Los datos son contundentes. De acuerdo con las cifras de Mutual de Seguridad, durante el año 2022, se registraron 4.128 accidentes por caída en los lugares de trabajo y trayecto de los trabajadores. Estos accidentes generaron 108.693 días de reposo en el mismo año, poniendo en alerta a las empresas y equipos de prevención sobre cómo prevenir este tipo de accidentes laborales, ya que estas traen consigo un sin número de costos asociados, tanto para el trabajador que la sufrió, como para la misma organización.

Es por esta razón, que resulta fundamental que los empleadores se preocupen por la seguridad de sus colaboradores, velando por un entorno seguro en el trabajo. 

Para prevenir estos deslizamientos y caídas que ponen en peligro a las personas, es importante implementar medidas preventivas como la instalación de superficies antideslizantes en las zonas de mayor riesgo, mantener las áreas de alto tráfico libres de obstáculos y señalizar claramente las superficies irregulares y húmedas. Junto con ello, es esencial complementar estas medidas con una cultura de seguridad y autocuidado dentro de la empresa, considerando todas las asociaciones estratégicas en materia de protección laboral que permitan minimizar este tipo de accidentes.

Una buena manera de fortalecer el autocuidado es utilizar un calzado adecuado en el entorno laboral, siendo este Elemento de Protección Personal (EPP), fundamental en la prevención de caídas. Una de las características principales de un calzado de trabajo adecuado son su resistencia al deslizamiento y su coeficiente de roce, factores esenciales para tener en cuenta al momento de seleccionar un calzado idóneo para las actividades que presenten un riesgo para el trabajador. Alineado lo anterior, es fundamental también reconocer las distintas condiciones de estas áreas de trabajo y trayecto, ya que las superficies del piso varían tanto en morfología, textura y condiciones, por lo que es relevante que las suelas mantengan un buen desempeño en términos de versatilidad, resistencia y tracción en cada una de ellas.

Los deslizamientos y las caídas no sólo representan un riesgo para la seguridad de los trabajadores, sino que también tienen un impacto negativo en los costos de una empresa. Estos costos pueden ser las altas compensaciones monetarias, una menor productividad, trabajadores descontentos y una imagen desfavorable, pudiendo socavar de esta manera la confianza de clientes, otros colaboradores e incluso socios comerciales. Por lo tanto, invertir en la seguridad, protección y comodidad de los trabajadores no solo es un deber ético, sino también una medida preventiva para reducir costos a la empresa, encaminándola hacia el éxito a largo plazo. Es por lo anterior, que las empresas deben priorizar la implementación de medidas preventivas, fomentar una cultura de autocuidado y brindar una protección adicional a sus trabajadores por medio de un calzado de trabajo adecuado, minimizando así los riesgos de accidentes por deslizamientos, tropiezos y caídas.

¡La seguridad de los colaboradores siempre será una inversión y un beneficio para todos en la organización!

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