No estamos hechos para el aislamiento: aprende cómo combatir su impacto
Tras varias semanas de cuarentena, las diferencias de cada persona al momento de sobrellevar el aislamiento se están haciendo evidentes: mientras algunos han volcado su energía a una serie de actividades domésticas como hornear pan u ordenar clósets, otros han comenzado a perder la cabeza – las videollamadas ya no son un lujo sino una necesidad, la nostalgia por la vida cosmopolita los lleva a las lágrimas y las paredes de sus casas parecen ir cerrándose cada vez más.
No nos cansamos de repetirlo: los seres humanos somos seres sociables. Sí, todos nosotros – extrovertidos e introvertidos por igual. Aunque cada uno tenga formas distintas de manifestarlo, la soledad que ha generado la actual pandemia de COVID-19 afecta tanto la salud física como la mental, de maneras que aún no acabamos de comprender. Y no se trata de la soledad en sí misma (que tiene su lado positivo), sino de aquella que resulta de estar forzados a la desconexión social.
La desconexión social genera disminución del estado de ánimo y la función cognitiva, falta de sueño y aumento del estrés y de peso corporal. Y también se relaciona con un funcionamiento inmune reducido.
Por suerte, a pesar de que hoy transitamos por un momento histórico sin precedentes, los efectos de la soledad y el aislamiento social llevan siendo investigados por años – y no somos tan indefensos ante sus efectos. Descubre los patrones de la soledad y encuentra la mejor manera de vencerla.
IDENTIFICA LA POBLACIÓN DE RIESGO DE – ESTA – PANDEMIA
Incluso desde antes del surgimiento del coronavirus, ya se hablaba de otra pandemia: la de la soledad. Capaz de aumentar la mortalidad de las personas en un 45% y provocando un desgaste físico equivalente al de fumar una cajetilla de cigarrillos al día, la soledad es uno de los grandes problemas de la salud pública a nivel mundial.
Niños, jóvenes y viejos son posibles víctimas de esta “enfermedad”, pero existen algunos grupos de personas con mayor riesgo de padecerla: “Los adultos mayores, las personas de bajos recursos y los hombres experimentan el aislamiento a un nivel diferente”, explica Thomas Cudjoe, geriatra e investigador de la Universidad Johns Hopkins, en EE.UU. “La falta de tiempo o inclinación para generar lazos sociales fuera del ambiente laboral explicaría la gran disparidad entre estos grupos y sus pares femeninos o con mayores recursos”. Por la misma razón, el experto señala que cualquier individuo marginalizado tiene más probabilidad de sufrir soledad, ya sean minorías sexuales, sobrevivientes de abuso doméstico o simplemente personas que viven en zonas rurales remotas.
TU CUERPO PUEDE ESTAR CAMBIANDO, Y ESTÁ BIEN
Alexander Chouker, investigador médico que estudia la inmunología del estrés en la Universidad de Múnich, ha observado cambios radicales en los cuerpos de quienes participan en simulaciones de misiones tripuladas en vuelos espaciales, como Mars-500. Estas personas eran jóvenes y entrenadas, y en ningún momento estuvieron bajo una amenaza real. Aún así, en un aislamiento de tres meses, experimentaron cambios en sus ciclos de sueño, sus sistemas inmunológico, endocrino y neurocognitivo, y sus metabolismos. “El simple hecho de estar confinado afecta al cuerpo. Si cambias tu entorno de una manera bastante extrema, te estará cambiando también a ti”, indica.
¿Significa esto que tu cuerpo se volverá inestable como el de un astronauta atrapado en el planeta Marte falso durante más de un año? No necesariamente. Lo más probable es que ni siquiera estés realmente aislado socialmente, al menos no en ese grado tan extremo. Tenemos redes sociales y herramientas tecnológicas de comunicación online, las cuales nos permiten estar al tanto de lo que ocurre en el exterior, y mantenemos cierta cantidad de contacto humano, aunque sea con nuestros vecinos o con los cajeros del supermercado.
¿SOLO, O SIMPLEMENTE SOLITARIO?
Roger McIntyre, profesor de psiquiatría de la Universidad de Toronto, hace una distinción importante: a pesar de que la gente confunda los términos y los use como sinónimos, el aislamiento social y la soledad no son lo mismo. Lo relevante es el espacio entre las interacciones sociales que una persona quiere, en comparación con las interacciones que verdaderamente recibe. “La soledad es esa desconexión entre el deseo de una persona por relacionarse con los demás y las relaciones que realmente se concretan. Puedes estar rodeado de personas, y aún así sentirte solo”.
Todos extrañamos a nuestros amigos y familiares en cuarentena, pero mantenemos el contacto con ellos y sentimos su presencia incluso a la distancia. Sin embargo, mientras algunos pueden tomar el teléfono y charlar con sus seres queridos, otras personas no cuentan con lazos sociales establecidos que les brinden apoyo durante estos días difíciles. ¡Agradece tus redes de apoyo! E intenta ayudar a quienes no cuentan con el mismo privilegio. Detalles como chequear con tus vecinos si necesitan algo, o llamar diariamente a tus abuelos y abuelas puede marcar la diferencia en sus días.
ESTO NO ES PARA SIEMPRE
En las cárceles, aquellos reos destinados a confinamiento en solitario experimentan un alza de ánimo cuando saben que su sentencia está por terminar. Hoy, si bien el distanciamiento social por razones sanitarias no cuenta con una fecha de término establecida, es importante tener claro que esta es una situación excepcional, y que la cuarentena no será permanente.
Los gobiernos y las autoridades tienen un rol fundamental para evitar confusión y fatiga en la población. “La claridad y la certeza sobre los cronogramas a seguir son importantes”, afirma Shane Timmons, psicólogo del Instituto de Investigación Económica y Social de Dublín. “La honestidad, la credibilidad y la información rápida de las autoridades son importantes. Si la gente siente que confía en la información que recibe y aprecia los beneficios del aislamiento, es posible que eso la resguarde contra los efectos negativos del aislamiento prolongado”.
Con el distanciamiento social derivado del COVID-19 existe el riesgo de que profundicemos la soledad que estamos experimentando. Sin embargo, también nos llevará a reconocer y reenfocarnos en el poder y la importancia de nuestras relaciones. Saldremos de esto con una mayor apreciación de cuán dependientes somos unos de otros, cuando se trata de nuestro bientestar.
Si quieres leer más de nuestro especial Soledad en tiempos de aislamiento…
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Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad