Sin lugar a duda, el año 2020 será recordado como el “año de la Pandemia”, hito que marcó todos los ámbitos de nuestras vidas; el necesario cuidado de la salud física y mental, el impacto en la economía y el empleo y las implicancias de vivir en un mundo globalizado.

Junto a ello, a quienes por el ámbito profesional nos dedicamos al estudio, práctica y desarrollo del Derecho del Trabajo vimos como esta disciplina cobró una esencialidad pocas veces valorada. 

En efecto, fuimos testigos de la centralidad del Derecho del Trabajo, de la importancia del desarrollo de políticas públicas que protejan y estimulen el empleo, así como también los necesarios mecanismos para tutelar oportunamente el derecho a la vida y salud de los trabajadores. 

Así también, otra enseñanza que nos dejó este año, es la relevancia del diálogo social al interior de las empresas y la búsqueda de acuerdos entre los actores sociales en pos de hacer coincidir las legítimas diferencias, que muchas veces se intentan exacerbar, pero que en momentos históricos como el vivido este año son capaces de coincidir en búsqueda de un beneficio mayor.

Por último, en el ámbito judicial quedará como legado el desarrollo jurisprudencial en cuanto al deber tutelar del empleador en la debida protección del derecho a la vida y salud de los trabajadores, y como estos tienen una conexión directa con el derecho constitucional que lo consagra. Así también la aplicación práctica de normas como rol cautelar del juez en caso de procesos judiciales por vulneración de derechos fundamentales, y el artículo 184 bis del Código de Trabajo, que consagra una especie de resistencia legítima en caso de amenazas reales y razonables.

El rol, para quienes estamos insertos en el día a día en esta área del derecho, consistirá en que esta relevancia no esté reservada sólo para hechos esporádicos y de gran envergadura que pueda experimentar el mercado del trabajo, sino que sean valores permanentes dentro del ejercicio.

Sin lugar a duda, fue un año de aprendizaje y valorización, donde los temas tratados, abordados, legislados y avanzados no deberían quedar restringidos al 2020, sino que sea un eje transversal para el tiempo venidero.