¿Puede el asombro salvar a la humanidad?
La humanidad ha estado expuesta a muchas amenazas este último tiempo. Desafíos como las pandemias y el cambio climático requieren una respuesta global, lo cual resulta complicado: a veces, puede ser difícil sentirse conectado con personas que están lejos o son muy diferentes a nosotros, especialmente cuando estamos enfocados en nuestras propias preocupaciones más cerca de casa.
¿Cómo podemos construir un sentido más fuerte de nuestra humanidad común y preocuparnos más por la comunidad global? Un estudio reciente sugiere algo que puede ayudar: experimentar asombro.
EL PEQUEÑO YO
En una serie de experimentos (algunos con estudiantes universitarios, otros con reclutados online), los investigadores asignaron al azar a algunos participantes para que escribieran sobre una experiencia asombrosa del pasado, o que miraran fotos y videos de maravillas naturales impresionantes, desde paisajes hermosos y animales salvajes hasta imágenes del espacio exterior.
A modo de comparación, otros participantes escribieron sobre experiencias pasadas que los enorgullecieron o un evento reciente, o vieron fotos o videos de cosas comunes, como una parada de autobús, un escritorio o un dormitorio. En un experimento, un subconjunto de participantes vio videos de desastres naturales para considerar el asombro inducido por un evento negativo abrumador.
Posteriormente, las personas informaron sobre sus sentimientos y cuán fuertemente se identificaron con afirmaciones como «Siento la presencia de algo más grande que yo» o «Me siento parte de una entidad mayor» – una forma de medir lo que los investigadores denominan “un pequeño yo”: esa sensación de sentirse pequeño en el gran esquema de las cosas.
Finalmente, los participantes informaron cuán ciudadanos del mundo se sentían y cuán fuertemente estaban de acuerdo con afirmaciones como: “Me identifico con (es decir, me siento parte de, siento amor hacia, me preocupo por) todos los humanos en todas partes” o “Yo comparto un destino común con otros seres humanos”.
Los investigadores descubrieron que las personas que sentían asombro (a diferencia de otras emociones) sentían un «pequeño yo» con más fuerza, lo que los hacía identificarse más con la idea de ser ciudadanos globales y sentirse más conectados con personas de todo el mundo. Lo mismo era cierto si el asombro era inducido por un evento negativo o positivo.
EL PODER DEL ASOMBRO
“El asombro te ayuda a darte cuenta de que eres una pequeña parte de un universo más grande”, dice Sean Laurent de la Universidad Estatal de Pensilvania, Estados Unidos, coautor del estudio. “Eso naturalmente lleva a darse cuenta de que las personas en otros lugares son relevantes y dignas de preocupación”.
Para ver si experimentar asombro podría no sólo aumentar la preocupación global sino también la acción para aliviar el sufrimiento global, Laurent y sus colegas pidieron a las personas que hicieran una donación (de cualquier cantidad) a 2 posibles organizaciones benéficas: una que beneficiaba a los niños en los Estados Unidos, y otra que servía a los niños alrededor del mundo. Descubrieron que las personas inducidas a sentir asombro y un «pequeño yo» donaron proporcionalmente más dinero a la organización benéfica mundial.
“Cuando haces que la gente piense de esta manera, del tipo ‘soy sólo un grano de arena entre todos los otros granos de arena en la playa’, en realidad conduce a una sociabilidad más cosmopolita, en la que quieres ayudar a las personas que están más lejos”, dice Laurent. “Amplía su círculo moral de cuidado”.
DESPIERTA TU HAMBRE… DE CURIOSIDAD
También puede hacer que las personas sientan más curiosidad por las personas que son diferentes, según otro experimento dentro del estudio. Cuando se preguntó a los participantes sobre su interés en probar una receta de hamburguesa «global» (con panecillo de champiñones portobello, hamburguesa de frijoles negros y queso mozzarella) o una receta típica de hamburguesa estadounidense (con panecillo de sésamo, hamburguesa de res y queso americano), aquellos que experimentaron asombro estaban más abiertos a probar la receta extranjera.
“Cuando sentimos que todos estamos conectados [a través del asombro], realmente puede hacernos mucho más tolerantes y comprensivos con las situaciones de otras personas y apreciar más la diversidad y las diversas experiencias”, dice Laurent.
Estos hallazgos se suman a investigaciones anteriores que muestran que el asombro es una emoción prosocial que estimula a las personas a querer ser generosas y más tolerantes con las diferencias. Experimentar asombro no solo afecta la forma en que tratamos a los que nos rodean, sino que puede expandir nuestro círculo de atención y disposición para relacionarnos con personas en lugares lejanos, o con cualquier persona diferente a nosotros.
Laurent espera que su investigación pueda alentar a más personas a participar en el asombro cotidiano, ya sea que eso implique salir a la naturaleza o inspirarse en imágenes de la inmensidad del universo. En su vida personal, alienta a sus propios hijos a experimentar asombro con regularidad, con la esperanza de hacerlos más receptivos a la idea de que todas las personas están interconectadas… algo que él cree que a todos nos vendría bien.
“No solo pasa tiempo en la naturaleza o mira las estrellas, sino que tómate el tiempo para maravillarse de lo maravilloso que es el mundo y cultiva esa sensación de asombro en ti mismo”, dice. “Si todos tuviéramos una buena dosis de asombro, tal vez seríamos un poco más empáticos y comprenderíamos las diferencias que existen en el mundo”.
Por Equipo Espacio Mutuo
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