Felicidad instantánea: si estás teniendo un mal día, haz algo bueno por otra persona

por | Ago 2, 2021 | El Valor de Vincularse

A veces somos injustos con la felicidad. Creemos que ser feliz se trata sólo de nosotros mismos: nuestro placer, nuestra satisfacción, nuestra plenitud. Y si bien un poco de hedonismo y egocentrismo de vez en cuando no está mal, para alcanzar la verdadera felicidad -esa que todos y todas buscamos- necesitas más ayuda de lo que crees

O, en realidad, necesitas ofrecer tu ayuda más de lo que crees… ¿Qué pasaría si, en lugar de focalizarnos sólo en nosotros mismos, la felicidad viniera de intentar hacer felices a lo demás?

LA FELICIDAD DEL RESTO

Este nuevo enfoque de la felicidad es lo que descubrió un estudio reciente. En el experimento, un grupo de estudiantes universitarios reportaron sus niveles de felicidad y su sentido de autonomía, competencia y conexión con el resto –todos aquellos aspectos que los investigadores consideran “necesidades psicológicas básicas” para el bienestar. 

Luego, a cada uno se le asignó al azar la tarea de hacer algo para sentirse más felices, hacer más feliz a otra persona o socializar. Asignar a un grupo para socializar ayudó a determinar si buscar la felicidad para otro tenía un efecto más allá de simplemente estar en presencia de alguien.

Más tarde ese día, después de hacer sus tareas, los participantes informaron lo que hicieron y luego volvieron a llenar los cuestionarios de felicidad y necesidades. Aquellos que habían hecho algo para que otra persona se sintiera mejor eran mucho más felices ellos mismos que los participantes de los otros grupos, y su mayor felicidad estaba ligada a un sentimiento más fuerte de conexión con esa persona.

LA FELICIDAD DE CONECTAR

El hallazgo no sorprendió demasiado a la investigadora principal, Milla Titova. La científica dice que encaja con las investigaciones anteriores acerca de la felicidad, las cuales han encontrado que dar a los demás te hace más feliz que darte a ti mismo –y que perseguir la felicidad directamente para ti mismo a veces resulta contraproducente

“Hacer felices a los demás es más significativo para las personas que simplemente socializar con ellos o hacer algo para mejorar nuestra propia felicidad”, explica. “Cuando nuestro objetivo es hacer más felices a los demás, nos sentimos conectados con ellos –nuestras necesidades de conexión se satisfacen mejor- lo cual es importante para nosotros”.

LA FELICIDAD ES CONTAGIOSA

Aunque hablar de contagios todavía nos pone nerviosos, no siempre son malos: la felicidad también se puede transmitir de persona en persona. En otra parte del estudio, Titova y su equipo intentaron descartar la posibilidad de que hacer feliz a otra persona te haga feliz sólo por el “efecto contagio”, que explica cómo las emociones se esparcen entre la gente. 

Para comprobarlo, repitieron el experimento pero, esta vez, los participantes debían identificar al destinatario de su amabilidad y describir qué tan felices parecían después de ayudarlos. Luego, los científicos se contactaban con el individuo y medían sus verdaderos niveles de felicidad. 

Los investigadores encontraron que el nivel de felicidad del receptor no parecía estar relacionado con el aumento de la felicidad de la persona que intentó hacerlos felices, lo que sugiere que el cambio va más allá del contagio de emociones. En realidad, lo que sí hizo más felices a los participantes fue el simple hecho de percibir que sus esfuerzos marcaron una diferencia en la felicidad de otros. 

“Si pensamos que la otra persona se siente bastante bien, eso es suficiente para que nosotros nos sintamos bastante bien”, dice Titova. “Es sólo que no siempre somos precisos al evaluar los sentimientos de las otras personas”.

HAZ FELIZ A UN DESCONOCIDO

Titova y sus colegas también analizaron cómo podría desarrollarse este efecto entre extraños. Los investigadores se acercaron a las personas que estaban estacionadas en una calle de la ciudad y les dieron un par de monedas a cambio de que completaran encuestas sobre su bienestar. 

En algunos casos, se les dieron las monedas para que las guardaran o para costear el parquímetro mientras respondían el cuestionario. En otros casos, sin embargo, se les dijo que pagaran el parquímetro de otra persona, y a algunos se les pidió que dejaran una nota en el tablero del automóvil del extraño explicando lo que habían hecho.

Posteriormente, los investigadores compararon la felicidad de los 4 grupos y qué tan satisfechos se sentían. Aquellos que pusieron dinero en el medidor de otra persona fueron significativamente más felices que aquellos que pusieron dinero en su propio medidor o simplemente se quedaron con las monedas. Dejar una nota aumentaba aún más la felicidad de una persona.

Titova cree que esto tiene sentido, dado que hacer más feliz a otra persona nos hace más felices al aumentar nuestra relación con esa persona. Pero también podría ser que a la gente le guste recibir el crédito por una buena acción –o que la nota sea, en realidad, otro acto de bondad, aumentando aún más la conexión.

Cualquiera que sea el caso, parece que hacer algo amable por cualquier persona es mejor para nuestra felicidad que obtener algo para nosotros mismos. “No es necesario que conozcas a la persona a la que estás tratando de hacer feliz, ni necesitas una interacción física real con esa persona”, dice la experta. “Funciona, incluso con un extraño”.

Aunque el estudio es preliminar y Titova advierte contra la aplicación del hallazgo en otros contextos culturales, los resultados de todas formas sugieren que concentrarse en hacer felices a los demás puede ser una clave para la felicidad propia… y esa es una idea que vale la pena considerar.

“Es contradictorio para algunas personas, pero si no estás teniendo el mejor día, deberías pensar en hacer algo bueno por tu pareja o tu familia en lugar de concentrarte en ti mismo”, dice. “Puede que esa opción no sea la que se te viene a la cabeza de manera natural, pero es un hábito que, probablemente, sea más efectivo”.

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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