Sustentabilidad en la era Post-Covid: transitando hacia la siguiente normalidad
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Contenido de expertos en colaboración con Espacio Mutuo
Podría parecer absurdo ponerse a pensar justo ahora –en medio de una de las crisis sanitarias y económicas más graves que ha atravesado el mundo- en temas tales como la sustentabilidad y la responsabilidad empresarial. Pero lo cierto es que las crisis nos obligan a reflexionar sobre qué acciones tomaremos para superar este momento y adecuarnos al nuevo escenario que el mundo nos presenta. Debemos preguntarnos qué elementos de la normalidad anterior nos servirán a futuro, cuáles debemos desechar, y cómo podemos modificar nuestros procesos y acciones para enfrentar la siguiente normalidad, fortalecidos y renovados.
En este proceso de reflexión y planificación, considerar la sustentabilidad del negocio resulta vital. La superación de crisis económicas, sanitarias y sociales como las vividas en Chile y el mundo entero no es posible sin empresas comprometidas con su gente y el medio en el cual están insertas.
En efecto, no será posible superar la crisis sanitaria si no consideramos e implementamos medidas de protección de la salud y seguridad de nuestros trabajadores y trabajadoras. No será posible superar la crisis económica, si no asumimos, desde nuestros propios espacios de interacción laboral y humano un verdadero sentido de valor compartido. No será posible superar la crisis social, si no evaluamos el impacto que tienen nuestras acciones en las esferas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en la toma de decisiones empresariales. No será posible superar la crisis emocional y humana si no aprendemos las lecciones que el coronavirus – un maestro severo, sin duda – nos está dejando a medida que nos va delatando las inequidades propias de nuestra sociedad, la imperiosa necesidad de identificar esas brechas y de diseñar políticas y acciones concretas que permitan acortar o cerrar definitivamente esos vacíos.
En síntesis, la superación de la crisis y la propia supervivencia de las empresas pasa, necesariamente, por construir una estrategia de sustentabilidad corporativa que permita a las empresas ver externalidades y ecosistemas que no siempre fueron evidentes; que lo que solía ser la «Normalidad» establecida y aceptada por todos, no era necesariamente «normal» y que, al final del día, todos somos parte de una comunidad global interdependiente, hoy sumida en un sentimiento de fragilidad compartida.
En ese contexto, construir las preguntas correctas constituye un reto particularmente desafiante. Entonces, cabe cuestionarnos, ¿qué preguntas guiarán esa reflexión? y de allí evaluar dónde estamos hoy y hacia dónde queremos ir en materia de sustentabilidad. Ello dependerá en gran medida de la empresa, su historia y los valores que quieran transmitir en el frente interno y a la comunidad en su conjunto.
Considerando el contexto en que nos encontramos, una de las primeras preguntas que deberán responderse en este momento es cómo se compromete la empresa con la protección de la salud y seguridad de sus trabajadores, colaboradores y clientes. Si no podemos garantizar este paso fundamental, el futuro de la compañía es derechamente inviable. Sin trabajadores sanos y clientes tranquilos con la seguridad de nuestros productos o servicios, no podemos pensar en la continuidad y sustentabilidad de sus operaciones. En concreto, nos referimos a la implementación de controles de síntomas del COVID-19, testeos de detección del virus o de anticuerpos, entrega de elementos de protección personal, programas de capacitación, medidas que resguarden la salud mental de los trabajadores, protocolos que prevengan la discriminación de trabajadores que hayan estado o estén contagiados, protocolos de contacto con clientes o terceros, programas de comunicación que den certeza a clientes de la seguridad de los productos o servicios, entre otros.
Pero las consideraciones sobre las medidas de protección de la salud dentro de nuestra empresa nos debieran llevar necesariamente a pensar también en nuestro rol en la prevención a nivel general. En efecto, si un familiar directo o conviviente de uno de los trabajadores se contagia, pone en riesgo al trabajador y con ello a su equipo de trabajo. Así, la mirada debe ir más allá, considerando que la prevención no puede quedar dentro de las cuatro paredes de nuestra compañía, pues ello no logrará ser eficaz.
En seguida, resulta de interés analizar qué medidas de sustentabilidad social puede adoptar la compañía. Sin duda la gran mayoría de las empresas se verán fuertemente afectadas por esta crisis, enfrentando, luego de un extenso periodo de bajas ventas, una lenta recuperación. ¿De qué modo entonces puede la compañía contribuir a la recuperación económica no solo propia, sino también del país? Algunas medidas pueden tener un alto impacto a un costo relativamente bajo. A modo de ejemplo, abrir espacios para la capacitación de jóvenes estudiantes – quienes podrán adquirir práctica, habilidades y conocimientos al interior de la empresa – puede ser habilitador para éstos en su futuro laboral. Igualmente, se pueden idear formas de apoyar a emprendimientos o pymes, ¿quizás hay especialistas en la compañía que puedan comprometer algunas horas al mes en colaborar con emprendedores, a fin de transmitirles conocimiento y favorecer su desarrollo? ¿Quizás se puede adoptar un compromiso de contratar con un porcentaje de proveedores mipymes, a modo de colaborar con su surgimiento? Sin duda, cada empresa sabrá detectar sus fortalezas y cómo puede contribuir a la recuperación económica del medio en el cual se inserta.
Finalmente, podríamos evaluar qué medidas adoptamos para colaborar con la superación de la crisis social que vive el país desde octubre del año pasado y que sigue latente bajo la crisis sanitaria actual. ¿Cómo puede la empresa disminuir el impacto ambiental de sus operaciones? ¿Cómo puede contribuir a la redistribución de la riqueza? ¿De qué manera aporta al diálogo social y al tripartismo? ¿Qué medidas puede adoptar para ser más inclusiva y diversa? Éstas y muchas otras interrogantes pueden habilitar nuevas formas de trabajo, más inclusivas y sustentables.
A fin de cuentas, el momento que vivimos nos da la posibilidad de repensar la empresa y su futuro. Establecer un plan de sustentabilidad corporativa hoy, como un elemento consustancial para enfrentar los desafíos de la etapa post pandemia, representa una necesidad vital, tanto desde una perspectiva reputacional como del propio negocio de la empresa. Ello, porque el desarrollo de la empresa está íntimamente ligado con el ambiente social, medioambiental y económico en que se encuentra. Así, todo lo que contribuya a lograr este triple impacto, acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) – y a los compromisos asumidos por el Estado de Chile en diversas instancias internacionales tales como la OIT – permitirá a la empresa reconectarse con las realidades, problemas y sueños de sus trabajadores y de la ciudadanía en general.
Con toda la incertidumbre que rodea la crisis sanitaria y en palabras de Paul Murray, presidente de Integrated Sustainable Strategies, los gerentes de sostenibilidad deben esforzarse por ser la voz tranquila de la empresa que permita comprender que la clave en estos momentos desafiantes es diseñar una ecuación de sostenibilidad equilibrada “personas, comunidad y rentabilidad” y generar un giro desde una mirada cortoplacista reducida al valor de la empresa, por un enfoque de largo plazo basado en los valores de la misma.
En definitiva, quizá la gran pregunta que debemos hacernos como fuente de inspiración y acción futura en materia de sustentabilidad corporativa, en palabras del profesor de la London Schoool of Economics, Alex Edman – autor del libro Grow the Pie, que aborda cómo las compañías pueden generar ganancias a través de la creación de valor para la sociedad – es la siguiente: “¿Es el mundo un lugar mejor porque tu compañía está aquí?”
Escrito por Daniela Hirsch V. y Eliel Hasson
Albagli & Zaliasnik