La historia de tu vida importa. Quién mejor que tú para contarla
“La muerte se lo roba todo, excepto nuestras historias”, escribió alguna vez el poeta Jim Harrison. Pero si no tenemos cuidado, la muerte puede robar eso también.
Piensa en las historias que has escuchado mil veces a tu pareja, a tus padres, tus abuelos o amigos. ¡Son preciosas! Cuando alguien muere, necesitamos esas historias – no en una forma vaga, medio recordada y de segunda mano, sino en la versión original, con todos los giros de la trama, los matices y las peculiaridades de la narración personal. Tus propias palabras y puntos de vista son más esclarecedores que los obituarios y homenajes de otros.
Cuando se trata de dinero y bienes raíces, la mayoría de nosotros hacemos arreglos cuidadosos sobre lo que sucederá después de nuestra muerte. ¿Por qué no cuidar por igual nuestras historias, que no se pueden recuperar una vez perdidas?
LA HISTORIA DE TU VIDA
“Poner las cosas en palabras ayuda a organizarlas en tu mente”, dice James W. Pennebaker, profesor de psicología en la Universidad de Texas en Estados Unidos. “De vez en cuando, todos debemos dar un paso atrás y hacer un balance y pensar: ‘¿Qué estoy haciendo, adónde voy, y es ésta la vida que quiero?’”.
Conserva tus historias ahora, mientras los recuerdos son vívidos. Las mejores historias muestran no solo lo que has hecho, sino también por qué y cómo. Los puntos de partida incluyen cómo llegaste a una carrera profesional; qué estás tratando de hacer con tu vida y cómo está funcionando; tus mayores triunfos y fracasos, y lo que has aprendido de ellos. También valen la pena todas las cosas más raras, divertidas, maravillosas y horribles que te han pasado.
Podrías escribir una memoria o tu propio obituario, pero ni siquiera eso es necesario: escribir un borrador de tus mejores historias o grabarlas es más que suficiente. Una forma de guardar un recuerdo es escribir una carta o un correo electrónico a un amigo y guardar una copia. Otra es anotar tus fotos favoritas con las historias detrás de ellas. Para aquellos que necesitan indicaciones, softwares como Storyworth o MemLife proporcionan una plantilla con preguntas e incluso la opción de crear un libro.
Para aquellos que odian escribir, la grabación de voz funciona. Sin embargo, asegúrate de hacer una transcripción y agrega notas que expliquen cualquier cosa que pueda no estar clara para los lectores dentro de décadas.
TODO ESTÁ EN LOS DETALLES
Davida Coady es alguien que decidió contar su historia – ¡y gracias a Dios! Porque nadie más podría haberlo hecho tan bien. La Dra. Coady, quien murió en 2018 a la edad de 80 años, era una médico formada en las universidades de Columbia y Harvard, en Estados Unidos. Pasó más de 2 décadas viajando de “un desastre humano a otro”, como ella lo expresó, brindando atención médica en África, Asia y América Central. Mientras tanto, sin embargo, su vida privada se estaba convirtiendo en otro tipo de desastre.
“Mi patrón era emborracharme y dejarme seducir. Me acostaba con un chico y luego me encariñaba con él”, escribió en sus memorias, tituladas The Greatest Good. Finalmente, enfrentó su adicción al alcohol y buscó la ayuda de Alcohólicos Anónimos. Su última bebida alcohólica, escribió, fue el 30 de octubre de 1989.
Si hubiera sido escrita por otra persona después de su muerte, la historia de vida de la Dra. Coady podría haber señalado de pasada que durante sus viajes conoció a Henry Kissinger, Fidel Castro y la Madre Teresa. Debido a que la Dra. Coady escribió su propia historia, sabemos más: el Sr. Kissinger le preparó un gin tonic. La Madre Teresa sostuvo su mano mientras conversaban. El señor Castro la besó en la mejilla; su barba era sorprendentemente suave. Su relato en primera persona es detallado e inspirador de formas que nadie más podría igualar.
DEJAR NUESTRA MARCA
Para los narradores de sus historias de vida, hay un extra: escribir o grabar estas historias a menudo hace que las personas se sientan mejor consigo mismas e incluso podría mejorar su salud, según algunos investigadores que estudian la forma en que las personas explican sus experiencias.
Algunas personas tienen poco o ningún interés en el pasado, incluido el suyo propio. Si has intentado contar tu historia y descubres que solo trae tristeza, no hay necesidad de persistir. Muchos de nosotros, sin embargo, queremos engañar a la muerte dejando una marca, aunque sea débil. Tendemos a creer el proverbio de que las personas mueren dos veces: la primera vez cuando su corazón deja de latir, la segunda cuando alguien pronuncia su nombre, o piensa en ellos, por última vez.
Sin embargo, no se trata solo de ti. Tus historias podrían ser el mejor regalo que les hayas dado a tus amigos y familiares.
E incluso si nadie lee o escucha tu historia, no has perdido el tiempo. Revisar tu vida, lo que estás tratando de hacer, por qué y cómo está funcionando, podría darte la inspiración para enmendar algunas de tus formas de ser. No es demasiado tarde para mejorar el relato que le da forma a tu vida.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad