¿Comiste demasiado en Navidad? Estás a tiempo de evitar excesos en fin de año
Las festividades navideñas nos brindan momentos entrañables, pero también suelen venir acompañadas de comidas copiosas que pueden tener repercusiones en nuestra salud. Al unir sal, grasas, azúcar y alcohol en exceso, se genera una mezcla explosiva que puede causar malestares gástricos y complicaciones más serias. Evitar el empacho es crucial.
Durante las celebraciones, las reuniones familiares y los encuentros con amigos se caracterizan por abundantes comidas que, en muchos casos, aportan entre un 30% y un 50% más de calorías de las necesarias para días normales. Este exceso, proveniente frecuentemente de grasas de baja calidad, dulces y bebidas alcohólicas, puede resultar en un aumento de peso significativo. Según el Instituto Médico Europeo de la Obesidad, se suelen ganar entre 3 y 5 kilos durante las fiestas.
Un análisis de la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación indica que cada comida navideña aporta al menos 1.100 calorías, sin contar las bebidas alcohólicas. En algunos casos, esta ingesta puede llegar a alcanzar las 3.000 calorías en una sola ocasión, un exceso extremo considerando que el cuerpo necesita entre 1.600 y 2.500 kcal al día.
EL IMPACTO EN LA SALUD
Aunque no lo creas, el impacto de este exceso calórico se refleja en el aumento de urgencias durante la temporada navideña. Crisis hipertensivas, descompensación de diabetes y patologías digestivas relacionadas con el exceso alimentario son las principales causas.
“Aunque el empacho no es un término médico, comúnmente lo entendemos como las molestias que surgen tras una comida abundante, como náuseas, malestar abdominal y dolor en la parte alta y central del abdomen”, señala Susana Jiménez, portavoz de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Estos síntomas son algo frecuentes tras un voluminoso e hipercalórico festín, tan típico de estas fechas y su origen tiene muchos factores.
Las molestias se producen principalmente porque, para dar cabida a toda esa cantidad extra de alimento que estamos ingiriendo, se da una distensión excesiva en el estómago. Al efecto que tiene esta distensión hay que sumarle la irritación que producen las bebidas alcohólicas en las paredes del estómago y el reflujo (o ardor) que se crea ante la necesidad del estómago de producir más ácido para hacer la digestión, lo que provoca que termine por rebosar, desplazándose hacia el esófago.
Los típicos empachos navideños, además de causar molestias intestinales como regurgitación, hinchazón y malestar abdominal, también pueden agravar problemas digestivos preexistentes, como reflujo, colon irritable, gastritis o intolerancias. Para evitar estos problemas, los especialistas en el aparato digestivo recomiendan moderación y evitar los excesos. En caso de haber excedido la ingesta, existen trucos que pueden aliviar los síntomas.
Es importante distinguir entre un empacho, que ralentiza la digestión, pero no la interrumpe, y una digestión pesada, que puede ser crónica y no necesariamente está vinculada a un exceso de comida. Causas como infecciones por Helicobacter pylori, trastornos gástricos crónicos y sensibilidad alimentaria pueden provocar molestias digestivas.
PARA TENER OJO
“Las comidas grasas, con salsas o condimentos picantes, ayudan a que se produzca este aumento de ácido. Por otro lado, la ingesta de bebidas con gas también favorece la relajación del cardias —puerta de entrada al estómago— y facilita la subida del ácido al esófago. Además, las comidas más grasas producen un retraso del vaciamiento gástrico que origina una sensación de distensión e incomodidad con saciedad precoz y dolor en la zona superior del abdomen”, aclara Blanca Sampedro, especialista del aparato digestivo.
Sin duda alguna, la digestión, además de ser un proceso complejo, lleva su tiempo. En general tarda entre 15 y 72 horas en realizarse, aunque depende de cada persona y de si tiene o no patologías. Esta franja se considera un tránsito digestivo normal, pero en ocasiones se puede entorpecer o retardar.
La ingesta de medicamentos, comer muy deprisa, el estrés o algún trastorno psicológico pueden ser causantes de hacerla más lenta, pero también las comidas muy copiosas y grasas o la ingesta excesiva de alimentos procesados y azúcares.
A QUÉ ATENERSE
Señales de que el exceso es algo serio incluyen la periodicidad de las ingestas copiosas y la presencia de problemas cardiovasculares o diabetes. Además, en ancianos y niños pequeños, los empachos pueden ser más peligrosos, ya que hay mayor riesgo de deshidratación y otras complicaciones. En cualquier caso, la consulta médica es aconsejable ante síntomas persistentes.
Las festividades son momentos para disfrutar, pero cuidar de nuestra salud es esencial para asegurarnos de que estas celebraciones no dejen secuelas negativas. Mantengamos el equilibrio entre disfrutar de los manjares navideños y preservar nuestra salud para empezar el nuevo año de la mejor manera posible. ¡Felices fiestas!
Por Equipo Espacio Mutuo
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