No es una sorpresa decir que la aparición del COVID-19 golpeó y transformó todo en múltiples planos. Nuevas estructuras y dinámicas se instalaron repentinamente en la manera de socializar, aprender, trabajar y también de relacionarnos con el entorno y los hábitos de consumo.

Desde la vereda de la demanda, usuarios y clientes finales se volvieron más exigentes y empoderados. Ante la incertidumbre, incurrieron en la compra masiva de todo tipo de artículos, principalmente productos básicos y otros que se transformaron en primera necesidad. El e-commerce explotó sin que hasta ahora haya dado un paso atrás en el volumen de ventas, aumentando las expectativas en la disponibilidad de stock y la promesa en los plazos de entrega, la famosa llamada “última milla”. También empezaron a masificarse otros modelos de despacho, para dar una respuesta eficiente.

Lo anterior, puso en jaque al otro jugador del tablero. Muchas de las empresas se vieron impactadas, estresadas y desafiadas a mantener en medio de la pandemia, la estabilidad de sus cadenas de suministro, puesto que no estaban del todo preparadas para afrontar los cambios repentinos y dramáticos en la oferta y la demanda. De hecho, una reciente encuesta de Gartner, demuestra que solo una de cada cinco empresas (el 21%) cuenta en la actualidad con una red de abastecimiento altamente resistente. 

En esta nueva realidad, la palabra clave para las áreas de logística ha sido la resiliencia, aquella cualidad que permite adaptarse de manera ágil a las nuevas circunstancias que, muy probablemente, se mantendrán después de la crisis sanitaria. Para transformar esta situación, se volverá cada vez más importante estar preparados para afrontar cualquier contingencia, de tal manera de asegurar la operación de los negocios, una gran lección que nos dejó el COVID-19.

En este sentido, la tecnología se ha vuelto un aliado cada vez más estratégico, dado que permite mantener tanto la operación interna como la continuidad de procesos hasta llegar al cliente final. Es una herramienta clave para, por ejemplo, acceder a la información en tiempo real de tal manera de controlar la trazabilidad de la cadena de valor, adoptar buenas decisiones, y también simplificar procesos para dar respuesta eficiente a las nuevas demandas, a fin de ganar participación de mercado y no perder la confianza de los consumidores.

También para anticipar, es importante visualizar con super asertivos en producción, demanda, inventarios, puntos de venta, peak dates y demandas de despacho, para garantizar una operación eficiente y contar con clientes felices que seguirán comprando.

Hoy, empresas como SAP ofrecen softwares y soluciones que entregan simulaciones rápidas, basadas en escenarios supuestos, con alta asertividad de pronósticos y así responder adecuadamente a preguntas tales como qué vender, cuánto debo tener en los inventarios, dónde producir para abastecer la demanda, cómo planificar correctamente la cadena de distribución, desde dónde sacar suministros para estar más cerca de mi cliente final, entre otros importantes cuestionamientos.

Estas tecnologías, con aplicación en los más diversos ámbitos, se vuelven aún más relevantes cuando se integran a la industria de servicios. En el área médica y de salud, por ejemplo, logran aportar agilidad y fluidez a una cadena de valor extremadamente compleja, integrada por una multiplicidad de actores: fabricantes de insumos y medicamentos, distribuidores, comercializadores, proveedores de servicios, profesionales, organismos regulatorios y previsionales, entre otros. De esta manera, desarrollar un control inteligente, ofrece a las instituciones médicas la posibilidad de planificar de manera rápida y efectiva los recursos, equipos e insumos críticos necesarios para tratar a los pacientes.

Un panorama que adquiere especial importancia en la era COVID- 19, donde uno de los aprendizajes ha sido que todo puede cambiar de forma repentina. Para sostenerse en esta transformación y no morir en el intento, el llamado a las empresas y negocios es a prepararse e incorporar desde ya soluciones correctas que permitan reevaluar los procesos logísticos y las cadenas de suministro, así como identificar mejoras en términos de calidad, capacidad, entrega, costo y capacidad de respuesta. Elementos claves en el mundo actual para construir capacidades de abastecimiento resilientes y flexibles de punta a punta, siempre.