La trampa de preocuparse de lo que piensen los demás
Los humanos somos animales sociales. Estamos programados para pensar en nuestro papel en el grupo y en lo que los demás piensan de nosotros. Importa en nuestras familias, amistades y relaciones laborales. No podemos sobrevivir y prosperar sin atender estas relaciones.
Pero también hay una gran trampa ahí. El problema es cuando estamos tan influenciados por lo que piensan los demás -o, para ser precisos, lo que creemos que pensarán los demás- que nos lleva a tomar decisiones que no nos servirán bien con el tiempo. Evitamos el dolor a corto plazo de una posible pérdida de estatus a cambio de la pérdida de potenciales cosas mejores en el largo plazo.
Esta dinámica puede hacer que nos alejemos de lo que realmente somos y de lo que realmente queremos hacer. A merced de lo que otros esperan, refugiados en esa falsa seguridad. Podemos perder una parte de nosotros mismos cuando buscamos la aprobación de los demás o tratamos de complacerlos.
PERSEGUIDOS POR LAS EXPECTATIVAS
Seamos claros: no es que las expectativas sean malas; son necesarias y pueden ser útiles de muchas maneras. El problema es volverse adicto a la aprobación o estar limitado por las expectativas de los demás.
Ocurre especialmente entre los jóvenes al principio de su carrera. Mientras navegan por el laberinto oscuro y desorientador de las opciones profesionales, se ven acosados por las expectativas de sus padres y de los maestros, entrenadores y compañeros: sé médico, o abogado, o arquitecto. Únete al negocio familiar. Elige una profesión. Ve por el salario y el estatus. Escala en esa empresa, independiente de quien seas, lo que amas y lo que anhelas.
Pero el cálculo es engañoso: los beneficios de la aprobación de esas opciones seguras y respetables pueden resultar superficiales y fugaces. Podemos encontrarnos en una carrera llena de cosas que no nos gustan, o incluso que nos molestan, y sin darnos cuenta ya nos habremos inscrito en unas 80.000 horas de trabajo durante toda la vida (cantidad promedio de trabajo que la gente hace durante su vida). Ya no se ve como una ganga, ¿o sí?
Por supuesto, no tiene nada de malo ser médico, abogado, arquitecto o lo que sea, o unirse a la empresa familiar, o seguir una carrera profesional tradicional… siempre y cuando -y aquí está el problema- sea una buena opción para ti. La clave es que sea tu elección y que lo hayas probado y hayas descubierto que sí te acomoda. Que te llena de energía más a menudo de lo que te agota.
Claro, no todo el mundo tiene elección. A veces estamos enterrados en deudas o sumidos en estrés e inseguridad financiera, o sin mejores opciones. Muchas personas se enfrentan a barreras o sesgos estructurales o institucionales. Pero normalmente tenemos más opciones de las que pensamos. A menudo se reduce a nuestro coraje y autonomía, y a nuestra imaginación y afán, a pesar de los obstáculos.
LAS OTRAS TRAMPAS RELACIONADAS
Esta necesidad excesiva de aprobación también puede manifestarse de muchas otras formas, como:
- Quedar demasiado atrapados en el «modo de escalada» (sólo ocupados de escalar profesional o socialmente en la empresa).
- Compararnos constantemente con los demás, juzgando nuestro valor por cómo nos percibimos en relación con los otros.
- Adaptarnos a las convenciones sociales en lugar de hacer nuestro propio camino.
- Contenernos o no intentarlo debido a temores de fracaso o amenazas a la imagen.
- Entregarnos a la sensación de que los demás avanzan con más claridad o éxito, mientras que nosotros nos quedamos atrás.
- Apegarnos a una vida o trayectoria profesional sub-óptima porque tenemos miedo de lo que pensarán los demás si nos bajamos de la rutina y comenzamos de nuevo.
- Ser miopes sobre lo que importa en la vida.
- No establecer límites adecuados o articular las decisiones según la necesidad de agradar.
- Ser consumido por un hambre de estatus, de prestigio o de aprobación.
- Fingir ser alguien que no somos.
- Volvernos adictos al trabajo.
8 CONSEJOS PARA DETENER ESTA ESPIRAL
- Adquirir más autoconciencia (en parte prestando atención a nuestros instintos y escuchando nuestra voz interior).
- Desarrollar un propósito personal, valores y visión claros y convincentes para que tengamos a la mano nuestro por qué más profundo, lo que es más importante para nosotros y lo que queremos para nuestra vida.
- Cultivar la auto-aceptación: apreciar lo que tenemos y lo que hacemos bien mientras apagamos nuestro crítico interno poco realista.
- Tómate el tiempo antes de decir sí a una nueva tarea o compromiso y ten estándares claros y altos sobre a qué dedicarás tu tiempo.
- Gana perspectiva: ¿cuánto importará lo que piensen los demás en una semana, un mes, un año, una década…en el análisis final?
- Vive con lo que se siente al experimentar desaprobación, y hazte una idea de cuánto importa (¿si es que importa?)
- Observa cómo las personas pueden respetarnos por establecer límites y por ser claros y comprometidos con nuestras metas y aspiraciones.
- Imagina y busca la libertad y el poder al otro lado de este bloqueo mental: el regalo de finalmente dejarnos ser quienes realmente somos y anhelamos llegar a ser.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad