¿Por qué la pandemia es tan dura con los jóvenes?
Lo sabemos – la pandemia no ha sido fácil para nadie. Nuestra intención no es lanzar una competencia de sufrimiento ni una fiesta de autocompasión: los padres están luchando por equilibrar el cuidado de los niños al mismo tiempo que el teletrabajo, mientras que los adultos mayores están más aislados que nunca. Lo repetimos: este año no ha sido fácil para ningún grupo etario.
Y aún así, estudios recientes indican que, a través del espectro de la edad, es a la gente joven a la cual le está yendo peor, con los índices más altos de estrés, ansiedad y depresión. Si bien los científicos recién comienzan a explorar la pregunta de por qué son especialmente vulnerables en el contexto COVID-19, investigaciones de bienestar a toda edad pueden proporcionar pistas vitales para descifrar el misterio: ¿qué le está pasando a nuestra juventud?
JÓVENES: RADIOGRAFÍA PANDÉMICA
Una rápida revisión de la bibliografía recolectada durante este año evidencia los síntomas similares que las personas jóvenes han experimentado alrededor del mundo. Un estudio de más de 7.000 personas en China, llevado a cabo en febrero, reportó que los menores de 35 años presentaban niveles mucho más altos de ansiedad y depresión que otros grupos etarios.
Mientras tanto en España, justo cuando la pandemia comenzaba a impactar al país, el 48% de las personas de entre 18 y 25 años ya estaba experimentando una depresión moderada – algo que sólo le ocurría al 21% de las personas de entre 26 y 60 años, y sólo al 6% de los mayores de 61. Según los investigadores, los elevados índices de estrés, ansiedad y depresión en la gente joven se podrían deber en parte por la preocupación adicional que sentían al adaptarse a la educación online.
Finalmente, en una encuesta de Eslovenia, los participantes más jóvenes presentaron peor salud mental y estrés que sus pares mayores, donde un gran factor resultó ser determinante: la resiliencia. La capacidad de cada persona de manejar emociones dolorosas, lidiar con los obstáculos de la vida y recuperarse tras la dificultad no sólo protegió su salud mental, sino que también disminuyó el impacto negativo que otros factores de riesgo -como condiciones mentales preexistentes- tuvieron sobre ellos.
LOS SENTIMIENTOS MADURAN CON NOSOTROS
Estudios acerca de cómo cambian nuestras emociones a lo largo de la vida ofrecen una pista sobre el por qué. Según la «Teoría de la Selectividad Socioemocional» de la psicóloga de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, Laura L. Carstensen, los jóvenes tienden a tener objetivos y relaciones diferentes debido a la forma en la que perciben el tiempo. Cuando el tiempo que queda en la vida parece expansivo, como sucede con la mayoría de los adultos jóvenes, tienden a enfocarse en metas de búsqueda de conocimiento, como invertir en un propósito o proyecto a largo plazo. Este tipo de compromisos tienden a ser más agotadores emocionalmente.
Por el contrario, cuando los adultos mayores perciben que su tiempo es limitado, tienden a enfocarse en objetivos relacionados con las emociones, como saborear momentos positivos y participar en actividades que los hagan sentir bien, con un enfoque en recompensas más inmediatas. En otras palabras, incluso fuera de la pandemia, las personas mayores ponen más atención y esfuerzo en regular sus emociones, y tienden a poseer niveles más altos de bienestar.
Pero agrega una pandemia global a la ecuación y los jóvenes están en una desventaja aún mayor. Los objetivos en los que tienden a focalizarse -como adquirir nuevas habilidades o tener éxito laboral- se ven frustrados actualmente, ya que la educación está interrumpida y encontrar empleo resulta una tarea titánica. Mientras tanto, aunque sus vidas también se encuentran restringidas de cierta forma, los adultos mayores tienen más práctica en encontrar satisfacción en las pequeñas cosas.
Según la teoría de Carstensen, estas diferencias se extienden también a la vida social de las personas. La gente más joven quiere maximizar sus conexiones sociales y conectividad en general –prefieren interacciones sociales novedosas que podrían tener potenciales beneficios en el futuro, por lo que tienden a construir una red más grande. Esto contrasta con los mayores, quienes se vuelven más selectivos y se someten a un “proceso de poda” que los deja con un círculo social más íntimo, hábito mucho más adecuado para los tiempos del distanciamiento social de hoy.
Las condiciones de la vida durante una pandemia dificultan la capitalización de las conexiones sociales de los jóvenes y no permite que actúen según su instinto de explorar un amplio abanico de oportunidades, como buscar una pareja de vida o asistir a eventos que los ayuden a avanzar en sus carreras.
