La Esperanza salva vidas: conoce cómo crear un ‘Kit de Esperanza’ en 4 pasos

por | Ene 17, 2022 | Espacios de Reflexión

Cada uno de nosotros experimenta pensamientos y emociones dolorosas en respuesta a las dificultades de la vida. La esperanza de que el dolor disminuirá a medida que las circunstancias mejoren nos ayuda a mantenernos a flote

Pero muchas personas experimentan dolor en niveles tan intensos que se convierte en lo que el psicólogo clínico Edwin Shneidman denominó Psico-aflicción: “el dolor, la angustia, la irritación, la pena psicológica de la psique, la mente”. Shneidman propuso que el suicidio es impulsado por el deseo de escapar de la psique cuando el dolor se siente insoportable… cuando hace falta el sentimiento de esperanza. 

EL PESO DE LOS NÚMEROS

Los pensamientos y comportamientos suicidas son un importante problema de salud pública: en todo el mundo, perdemos aproximadamente 800.000 personas por suicidio cada año. Las estadísticas mundiales recientes sobre pensamientos y comportamientos suicidas son difíciles de determinar y varían según el país, pero datos del MINSAL indican que, el año 2020, se registraron 1.590 suicidios, correspondientes al 1,29% de los fallecimientos. Esto significa un promedio de 133 muertes por esta causa al mes.  

Tómate un momento para procesar lo que significan los números. Señalan que miles de personas y sus seres queridos están sufriendo. Nos dicen que demasiadas personas están luchando y buscando alivio. Trágicamente, muy pocos lo están encontrando. Las pérdidas por suicidio son desgarradoras y causan un efecto dominó en sus familias y comunidades. Tanto el duelo como la exposición al suicidio están relacionados con un mayor riesgo de suicidio y dificultades de salud mental.

LA TEORÍA DE LA ESPERANZA

Los expertos en suicidio han respondido a esta crisis de salud pública proponiendo teorías que identifican puntos en común entre las experiencias suicidas, describiendo los factores que cambian los pensamientos suicidas a los comportamientos suicidas. El objetivo de estas teorías de “ideación a la acción” es obtener una comprensión más profunda y aliviar las condiciones que conducen al suicidio.

Aunque contienen diversos elementos, todas las teorías tienen en común la noción de que la esperanza -la sensación de que la vida puede mejorar, y las condiciones aliviarse- actúa como un salvavidas en presencia de dolor insoportable. 

La esperanza, por lo tanto, se considera un factor clave para la prevención eficaz del suicidio. De hecho, la desesperanza es el objetivo de 2 importantes intervenciones terapéuticas para el comportamiento suicida. En la evaluación colaborativa y el manejo de las tendencias suicidas (CAMS por sus siglas en inglés), el terapeuta verifica periódicamente con el paciente los niveles de desesperanza. Construir un sentido de esperanza se considera como “un imperativo clínico”. De manera similar, la terapia cognitiva conductual para la prevención del suicidio (TCC-SP) prioriza la esperanza a través de conversaciones sobre las razones para vivir, incluidos los seres queridos y otras fuentes de significado. 

También incluye instrucciones para crear un «kit de esperanza» al que se puede recurrir cuando surgen pensamientos de esta clase. Pueden ser virtuales o físicos y, por lo general, incluyen frases, imágenes y otros contenidos que evocan recuerdos gratos (ej. un recuerdo de vacaciones), infunden un sentido de propósito o significado (ej. fotografías de familiares y amigos) o tener efectos relajantes (ej. imágenes de la naturaleza, una lista de reproducción de música). Un kit de esperanza está destinado a disminuir la angustia y plantar semillas de optimismo para un futuro mejor.

PASOS PARA UN PRESENTE MÁS ESPERANZADO

Combatir los pensamientos suicidas con esperanza no es una batalla fácil. Pero sí existen pasos prácticos para construir una mayor esperanza, utilizando 4 estrategias: buscar ayuda, encontrar optimismo, cambiar la perspectiva y hacerse cargo de las emociones. 

  • BUSCAR AYUDA. 

Los problemas parecen más superables cuando tienes personas que te ayudan a superarlos. Entre los hallazgos más sólidos de la investigación sobre el suicidio está que el aislamiento social se asocia con un mayor riesgo de suicidio, mientras que el apoyo social se relaciona con una disminución del riesgo. Esta estrategia implica realizar una lluvia de ideas sobre las posibilidades de ayuda y la planificación para conectarse con esos recursos.

Sea el problema que sea, en el momento en que comiences a experimentar pensamientos suicidas, el primer paso es recurrir a alguien: una persona de confianza – un amigo, familiar, terapeuta o, si eres una persona religiosa, un cura. Juntos, construyan una lista de herramientas y recursos de ayuda, y organicen un calendario de acción: anoten fechas y días en que utilizarán cada uno de ellos. Estos pasos ya representarán un alivio y permitirán cultivar cierta esperanza. 

  • ENCONTRAR OPTIMISMO. 

La capacidad de imaginar un futuro menos doloroso es inherente a la esperanza. Este enfoque ayuda a quienes no son capaces de visionar que se sentirán mejor alguna vez. Es como un túnel: no se sienten capaces de ver luz. 

Lo importante es buscar razones que te hagan entusiasmarte por el futuro. No tienen que ser demasiado grandes –ver crecer a tus hijos, los atardeceres, terminar ese libro tan bueno que estás leyendo, comer mañana en tu restaurante favorito. El pasado también puede ser de ayuda: recordar obstáculos anteriores que ya superaste pueden proporcionar confianza en que el problema de hoy es superable también. 

  • CAMBIAR DE PERSPECTIVA. 

La teoría de la desesperanza en la depresión propone que las personas se sienten más desesperanzadas cuando creen que sus luchas son internas (atribuibles a ellos mismos), globales (sobre ellos como un todo) y estables (no se pueden cambiar). Esta estrategia pide a las personas que vuelvan a examinar sus creencias considerando la evidencia de los componentes externos, específicos y cambiantes de su situación.

Da un paso atrás y busca evidencia que refute lo que crees. No seas tan severo contigo mismo: ábrete a las posibilidades de que no todo sea tu culpa, de que tus errores no te definen y que mereces amor y buenos resultados. 

  • ATENDER LAS EMOCIONES.  

El dolor emocional tiende a impulsar y acompañar a los pensamientos suicidas. Los tratamientos para el comportamiento suicida incluyen herramientas para ver las emociones como válidas y que justifican la compasión, así también como estados que cambian con el tiempo.

Con este enfoque, es importante identificar las emociones y reflexionar acerca de qué las gatilló. En lugar de ignorarlas, acéptalas y entiende qué te están comunicando sobre tus propias necesidades. Es probable que esas necesidades sean la compasión y el apoyo de otros –una vez que abraces hasta las emociones más dolorosas, podrás buscar maneras efectivas de calmarlas. 

Si tú o alguien cercano está experimentando pensamientos o conductas suicidas, pide ayuda.

FONO SALUD RESPONDE: 600 360 77 77

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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