Fingir hasta conseguirlo: El arte y la ciencia de engañar a tu cerebro
Quizás has recibido consejos así antes. Si estás pasando por momentos difíciles, probablemente te han dicho que «inhales profundo» y «sonrías más», a pesar de todo. Si el nerviosismo te carcome por dentro y no crees ser capaz de realizar esa presentación importante en el trabajo, quizás te recomendaron «pararte derecho, frente en alto con confianza» para que todo salga bien.
El mensaje detrás de todo esto es simple: «fíngelo hasta convertirte en ello«. Suena contradictorio – ¿hasta qué punto es efectivo un consejo que, básicamente, te dice que engañes a tu cerebro para sentirte feliz o confiado?
¿Es posible cambiar cómo piensas o sientes, cambiando sólo tu cuerpo físico? La respuesta es sí.
PERO PRIMERO: RESPIRA
Tu cuerpo y mente están indisolublemente unidos. Por lo mismo, la forma en que respiras con tus pulmones podría afectar tu estado mental y la forma en que tu cerebro procesa el estrés.
La mayoría de las personas sabe que respirar profundamente les ayuda a relajarse, teniendo un poderoso efecto en cómo te sientes. Cuando estás estresado o abrumado, una inhalación honda puede distraerte de eso que te genera ansiedad – tu atención se focaliza en las sensaciones que tu cuerpo está experimentando. Al fin y al cabo, es difícil sentir miedo cuando estás pensando en otra cosa.
Pero los beneficios de un respiro profundo van más allá de una simple distracción. Ya sea mediante un esfuerzo activo por desacelerar tu respiración o un suspiro que se te escapa en respuesta a la frustración en el trabajo, es común sentir una pequeña ola de calma. Algunos científicos incluso se han referido a las inhalaciones como «reinicios psicológicos y fisiológicos».
¿EL PODER DE UNA SONRISA?
En un clásico experimento de psicología de 1988, las personas encontraban los dibujos animados más divertidos si los veían mientras sostenían un lápiz entre los dientes, lo que hacía que su expresión facial se pareciera a una sonrisa. Los investigadores explicaron este fenómeno con una teoría llamada «retroalimentación facial»: incluso si las personas no se dan cuenta de que están sonriendo, las señales creadas por las comisuras de la boca hacia arriba vuelven al cerebro y automáticamente mejoran el estado de ánimo. La felicidad hace sonreír a las personas, pero sonreír también hace que las personas se sientan más felices.
El estudio del lápiz en la boca ha sido bastante criticado en los últimos años, ya que múltiples investigadores han replicado el experimento sin conseguir los mismos resultados. Sin embargo, la idea de que las expresiones faciales son capaces de influenciar directamente con el estado de ánimo se mantiene fuerte y vigente: el 2019, una revisión de todas las teorías y evidencias científicas recopiladas durante los últimos 100 años confirmaron que, al parecer, sonreír realmente hace sentir felices a las personas.
… INCLUSO LAS SONRISAS FORZADAS
Nicholas Coles, investigador de psicología de la Universidad de Tennessee, Estados Unidos, y autor principal de la revisión de 2019, explica que todavía hay un cierto desacuerdo sobre el mecanismo preciso por el cual las sonrisas se traducen en sentimientos de felicidad. «Una teoría popular es que el cerebro de una persona mantiene un indicador de cómo está funcionando el cuerpo y que una sonrisa envía una señal que generalmente significa que las cosas van bien», dice. «Si, por ejemplo, tu ‘indicador emocional’ está diciendo que las cosas van bien, te sentirás feliz».
Las emociones genuinamente positivas que causan sonrisas y risas pueden reducir el nivel de hormonas del estrés (como el cortisol) en el cuerpo e incluso pueden aumentar la tolerancia al dolor. En otras palabras, sonreír y reír no solo te distraen del estrés o la tristeza, sino que también pueden actuar como drogas que estimulan directamente una sensación de bienestar global en el cerebro.
Cuando decides sonreír sin el desencadenante habitual de un evento feliz, tu atención se centra en las cosas que te hacen sonreír, que suelen ser las características gratificantes de tu vida – por las que te sientes feliz y agradecido. El mero acto de sonreír puede activar los patrones de pensamiento que producen los sentimientos emocionales de felicidad.
Ponerse un lápiz entre los dientes quizás no es particularmente útil, pero sonreír abiertamente cuando estás un poco deprimido podría ayudarte a recuperar un buen estado de ánimo. La estrategia de la sonrisa forzada puede servirte de la misma forma que un café cargado cuando estás cansado: no es una solución para toda la vida, pero puede ser una refrescante alternativa si es que la usas en el momento adecuado.
POSA CON PODER
Una «pose de poder» se refiere a la idea de que una postura ancha y autoritaria – pecho hacia afuera, frente en alto, manos a la cintura como la Mujer Maravilla – puede impulsar la confianza y llevar a las personas al éxito. En un estudio del 2010, por ejemplo, las personas que mantuvieron poses de poder en lugar de poses encorvadas durante un par de minutos aumentaron su testosterona (una hormona relacionada con el dominio y la agresión), disminuyeron su cortisol y aumentaron sus posibilidades de aceptar una apuesta arriesgada cuando se les ofreció la oportunidad.
La lección fue que actuar como si te sintieras seguro y poderoso puede ser suficiente para convencerte de que, efectivamente, así es. Esto significa que de ahora en adelante, cuando estés negociando con alguien, sigue las indicaciones: ponerse de pie y mirar a los ojos.
PODER EN EL REINO ANIMAL
Existe un gran debate sobre cuán confiable y efectiva es realmente la pose de poder. Los beneficios pueden limitarse simplemente a sentirse más poderoso en lugar de afectar realmente las hormonas de nuestro cuerpo. Sin embargo, los sentimientos no son exactamente una pérdida de tiempo. Varias otras áreas de investigación sugieren que la postura juega un papel importante para determinar si las personas se sienten felices y seguras – o infelices e impotentes.
Cuando las personas se sientan en posturas erguidas en lugar de encorvadas durante 30 minutos, demuestran un mejor desempeño después, al pronunciar un discurso estresante frente a una audiencia, y reportan sentir más autoestima y menos amenaza social. La próxima vez que te toque enfrentarte a un nuevo y difícil desafío, abordarlo con una postura orgullosa y segura puede ayudar a tu mente a ponerse al día con tu apariencia.
Las demostraciones más claras del vínculo entre la postura y la emoción se encuentran en el reino animal. Los chimpancés dominantes muestran posturas que los hacen parecer robustos y enérgicos, mientras que los chimpancés subordinados responden haciéndose lo más pequeños posible en el suelo. Los humanos no son muy diferentes: Aunque nuestros cambios posturales son más sutiles, las posturas amplias generalmente reflejan emociones optimistas y confusas, mientras que el encorvamiento refleja emociones tristes y ansiosas.
Llevado al extremo, las posturas decaídas se han relacionado con síntomas de depresión, y la investigación sugiere que el bienestar emocional de algunas personas puede verse impulsado con sólo mirarse al espejo mientras se está de pie con los hombros anchos (hasta que te sientas como la mismísima Mujer Maravilla).
Sin importar lo que diga la ciencia y las reacciones biológicas que lo expliquen, nunca sabrás la efectividad de «fingirlo hasta conseguirlo» a menos que lo pruebes. Respira hondo, endereza tu espalda, mira a los demás a los ojos, como si no sintieras temor. ¿Sientes mayor seguridad? ¿Está tu corazón latiendo más despacio? Ahora sonríe. ¿Te sientes más entusiasmado que antes? Quizás el éxito está más cerca que nunca.