El secreto para unas vacaciones realmente reparadoras
La mayoría de las personas asumen que la mejor manera de recuperar energía es tomarnos unas vacaciones largas y tranquilas. Es como si tuviéramos una reserva de energía mental que consumimos gradualmente en el trabajo y necesitamos tiempo fuera de la oficina para recargarla.
Según esta teoría, cuanto más largas sean nuestras vacaciones, mejor. Pero también es una de las razones por las que quizás no nos vayamos de vacaciones en absoluto: para muchos, la idea de dejar la oficina durante una semana completa o más parece imposible, y la idea de enfrentar una montaña de trabajo al regreso puede ser más estresante que no irse de vacaciones.
POR QUÉ NECESITAMOS VACACIONES
Pero no tomar vacaciones tiene costos reales. El Framingham Heart Study siguió a mujeres en una ciudad de Massachusetts, Estados Unidos, durante un período de 20 años y descubrió que las mujeres que tomaban vacaciones poco frecuentes tenían más probabilidades de sufrir ataques cardíacos que las que iban de vacaciones con regularidad. En otro estudio, los investigadores siguieron a 12.000 hombres con alto riesgo de enfermedad coronaria durante un período de nueve años y encontraron que aquellos que tomaban vacaciones anuales sufrían menos ataques cardíacos y tasas de mortalidad general más bajas que aquellos que no lo hacían.
Es más, se ha demostrado que los trabajadores que no toman vacaciones corren un mayor riesgo de agotarse, de sentirse emocionalmente agotados por el trabajo y de no sentirse nunca plenamente capaces de afrontar las exigencias profesionales. El agotamiento también puede crear problemas matrimoniales y familiares y contribuir a la depresión, mala salud y mayores tasas de suicidio.
GUÍA RÁPIDA DE DESCANSOS
Sin embargo, antes de tomar vacaciones, vale la pena preguntarse qué descansos brindan el mayor grado de recuperación. Durante 20 años, la socióloga Sabine Sonnentag de la Universidad alemana de Konstanz ha estado explorando esta cuestión con varios colaboradores. Ella y sus colegas creen que hay 4 factores principales que contribuyen a que unas vacaciones ofrezcan recuperación: relajación, control, dominio de las experiencias y desapego mental del trabajo. Los descansos elevados en los cuatro equivalen a comidas sanas y nutritivas; las que no lo son, son como calorías vacías.
1. RELAJACIÓN
El aspecto más sencillo de entender. Se trata de realizar una actividad que sea placentera y poco exigente o, como la definen Sonnentag y su colaboradora Charlotte Fritz, «un estado de baja activación y mayor afecto positivo». La relajación no tiene por qué ser totalmente pasiva, pero una actividad relajante no debería parecer un trabajo ni requerir mucho esfuerzo.
2. CONTROLAR
Las experiencias de control y dominio son más interesantes. En el contexto de la recuperación, control significa tener el poder de decidir cómo gastas tu tiempo, energía y atención. Para las personas que no tienen mucho control sobre lo que sucede en el trabajo y cuyos horarios fuera del trabajo están llenos de deberes y tareas familiares, poder controlar su tiempo en los descansos puede ser liberador y reconstituyente.
3. EXPERIENCIAS DE DOMINIO
Las experiencias de dominio son cosas atractivas e interesantes que haces bien. A menudo son desafiantes, pero esto los hace mentalmente absorbentes y aún más gratificantes cuando se ejecutan con soltura. También hacen que tu vida tenga más significado: el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi ha descubierto que las personas que buscan experiencias de “flujo” en actividades difíciles pero gratificantes son más felices y tienen vidas más satisfactorias que las personas que buscan placeres sibaritas.
Para las personas que trabajan en empleos muy inciertos, tener experiencias de dominio durante sus descansos puede ser especialmente importante. En Bletchley Park, Inglaterra, durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, el ajedrez era un pasatiempo popular entre los descifradores de códigos. Los jefes de la sección Enigma habían jugado en el equipo nacional británico de ajedrez y reclutaron a sus jugadores con la creencia de que el juego desarrollaba las habilidades mentales necesarias para realizar criptoanálisis. Al mismo tiempo, jugar al ajedrez siguió siendo una experiencia de recuperación porque era fascinante y, por tanto, relajante. Además, los juegos brindaron a los descifradores de códigos la oportunidad de ejercer su dominio.
4. DESAPEGO MENTAL DE LA OFICINA
La importancia del desapego psicológico del trabajo se observó por primera vez en un estudio realizado por los sociólogos israelíes Dalia Etzion, Dov Eden y Yael Lapidot sobre trabajadores antes y después de su servicio anual en el ejército israelí. La mayoría de los adultos en Israel deben servir en el ejército a tiempo completo al terminar la escuela secundaria. Posteriormente continúan como reservistas, cumpliendo unas semanas cada año. Los reservistas que regresaron a sus trabajos de civil fueron encuestados sobre sus niveles de compromiso y energía en la oficina, y reportaron tasas significativamente más bajas de estrés laboral y agotamiento después de su despliegue que antes. De hecho, sus resultados se parecían a los de las personas que habían estado de vacaciones. Esto parece contradictorio, pero investigadores de otros países han observado el mismo fenómeno. Aunque puede ser un desafío físico y mental, el servicio de reserva proporcionó un respiro del monótono estrés de los trabajos civiles.
En su estudio de los reservistas israelíes, Etzion, Eden y Lapidot notaron algo más sobre la felicidad de los sujetos cuando regresaban al trabajo: después de un mes, el efecto se desvaneció y estaban tan felices (o tan miserables) como lo habían estado antes de irse. Desde entonces, los psicólogos han descubierto que un efecto similar se aplica incluso a las mejores vacaciones – los beneficios no duran mucho. Cuando se miden el estado de ánimo, la energía, el compromiso y la felicidad entre los trabajadores antes e inmediatamente después de las vacaciones, y luego semanas o meses después, los psicólogos encuentran que el impulso emocional que proporcionan las vacaciones dura aproximadamente 3 o 4 semanas. (Pero para los perfeccionistas y adictos al trabajo, la desaparición puede ocurrir más rápido).
Si bien las vacaciones de 2 o 3 semanas pueden tener sus ventajas (viajar más lejos y pasar más tiempo aprendiendo sobre otras culturas, por ejemplo), las vacaciones largas no necesariamente se traducen en una mayor felicidad. Entonces, en lugar de tratar las vacaciones como grandes eventos anuales que están completamente separados de nuestra vida laboral, tomar vacaciones más cortas, pero más frecuentes cada pocos meses, podría proporcionar mayores niveles de recuperación.
Como dice la psicóloga Jessica de Bloom, investigadora de vacaciones en la Universidad finlandesa de Tampere, los descansos son como dormir: es necesario tomarlos con regularidad para beneficiarse.
Por Equipo Espacio Mutuo
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