¿Lo extrañas? Los insospechados beneficios de conversar en la oficina
Hablaban del clima, del fin de semana, del último capítulo de esa serie que todos están viendo. La conversación no tenía nada de importante, era una agradable distracción entre informes, correos y reuniones estresantes.
¿Recuerdas lo que era quedarse charlando unos minutos con tu compañero o compañera de oficina? En persona, por supuesto, cara a cara; no a través de una videollamada, como probablemente haces ahora.
Al trabajar desde casa, replicar ese tipo de comunicación es muy difícil. Por lo mismo, todos hemos aprendido a valorar más las interacciones que solíamos tener antes de la pandemia…
EL ESTUDIO DEL SMALL TALK
Small talk (“charla pequeña” en su traducción literal del inglés) se refiere a esos intercambios corteses, alegres y superficiales que no están relacionados con el trabajo, como saludos, despedidas y conversaciones cortas acerca de cómo va el día.
Un estudio de la Escuela de Negocios de la Universidad de Exeter, Inglaterra, los investigadores se dedicaron a analizar el efecto que bromear en el trabajo tiene en las personas cuando trabajan.
Los empleados debían responder 3 encuestas al día, durante 15 días hábiles consecutivos. Se les preguntó cuánto hablaban en el trabajo cada día, así como también acerca de sus emociones positivas (sentimientos de amistad, orgullo y gratitud), cuán distraídos estaban, su bienestar y su disposición a hacer un “esfuerzo extra” por su trabajo al final del día.
¿EL RESULTADO?
Utilizando datos de 151 empleados y empleadas de tiempo completo en varias industrias, el estudio encontró que las “charlas pequeñas” aumentaron las emociones positivas y la sensación de bienestar de los empleados al final de cada día laboral, así como también, los hicieron estar más dispuestos a ‘ir más allá’ en su trabajo, ayudando a sus colegas y apoyando a su organización.
Aquellos que tenían más small talk sintieron una mejora en su bienestar general. Se sintieron más reconocidos laboralmente y los hizo sentir más conectados con los demás. Por lo mismo, se mostraron dispuestos a asistir a eventos de trabajo voluntarios y a dejar un poco de lado sus propias funciones para ayudar a un colega.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Sin embargo, el estudio también descubrió que estas ligeras conversaciones también son capaces de distraer a las personas y crear interrupciones en el trabajo, pero su impacto demostró ser más beneficioso que perjudicial.
La profesora Jessica Methot, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Exeter y la Universidad de Rutgers, dijo: “Las charlas suavizan los temas de conversación polémicos, mejoran el estado de ánimo, crean climas grupales positivos y facilitan un sentido de pertenencia”.
Sin embargo, al mismo tiempo, muchas personas consideran que estas charlas no tienen sentido: agotan y distraen y, por lo tanto, deciden llegar más tarde a las reuniones para evitar conversar acerca del partido de fútbol de anoche, o comienzan a usar audífonos en la oficina para evitar las interrupciones de los demás.
ADAPTARSE AL ENTORNO
El estudio sugiere que, quizás, quienes se aíslan para evitar estas charlas lo hacen porque subestiman los beneficios que tiene para su trabajo y para la empresa, o que, por el contrario, sobreestiman las consecuencias negativas que tiene para su productividad y rendimiento.
Aquellos empleados y empleadas que pueden adaptar su conducta adecuadamente al ambiente laboral son quienes más se benefician del small talk, ya que son capaces de iniciar y terminar la conversación sin hacerla inapropiada o maleducada.
En contraste, aquellos que tienen más problemas para adaptar su comportamiento al ambiente laboral sintieron más presente los efectos negativos de las conversaciones. Estas personas a su vez, tienen mayor probabilidad de compartir demasiada información o hacer comentarios inapropiados.
EL EFECTO PANDEMIA
La investigación concluyó que las charlas ligeras actúan como un importante “lubricante social”: la conversación resulta agradable antes de iniciar una reunión o que facilita las negociaciones serias.
Pero con la pandemia de COVID-19 convirtiendo el trabajo remoto en algo más cotidiano, la pérdida de este ritual social es profunda. «El valor de las pequeñas conversaciones está en la comunicación cara a cara, y es difícil replicar eso a través de la modalidad remota», dijo el profesor Methot.
“La idea de una pequeña charla es que es espontánea y que hay una interacción compartida, donde nos ponemos en contacto y compartimos esa interacción mirándonos a los ojos. Es realmente difícil replicar su valor cuando uno no se encuentra en la misma configuración».
Aunque el contacto no será el mismo que aquel que se tiene en persona, mantener videollamadas regulares con tus colegas y tu equipo de trabajo es esencial para una relación laboral sana durante el teletrabajo. Trabajar desde casa puede volverse solitario y aburrido, si es que no hay una preocupación constante por el bienestar de cada uno de los y las empleadas.
Un grupo de WhatsApp entre todos puede servir para mantener, en cierta forma, la comunicación más espontánea y ligera. Organicen conferencias virtuales más casuales los días viernes, y charlen de sus vidas en cuarentena. La distracción les hará bien a todos, y lo agradecerán.