La comunicación es la cura: cómo hablar con tus seres queridos sobre el virus, vacunas y mascarillas

por | Ene 4, 2021 | El Valor de Vincularse

Desde su primera aparición hace casi un año, el virus del COVID-19 ha ido evolucionando –así como también la forma en la que la población se enfrenta a él. Si en un comienzo el distanciamiento social y la prevención eran medidas adoptadas por la mayoría de las personas, hoy cada vez son más quienes han dejado de tomar las precauciones necesarias. 

Ya sea por creencias políticas, conspirativas o simplemente por impaciencia, muchas personas -incluso aquellas pertenecientes a los grupos de riesgo- han decidido dejar de lado las recomendaciones sanitarias de las autoridades, provocando un quiebre en sus familias y amistades. 

Y el ambiente está cada vez más tenso. ¿Pero qué se puede hacer? Si un ser querido pasó de usar mascarilla a dejar de usarla, ¿cómo puedo convencerlo de que está equivocado? Y si la sola mención del asunto provoca una acalorada discusión, ¿vale la pena intentarlo? Pues los psicólogos expertos en pandemias y en comportamiento humano creen que sí. 

EVITA LA CONFRONTACIÓN

Existen formas de prevenir que las disputas provocadas por la crisis sanitaria quiebren para siempre tus relaciones. En primer lugar, por ejemplo, evita las confrontaciones directas en estos momentos de incertidumbre y ansiedad. 

“Siempre prefiere ser empático primero”, dice Amy Pisani, directora ejecutiva de Vaccinate Your Family, la organización sin fines de lucro más grande de Estados Unidos dedicada a la defensa de las vacunas. “Si tienen una historia personal, empieza por sus valores compartidos”. 

Con las primeras vacunas contra el COVID potencialmente a punto de estar disponibles, Pisani y sus colegas han intensificado su alcance en un intento por educar al público sobre cómo se desarrollan y aprueban las vacunas, y para combatir la información falsa que se difunde sobre ellas. 

Es importante tener siempre en cuenta de dónde viene la gente -por qué piensa lo que piensa-, incluso cuando tienen puntos de vista diferentes. “Tienes que basar tu discurso en la persona a la que le estás hablando», dice Pisani. «Puedes estar frente a una persona que se concentra en un rumor en particular, o puedes tener una persona que quiere más datos, por lo que sería mejor brindarles más información concreta».

AYÚDALOS A SACAR SUS PROPIAS CONCLUSIONES

Pero encontrar puntos en común puede ser desafiante. El doctor Alexander Yudovich, especialista en pediatría en Houston, Estados Unidos, sabe de primera mano cómo incluso las publicaciones más bien intencionadas en las redes sociales pueden interpretarse como provocaciones. Después de ver que se compartía información falsa en sus redes sociales, decidió usar su propio conocimiento médico para contrarrestar la información errónea y brindar ayuda a cualquiera que esté dispuesto a escuchar.

Las publicaciones de Yudovich en Facebook han abordado todo, desde teorías de conspiración sobre el origen del virus hasta mitos sobre la efectividad clínica de la hidroxicloroquina y desinformación sobre la inmunidad colectiva. El doctor relata que sus publicaciones han provocado varias confrontaciones y que ha sido bloqueado incluso por un puñado de sus conocidos, pero su formación médica -en particular una táctica conocida como entrevista motivacional– lo ayudó a encontrar puntos en común. En lugar de decirles a los pacientes lo que deben hacer para mejorar su salud, las entrevistas motivacionales pretenden interactuar con las personas para que sus propias motivaciones y valores guíen los cambios de su comportamiento.

“Mi enfoque de la medicina es que me gusta que los pacientes lleguen a sus propias conclusiones», dijo Yudovich. “Hago muchas preguntas abiertas y los dejo hablar, y luego puedo usar sus propias palabras para ayudarlos a comprender sus problemas médicos”.

POR FAVOR, NO CREAS TODO LO QUE LEES EN INTERNET

Incluso las tácticas más astutas pueden quedarse cortas frente a los amigos y familiares que han absorbido todas las teorías conspirativas que se han propagado por redes sociales. 

Steven Taylor, psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, Canadá, dice que la confrontación está particularmente condenada al fracaso cuando se habla con personas que han caído en la trampa de la conspiración.

“Muchos teóricos de la conspiración obtienen una puntuación alta en un rasgo llamado reactancia psicológica, que, en pocas palabras, es como una reacción alérgica a que se les diga qué hacer”, dijo Taylor. «Tenemos que pensar en mensajes que no provoquen esa reactancia psicológica».

En su lugar, encontrar formas no conflictivas de atraer a las personas -que no desafíen abiertamente su sentido de sí mismos o su libertad- puede ser más efectivo, un concepto al que Taylor se refiere como “introducir empujones conductuales». En lugar de insistir en los beneficios científicamente probados de usar mascarilla, por ejemplo, la gente podría intentar convencer a sus amigos y familiares de que se cubran la cara por el bien de su comunidad.

Y aunque las redes sociales e Internet han hecho que las teorías conspirativas formen parte de la vida diaria de millones de personas, Taylor enfatizó que la desinformación no es un problema nuevo, lo que puede significar que no necesariamente necesita nuevas soluciones.

LA HISTORIA SE REPITE

En 2019, antes de que se informara del primer caso de COVID-19 en humanos, Taylor escribió un libro titulado «La psicología de las pandemias: preparación para el próximo brote global de enfermedades infecciosas«. En los meses transcurridos desde que surgió el primer brote de coronavirus, ha estado rastreando el virus y sus consecuencias psicológicas.

Y lo que encontró más sorprendente es cuánto los eventos de esta pandemia reflejaron otros brotes a gran escala en la historia. “La forma en que estamos reaccionando hoy -ya sean anti-mascarillas o personas que experimentan ansiedad anticipada en función de cómo se difunde la información- es muy similar a cómo reaccionó la gente hace un siglo«, dijo Taylor. «Hay una cierta coherencia en el comportamiento humano».

El experto señaló ejemplos como la Liga Anti-Máscara de San Francisco, que surgió durante la pandemia de influenza de 1918 en respuesta a una ordenanza de la ciudad que requería que las personas usaran máscaras para frenar la propagación del virus (¿te suena familiar?). 

LAS PARTICULARIDADES DEL PRESENTE

Pero a pesar de todas las similitudes, existen algunas diferencias clave que han hecho que la rebelión social y la difusión de desinformación sean aún más desafiantes hoy en día.

«El ciclo de noticias 24/7 y las redes sociales han creado una cámara de resonancia y les han dado a los consumidores la capacidad de tomar un papel activo en la prevalencia de una noticia», dijo Taylor. «Cuando se trata de teorías de conspiración, desinformación o protestas, la gente ahora tiene las herramientas para hacer que estas cosas lleguen a más y más personas».

Los hábitos en redes sociales que posee cada persona pueden influir en sus opiniones sobre la pandemia. Facebook puede ser el primer lugar de exposición a teorías conspirativas sobre el virus y las vacunas en desarrollo, para luego incentivar a las personas a buscar nuevas comunidades online -como Reddit- con gente que atraviese desafíos similares con sus amigos y familiares.  

Sander van der Linden, psicóloga social de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, dice que el surgimiento de teorías de conspiración en tiempos de convulsión ha sido bien documentado a lo largo de la historia. «Lo que se ve a menudo es que, en tiempos de incertidumbre, ya sea política, económica o social, hay un aumento en las teorías conspirativas», explica van der Linden.

EL VIRUS DE LA DESINFORMACIÓN

Y ese es precisamente el principal motivo de preocupación. La investigación de Van der Linden ha demostrado que las personas que creen en la información falsa sobre el coronavirus son menos probables de usar mascarillas o vacunarse, lo que hace que sea fundamental en esta coyuntura de la pandemia tratar de involucrar -en lugar de ignorar- a los seres queridos escépticos.

Shauna Bowes, quien está cursando un doctorado en psicología clínica en la Universidad de Emory, Estados Unidos, ha realizado investigaciones sobre qué hace que las personas sean propensas a creer en teorías conspirativas. Es un campo de investigación en evolución, pero Bowes dice que están surgiendo algunos hilos comunes.

“Encontramos esta mezcla de desapego social y alienación, en conjunto con una menor consideración, un menor control de los impulsos y también algunas certezas intelectuales indebidas y exceso de confianza”, dijo. 

Si las creencias de una persona están relacionadas con sentimientos de aislamiento social o ansiedad, es importante abordar las conversaciones difíciles con respecto y compasión, dice Bowes -incluso aunque estés a punto de perder la paciencia. “Creo que queremos tratar de lograr este equilibrio entre brindar precisión, desafiando su visión del mundo, pero diciendo ‘estoy aquí para ti. Te quiero. Te escucho’”, dijo la experta. 

Después de todo, es ese tipo de empatía la cura que podría ayudar a las familias a protegerse y, al mismo tiempo, sanar sus divisiones. Y con el tan anticipado fin de la pandemia a la vuelta de la esquina, sobrevivir a los acontecimientos del presente puede requerir fortalecer los lazos que nos unen a los demás (además de preservar nuestra buena salud, claro está). Recuerda: al final del día, tu familia siempre será tu familia. 

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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