Está bien llorar las pérdidas de la pandemia, aunque las sientas pequeñas
“No puedo quejarme”.
“Soy de los pocos afortunados”.
“Sé que debo estar agradecido(a)”.
Es difícil hablar de nuestras pérdidas menores de la pandemia -como viajes arruinados, largas separaciones familiares, graduaciones y bodas canceladas- considerando que varios millones de personas han perdido la vida desde el comienzo de esta crisis sanitaria.
Sin embargo, aunque en la jerarquía del sufrimiento humano no parezcan gran cosa, expertos en salud mental han señalado que todas las pérdidas deben reconocerse – y llorarse, si es lo que sientes.
“La gente siente que no tiene derecho a estar en duelo”, comenta Lisa S. Zoll, trabajadora social clínica certificada en Lemoyne, Pensilvania, especializada en asesoramiento sobre el duelo. “Al cabo de un año, las pérdidas se acumulan. Las personas dicen: ‘No puedo quejarme de mi dolor, porque hay gente que la está pasando peor’. Pero tenemos que corregir esa mentalidad. Tu dolor es tu dolor. No puedes compararlo con el de otras personas”.
PERMISO PARA DOLER
En la década de 1980, un experto en duelo llamado Kenneth J. Doka comenzó a estudiar lo que más tarde denominó “el duelo no reconocido” cuando daba clases a estudiantes de posgrado en la Universidad de New Rochelle, Estados Unidos. Cuando el debate en clase se centró en la muerte de un cónyuge, una estudiante mayor habló de la falta de apoyo social cuando murió su exmarido: la nueva esposa de él era la viuda. Sus hijos habían perdido a su padre. Pero ella sentía que no tenía derecho a llorar la muerte de un hombre con el que había ido su fiesta de graduación del colegio y compartido 25 años de su vida.
La conversación llevó a Doka a empezar a estudiar el duelo que no es reconocido ni apoyado por los rituales sociales. Puede ocurrir cuando no tenemos un vínculo legal con la persona que perdemos, como es el caso de un amorío o después de un divorcio. Cuando la pérdida incomoda a los demás —como en el caso de un aborto espontáneo o un suicidio— también podríamos carecer de apoyo para sobrellevar el dolor.
Sin embargo, a menudo, el duelo sin derechos se produce en torno a pérdidas menores que no implican fallecimientos humanos, como la pérdida de un trabajo, una oportunidad profesional desaprovechada, la muerte de una mascota o el tiempo perdido con las personas que queremos. “Una frase constante es: ‘No tengo derecho a llorar’”, dice Doka.
NO ESTÁS SOLO
Brian Edwards, de 69 años, médico jubilado de Kansas, Estados Unidos, se define como un “tipo que ve el vaso medio lleno” al que no le gusta quejarse. Él y su esposa, Ginger, se perdieron de muchas cosas el año pasado. Tuvieron 2 nietos nuevos que no han podido ver. Su hija se casó. Tenían planeados 5 cruceros en 2020 antes de que llegara el COVID-19.
Edwards también tiene alzhéimer, y el tiempo es muy valioso para él. Sus médicos le han aconsejado que “se divierta” mientras esté sano, algo que las restricciones de la pandemia han hecho más difícil.
“Sé que mi tiempo es limitado”, dijo. “Pero siento que nuestra pérdida no es nada comparada con la de gente que ha perdido a sus seres queridos. ¿Alguna vez me he sentido triste? Sí, pero esa no es mi forma de ser, obsesionarme con las cosas malas. Intento pensar de manera positiva. Todos tenemos muchas pérdidas en muchos sentidos. Algunas pérdidas son más relevantes que otras. Lo importante es que, si tienes una pérdida, debes permitirte estar triste. Nadie puede decirte que tus sentimientos están equivocados”.
Por sí mismas, puede que ninguna de nuestras pequeñas pérdidas importe tanto. Es más, entre tanto dolor y pérdida, uno comienza a apreciar lo afortunados que hemos sido. ¿Pero qué es la vida sino un cúmulo de pequeñas alegrías? En conjunto, quizá nuestras pérdidas no sean tan pequeñas después de todo.
RECONOCER EL DUELO
Uno de los mayores retos del duelo sin derechos es lograr que la persona que sufre reconozca la legitimidad de su propio duelo. Una vez que acepte que su duelo es real, hay pasos que puede dar para ayudarse a afrontarlo.
Valida la pérdida.
Identifica lo que has perdido este año. “He recibido varias cartas de personas que han leído mi libro y me han dicho: ‘Has puesto nombre a mi dolor’”, relató Doka. “Ponerles nombre a las cosas tiene su poder. Es una pérdida legítima”.
Busca apoyo.
Uno de los retos del duelo sin derechos es que a menudo sufrimos en silencio. Acudir a un grupo de apoyo o a un terapeuta, o acercarse a los amigos para hablar del duelo es un paso importante para afrontarlo. “Creo que compartir nos ayuda, porque la gente siente muchas veces que, con el duelo, especialmente el duelo sin derechos, se sienten solos y aislados”, explicó Zoll. “Piensan que nadie más está experimentando lo que ellos. Alguien tiene que ser lo suficientemente valiente como para sacar el tema a colación. Al hablar de ello, la gente dirá: ‘Yo también lo he vivido’”.
Crea un ritual.
Los funerales, los servicios conmemorativos y los obituarios son rituales en torno a la muerte que nos ayudan a procesar nuestra pérdida. Considera la posibilidad de crear un ritual que honre tu pérdida. Considera plantar un árbol, por ejemplo, o encontrar un objeto que represente tu pérdida, como boletos de avión cancelados o una invitación de boda, y entiérralo. Organiza un baile de graduación o una ceremonia de graduación ficticia. Algunas personas quizá quieran hacerse un tatuaje para conmemorar la pérdida. “Lo que nos cuesta es encontrarle sentido a la pérdida”, dijo Zoll. “El dolor y la pérdida no tienen sentido. Los rituales forman parte de la búsqueda de significado”.
Ayuda a otra persona.
Zoll dijo que los pequeños actos de bondad la han ayudado a sobrellevar sus propias pérdidas durante la pandemia. Escuchó decir a una mujer en una tienda de comestibles cuya madre había fallecido que iba a preparar la comida favorita de su madre como una manera de honrarla. “Esperamos a que llegara a la caja y pagamos su comida”, dijo Zoll. “Quería que su relato de duelo incluyera algo bonito que ocurrió. Cuando hable de recordar a su madre, también recordará que alguien le pagó la compra”.
Encuentra pequeños momentos de gozo.
No te obligues a estar contento, pero intenta encontrar cosas que disfrutar. “La alegría es un objetivo sublime”, dijo Zoll. “A veces, lo mejor que podemos hacer es hallar momentos de deleite que sean un escape suficiente para tener un respiro”.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad