Por qué tienes que escribir, aunque no seas escritor
Ya basta de intelectuales, premios Nóbel o personas con “el don de la palabra”. Escribir no es un superpoder y sus beneficios no se limitan a una élite con habilidades especiales. Incluso aunque la ortografía no sea tu fuerte o que el vocabulario te complique, escribir unos 15 a 20 minutos al día, por un par de semanas, puede transformarte en la persona que siempre has querido ser.
Científicos y psicólogos han investigado por años las ventajas que escribir regularmente tiene para la salud. El truco es simple: no te preocupes de hacerlo bien. En la década de los 80, el psicólogo James Pennebaker desarrolló el concepto de “escritura expresiva”, el cual consiste en anotar tus pensamientos y sentimientos acerca de un tema específico, ya sea un evento traumático o un recuerdo positivo, por un intervalo de varias semanas. El ejercicio resulta ideal ya que es una actividad privada (no tienes que enseñarle tus textos a nadie si no lo deseas) y puedes disfrutar de sus beneficios aunque sólo lo hagas por dos minutos (¡sí, sólo dos minutos!) cada día.
¿Y cuáles son estos beneficios de los que tanto hablamos? La lista no es corta, y a medida que las investigaciones sobre la escritura expresiva continúan, nuevos descubrimientos van incluyéndose.
Escribir acerca de eventos dolorosos, traumáticos, estresantes o negativos de nuestras vidas puede ayudarte a organizar sentimientos e ideas complejas. Estudios han señalado que este ejercicio mejora el bienestar general de las personas, reduce las visitas al doctor y disminuye los pensamientos depresivos. Algunos investigadores aseguran que escribir puede permitir encontrarle significado o sentido a ciertos hechos traumáticos de la vida, y lo curioso es que mientras más específico sea el evento emocional del cual se escribe, mayor es la sensación de claridad y alivio que se obtiene.
No todo tiene que ser traumas o negatividad. Psicólogos han descubierto que escribir acerca de los eventos positivos de la vida y recuerdos felices puede aumentar nuestra sensación de bienestar. La clave pareciera ser el espacio de reflexión que se abre al escribir. Escribir nos proporciona cierta distancia psicológica frente al dolor, lo cual se agradece cuando – sorpresa – experimentamos dolor. Con los eventos positivos se recomienda vivirlos en el presente en lugar de distanciarnos de ellos, y escribir de aquellos cuando ya hayan pasado, de manera que rememoremos las emociones alegres que vivimos en el momento.
La escritura expresiva beneficia también nuestras amistades y relaciones. Sirve como control emocional, ya que nos ayuda a procesar mejor lo que sentimos, y también permite mayor asertividad al momento de comunicarnos con el resto. Piénsalo como si fuera un guion: al tener una discusión difícil, tendrás tus ideas más claras y podrás atreverte a expresarlas.
En síntesis, escribir, aunque sea dos minutos al día (sigo sin poder creerlo: sólo dos minutos al día) puede darte mayor poder cerebral, aumentar tu nivel cognitivo, nutrir tu memoria y disminuir los pensamientos disruptivos y ansiosos. ¿Sabías que escribir puede incluso expandir tu rango de emociones? Así que está todo en tus manos. No tienes que escribir una novela ni ganarte un Nóbel. Ni siquiera tienes que escribir bien. Sólo tienes que hacerte el hábito.
¿Qué esperas? Deja de leer esto y vete a escribir tu propio texto.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad