¿Te preocupa encontrar el sentido a la vida? Te mostramos 3 caminos para lograrlo.
Por gran parte del siglo XX, psicólogos, filósofos y psiquiatras argumentaron que el significado de la vida es una experiencia rara y profunda, alcanzable sólo a través de una búsqueda activa, intensa reflexión y ardua labor en un mundo sin sentido.
Bueno, no sé tú, pero lo que vemos hoy en día es que la mayoría de las personas, la mayor parte del tiempo reporta sentirse satisfecha con el propósito y sentido de sus vidas. La verdad es esta: con algunas excepciones (como justo después de un evento traumático, por ejemplo), cultivar el significado de tu vida puede ser tan simple como identificar el significado que ya está ahí.
Sentir que tu vida tiene sentido es fundamental para la experiencia de ser humano, y las personas que se sienten así tienden a ser más saludables y felices. Dada la importancia que la mayoría de la gente le da al significado, ¿cómo podríamos cultivar el sentimiento de que la vida es significativa?
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LA EXPERIENCIA DEL SIGNIFICADO EN LA VIDA
Creer que tu vida y tus acciones importan a gran escala resulta un alivio. Esa convicción -llamada “importancia existencial”- es un fuerte componente de la experiencia del sentido de la vida. Pero no es necesario ser la Madre Teresa para obtener ese significado – la mayoría de las personas siente que su vida importa a través de caminos mucho más accesibles.
Los estudios demuestran que sentir que eres una influencia positiva en el resto va casi siempre asociado con la creencia de que tu vida es significativa. La importancia existencial radica muchas veces en el sentimiento de que eres importante para los demás – ya sea ayudar a desconocidos en la calle, hacer trabajo social o, simplemente, ser un amigo bueno y confiable.
Y no solo eso: la sensación de significado aumenta cuando tus experiencias resultan significativas para ti. Así, una forma de encontrar sentido en tu vida es buscar activamente experiencias enriquecedoras, como conectar con la naturaleza, ir a un concierto o pasar tiempo de calidad con alguien que te haga sentir como tú mismo. Estrategias cognitivas como la meditación, cultivar la esperanza y tener una actitud más positiva también te ayudarán a reconocer el significado de tus experiencias de vida.
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SENTIR COHERENCIA
La coherencia es la sensación de que tu vida hace sentido. Para la mayoría de las personas, la mayoría de las veces, comprender la vida no es un problema que requiera una solución. Somos creadores de sentido natural, y comprendemos automáticamente la mayoría de las situaciones sin esfuerzo. De hecho, una razón probable por la que no pensamos demasiado en el significado de la vida es que nuestras vidas simplemente se sienten bien –es decir, las cosas simplemente hacen sentido. Nuestras vidas están insertadas en un mundo natural caracterizado por regularidades: amaneceres y atardeceres. Superponemos estas regularidades con nuestras propias rutinas: café por la mañana o una caminata por la noche. Las regularidades de la vida proporcionan los ritmos que sustentan la sensación de que la vida tiene sentido.
De todas las facetas del significado, la coherencia probablemente representa una necesidad psicológica básica. Nuestro mundo parece desmoronarse cuando las cosas de repente no tienen sentido. Restaurar un sentido de coherencia durante estos momentos puede ser un desafío y, a menudo, requiere retroalimentación y tranquilidad de otros (como un terapeuta o un padre), así como el misterioso poder curativo del tiempo para ayudar a la mente a restaurar un sentido de ecuanimidad. Reconectarse con el orden natural del mundo, restablecer las rutinas que estructuran la vida y encontrar un respiro en las artes puede ayudarte a darle sentido a la vida nuevamente. Después de todo, el significado de la vida no nace a partir de simplemente “unir los puntos”, sino que también de encontrar belleza con la imagen que surge de ahí.
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EMPAPAR LA VIDA DE PROPÓSITO
Sentir un propósito nos ayuda a mantener la motivación en las buenas y en las malas de la vida cotidiana, y las personas decididas tienden a estar más satisfechas con sus vidas e incluso a vivir más tiempo. El propósito, por lo tanto, está ligado tanto a la calidad como a la cantidad de nuestra existencia.
La forma más fácil de encontrar el propósito de tus acciones es saber la razón por la cual estás haciendo lo que sea que estés haciendo: saber el “por qué” de tus actos empapará de valor hasta los detalles más triviales de tu conducta. Al desarrollar una razón clara para perseguir una meta, el «cómo» de tus acciones dirigidas a ella se vuelve más tolerable (y a menudo más agradable) porque esas acciones ahora están conectadas con un objetivo a más largo plazo.
Pero no te confundas: algunas razones para la búsqueda de objetivos pueden ser mejores que otras. Una persona que siente que debe realizar una tarea sólo porque su supervisor se lo pidió, es poco probable que disfrute de un sentido de propósito mientras realiza ese trabajo. En cambio, los comportamientos con propósito se persiguen por razones más intrínsecas, a menudo relacionadas con aspectos centrales de la identidad. Por ejemplo, las personas pueden ofrecerse como voluntarias en un refugio para personas sin hogar por varias razones, pero la persona que lo hace porque siente que sus acciones son consistentes con un valor internalizado de ayudar a otros necesitados, es más probable que obtenga un sentido de propósito de dicha experiencia.
Aunque el folklore común indica que buscar ardientemente el significado de la vida es la única forma de, paradójicamente, experimentar de verdad el significado de la vida, las investigaciones indican que, la mayoría de las veces, el significado es bastante fácil de detectar.
Tratar de comprender por qué nuestra vida es significativa puede cumplir una función cuando la vida se vuelve incomprensible, pero en última instancia, es posible que nunca dé una respuesta satisfactoria. El significado no se encuentra sólo en un lugar – está a nuestro alrededor: en nuestras relaciones, trabajo y creencias espirituales y religiosas, así como a través de la apreciación de la vida misma.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad