“Me lo podrías haber pedido”: los peligros de la carga mental femenina

por | Mar 13, 2020 | Espacios de Reflexión

Los tiempos han cambiado, y tu hogar probablemente no sea la excepción. Las mujeres ya salen a trabajar y los hombres ahora pasan más tiempo con sus hijos, situación impensable hace solo un par de décadas. Pero incluso aunque te sientas en una relación modelo y progresiva, existe una gran posibilidad de que las tareas no estén distribuidas de la misma manera. 

¿QUE ES LA CARGA MENTAL?

El concepto “carga mental” nace de la doble exigencia que sufren las mujeres en su día a día, donde deben cumplir un rol laboral en su lugar de trabajo, para luego continuar realizando la mayoría de las tareas domésticas en el hogar. Esta sobrecarga de funciones representa, por supuesto, múltiples problemas psicológicos y físicos para las mujeres, tales como fatiga, depresión, ansiedad, trastornos del sueño y problemas cardiovasculares, entre otros.  

Quizás estés pensando en este momento: “Dios mío, eso suena terrible, pobres mujeres; afortunadamente con mi pareja tenemos un arreglo equitativo de las labores domésticas”. Pero la gravedad del asunto radica en su invisibilidad, y es que el manejo de una casa es tan complejo y exhaustivo como el liderazgo de una empresa. 

“Si comparamos el hogar con una gran compañía, veremos que, en la gran mayoría de los casos, ellas son las que programan, prevén, diseñan planes, adelantan posibles fallos o problemas y tienen en cuenta todos los detalles y la interacción de las partes. Pero, además de esta labor de ejecutivo, las amas de casa realizan también los trabajos reservados a los empleados, a la mano de obra: cocinan, limpian, cuidan a otros, lavan la ropa, hacen la compra o botan la basura”, explica el diario El País.

 “¿POR QUE NO ME PEDISTE AYUDA?” 

La ausencia de reconocimiento respecto a la carga mental femenina se ilustra muy bien con el siguiente experimento: la empresa Procter & Gamble le pidió a un grupo de parejas reales que anotaran en sus celulares todas las tareas de la casa que realizaron durante una semana. A pesar de que el 46% de las parejas habían declarado compartir las labores, la investigación demostró las diferencias entre la cantidad de anotaciones de los hombres en comparación con las mujeres.  

Y es que un fenómeno recurrente entre las familias es que todos esperan que la madre le diga a cada uno lo que deben hacer, o que al menos les pida ayuda explícitamente. Violeta Alcocer, la psicóloga española a cargo del experimento de Procter & Gamble, indica que esa es una de las principales causas de la invisibilidad de la carga mental – los hombres creen que la repartición de labores es equitativa, cuando en realidad, no lo es. 

La ilustradora francesa Emma Clit fue de las primeras en atacar esta noción. Su comic “Me lo podrías haber pedido” puso sobre la mesa las clásicas situaciones en las que se produce este desajuste – los hombres realizan algunas tareas domésticas, sí, pero solo cuando se les exige verbalmente, como si fuera un favor. “No hay nada biológico que lleve a las mujeres a ejercer ese papel, pero interesa que sigan haciendo ese trabajo gratis. Es lo que permite mantener el sistema”, declaro la ilustradora en una entrevista

COMO AYUDAR (PERO DE VERDAD)  

Según datos entregados en la Guía “Mujer y Salud Laboral” de Mutual de Seguridad, el 69% de los afectados por problemas de salud mental derivadas de enfermedades profesionales son mujeres, razón más que suficiente para realizar mayores esfuerzos de concientización sobre la necesidad de hacer prevención con un enfoque de género. “Los estereotipos de género siguen siendo un condicionante para el desarrollo de las mujeres en el trabajo, quienes presentan mayor riesgo asociado a la dimensión de doble presencia, dado que las exigencias domésticas pueden afectar el desempeño laboral”, según explica la doctora María Elisa León, Gerenta de Gestión del Conocimiento de Mutual de Seguridad. 

La carga mental está detrás de muchas peleas, crisis de pareja y hasta rupturas, ya que genera mucha desigualdad y descontento. Sentimientos de angustia que no se sabe muy bien de dónde vienen. En parejas sin hijos, es común que estas disputas se tapen contratando a una persona que venga a limpiar unos días a la semana. Es una forma de ocultar el problema, pero cuando llegan los niños es ya más complicado, porque es más difícil delegar en otro la crianza y educación de los hijos”, explica la Violeta Alcocer.

Afortunadamente, la carga mental sí tiene cura: delegar. Frases como “déjalo así, yo lo hago”, “me voy, pero dejé la comida lista”, “cualquier cosa, llámame”, son comunes en las mujeres. La psicóloga recomienda que, si te sientes superada por la “carga mental” y ya acordaste con tu pareja trabajarlo juntos, saques de tu vocabulario estas afirmaciones y dejes que la otra persona se las arregle sola también. Quizás será necesario un periodo de ajuste entre ambos, pero, a la larga, valdrá la pena. 

Compromiso, un rol más activo en la parte estructural y organizativa, paciencia y tiempo: la verdadera igualdad de género comienza puertas adentro.

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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