LA PÉRDIDA DE RITUALES
“La pérdida de rituales puede ser otra razón por la que la juventud está teniendo dificultades en este momento”, dice Betty Ray, fundadora del Center for Ritual Design, quien trabaja para ayudar a las personas a navegar por transiciones de vida significativas a nivel personal. Ya sea que se trate de entrar a la universidad, graduarse o independizarse, los rituales son muy importantes para los jóvenes y marcan el viaje hacia la edad adulta. Los rituales, sin importar cuán grandes o pequeños sean, también brindan un sentido de pertenencia y significado: representan crecimiento, significando el final de un capítulo y el comienzo de otro.
“Tener un auténtico rito de iniciación, enfocado en un propósito, diseñado para que la persona pueda lidiar con las preguntas más importantes. . . es invaluable”, dice Ray. Preguntas como “¿cuál es mi propósito?», “¿qué me importa?», «¿en qué soy bueno?» y «¿qué necesita el mundo?» son cruciales.
Los rituales nos dan tiempo para reflexionar de dónde venimos y hacia dónde vamos… y crear ese sólido sentido de identidad tiene enormes ventajas para la salud mental. Para fomentar un sentido de propósito entre los jóvenes en estos tiempos difíciles, Ray sugiere encontrar formas de recuperar los rituales. Por ejemplo, a pequeña escala, dar un paseo en la naturaleza para experimentar la belleza o comprometerse a escribir un diario de vida que vaya más allá de las clásicas listas de tareas pendientes ayudará a reflexionar profundamente sobre la vida. Ray destacó la importancia de mantener una mentalidad receptiva, lo cual ayuda a encontrar significado incluso en los rituales más simples y mundanos.
CÓMO SOBREVIVIR – GUÍA PARA JÓVENES
Además de buscar rituales alternativos que le dan sentido a la vida, los investigadores ya están explorando nuevas formas en las que las personas jóvenes (y, en realidad, cualquiera que lo necesite) pueden lidiar con el aislamiento y el estrés de la pandemia.
Por ejemplo, investigadores japoneses argumentan que una manera en que los jóvenes pueden combatir las dificultades de la salud mental es tratar de saborear deliberadamente las experiencias cotidianas, utilizando los 5 sentidos para amplificar las emociones positivas y promover una sensación de calma. En la práctica, esto podría significar prestarle atención a tu respiración y la sensación de cada una de las yemas de tus dedos, así como una práctica de conexión con la Tierra en un momento abrumador.
De manera similar, un estudio con 282 estudiantes universitarios belgas mostró que la meditación positiva -enfocar la atención prolongada en aspectos agradables del momento presente, como el asombro de ver una puesta de sol o deleitarse con la alegría de una buena llamada telefónica con un amigo- promueve las emociones positivas. Por si fuera poco, contarle a otros sobre estos sentimientos resulta aún más beneficioso… precisamente lo contrario a lo que muchos de nosotros hacemos, al pasar horas al día consumiendo noticias del COVID-19 que pueden dañar nuestra salud mental.
Para los momentos más complejos, los investigadores de Eslovenia sugieren algunos enfoques que pueden ser útiles para los jóvenes. Por un lado, recomiendan practicar estrategias psicológicas de afrontamiento que pueden ayudar a resolver problemas, lidiar con emociones difíciles y encontrar sentido a la vida. Por ejemplo, podemos intentar mirar la situación desde una perspectiva diferente para encontrar los aspectos positivos, como la mejora de las relaciones con los demás o la mayor fortaleza que estamos construyendo a través de la adversidad. Adaptarse a la situación cambiando sus metas o reordenando sus valores de vida también puede hacer un gran cambio.
Acorde a estudios sobre desastres naturales y traumas, los investigadores también destacan el papel crucial de la conexión humana y el apoyo social. Encontrar formas de mantenerse conectados y dar y recibir apoyo puede ayudar a combatir las experiencias traumáticas que muchos enfrentan debido al virus.
A medida que los jóvenes intentan lidiar con el aprendizaje online, buscan trabajo en una economía crítica, se esfuerzan por adeptarse al confinamiento y se las arreglan sin sistemas de apoyo, las dificultades de este grupo etario están claras. Aunque sus mentes se sienten atraídas a perseguir grandes metas a futuro y conocer gente nueva, quizás deban esperar – en el mundo de hoy, centrar los esfuerzos en el bienestar emocional y en las conexiones cercanas es fundamental para ganarle a la adversidad. ¿Qué necesita el planeta ahora mismo? ¿Cómo puedes contribuir?
Por Equipo Espacio Mutuo
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