuera del desánimo y hacia la esperanza.
DAR UN PASO ATRÁS: Para ganar perspectiva, a veces necesitamos salir de nosotros mismos. Si una persona está realmente atrapada en el ciclo de vergüenza/culpa, podría ser útil sugerirle este ejercicio: “Imagina que estás consolando a un colega que se siente mal por un error que cometió en el trabajo. ¿Qué les dirías?”. Esto los ayuda a distanciarse de su situación y a mitigar lo que los psicólogos llaman «catastrofismo»: la tendencia a tomar pequeños errores y sacarlos de proporción.
La autocompasión no significa liberar a la gente de sus errores. Se trata, en cambio, de fomentar una mentalidad saludable para recuperarse de los contratiempos, desarrollar la resiliencia y experimentar una vida laboral más productiva. El resultado de esto es una victoria para todas las personas de una organización.
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