¿Quieres ser más sustentable? Compra un 75% menos de ropa
Si no hacemos algo pronto, la industria de la moda podría usar una cuarta parte del presupuesto global de carbono restante del mundo y usar un 35% más de recursos de la tierra para producir fibras para el año 2030.
Parece increíble, pero no lo es. En los últimos 15 años, la producción de ropa se ha duplicado… pero el tiempo que realmente usamos esa ropa se ha reducido en casi un 40%. La caída de los precios ha generado que las personas compren más ropa que nunca y gasten menos dinero en el proceso.
Esto, claro está, no es sostenible. Algo tiene que cambiar.
La solución puede ser un “clóset de bienestar”, una nueva forma de avanzar en la moda, donde se privilegia el bienestar humano y ambiental por encima del consumo cada vez mayor de la moda rápida y desechable (la llamada “fast fashion”).
¿CÓMO SE VE UN CLÓSET DE BIENESTAR?
El estilo depende de tu gusto, pero el uso y la duración de la ropa ahora también son nuestra responsabilidad. La idea de un clóset de bienestar gira alrededor de 3 pilares base: reducir nuestra compra de ropa nueva en un 75%, comprar ropa diseñada para durar y reciclar dicha ropa al final de sus días.
Para el sector de la confección, significaría hacerse cargo de los bajos ingresos de las personas que fabrican la ropa, así como brindar medidas de apoyo para los trabajadores que podrían perder sus trabajos durante la transición hacia una industria más sostenible.
Sin embargo, la moda en realidad se está acelerando. La moda rápida está siendo reemplazada por la moda ultra rápida, lanzando volúmenes sin precedentes de ropa nueva al mercado. Desde principios de año, los gigantes del fast fashion, H&M y Zara, han lanzado alrededor de 11.000 nuevos estilos combinados.
Al mismo tiempo, la marca de moda ultra rápida Shein ha lanzado la asombrosa cantidad de 314.877 estilos. Shein es actualmente la aplicación de compras más popular en varios países. Como era de esperar, esta aceleración está produciendo una enorme cantidad de residuos.
HACERSE CARGO, PERO EN SERIO
En respuesta, la industria de la moda ha ideado una serie de planes para abordar el problema. El problema es que muchas iniciativas de sustentabilidad aún anteponen las oportunidades económicas y el crecimiento a las preocupaciones ambientales.
Esfuerzos como cambiar hacia el uso de fibras y textiles más sostenibles y ofrecer opciones éticamente conscientes son nobles. Desafortunadamente, hacen muy poco para enfrentar el rápido aumento del consumo de recursos y la generación de desechos del sector.
Además de esto, abundan los abusos de los derechos laborales de los trabajadores en la cadena de suministro. En los últimos 5 años, los problemas de trabajo infantil, discriminación y trabajo forzado de la industria han empeorado a nivel mundial. Los principales países fabricantes de prendas de vestir, incluidos Myanmar, Camboya, Bangladesh y Vietnam, se consideran un «riesgo extremo» para la esclavitud moderna.
QUÉ PODEMOS HACER:
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Reducir nuestro consumo.
Necesitamos tener conversaciones serias entre la industria, los consumidores y los gobiernos sobre la limitación del uso de recursos en la industria de la moda. Como sociedad, necesitamos hablar sobre cuánta ropa es suficiente para vivir bien.
A nivel individual, significa comprar menos ropa nueva, así como reconsiderar de dónde obtenemos nuestra ropa. Comprar ropa de segunda mano o utilizar servicios de alquiler son formas de cambiar tu guardarropa con menor impacto.
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Expandir el movimiento de la moda lenta.
El creciente movimiento de moda lenta se centra en la calidad de las prendas sobre la cantidad y favorece los estilos clásicos sobre las tendencias fugaces.
También debemos prestar atención renovada a la reparación y el cuidado de la ropa que ya tenemos para prolongar su vida útil, por ejemplo, reactivando la costura, el arreglo de la ropa y otras habilidades.
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Volver a imaginar los modelos de negocio.
Además, el guardarropa del bienestar significaría alejarse de los modelos comerciales de moda existentes y adoptar nuevos sistemas de intercambio, como modelos de consumo colaborativo, cooperativas, empresas sociales sin fines de lucro y B-corps.
¿Qué son estos? Los modelos de consumo colaborativo implican compartir o alquilar ropa, mientras que las empresas sociales y las B-corps son negocios con propósitos más allá de obtener ganancias, como garantizar salarios dignos para los trabajadores y minimizar o eliminar los impactos ambientales.
También hay métodos que no dependen del dinero, como intercambiar o pedir prestada ropa con amigos y modificar o rediseñar ropa en talleres de reparación y círculos de costura.
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Reconocer el valor cultural de la ropa.
Finalmente, como consumidores, debemos fomentar una diversidad de culturas de la ropa, incluida la incorporación del conocimiento del diseño de moda indígena, que tiene como núcleo el respeto por el medio ambiente.
Se debe alentar a las comunidades de intercambio a reconocer el valor cultural de la ropa y reconstruir conexiones emocionales con las prendas, apoyando así el uso y cuidado a largo plazo.
Cambiar la moda de un modelo de crecimiento perpetuo a un enfoque sostenible no será fácil. Pasar a una industria de la moda que vaya más allá del crecimiento requerirá que legisladores y la industria introduzcan una amplia gama de reformas y re-imaginen los roles y responsabilidades en la sociedad.
Puedes pensar que esto es demasiado difícil, pero el status quo de crecimiento constante no puede durar para siempre. Es mejor que actuemos para dar forma al futuro de la moda y trabajemos por un vestuario que sea bueno para las personas y el planeta, en lugar de dejar que un maremoto de ropa desperdiciada absorba los recursos, la energía y nuestro presupuesto limitado de carbono.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad