¿Serías capaz de admitir que no eres una persona tan honesta como crees ser?

por | Abr 17, 2023 | Espacios de Reflexión

Décadas de investigación se han dedicado a la noción de falibilidad moral: los humanos no son perfectos y es probable que fracasen en ser morales. 

La gente común termina violando sus propios valores morales, a veces sin saberlo, y encuentran numerosas formas de racionalizar o ignorar este comportamiento. Al hacerlo, mantienen su imagen de sí mismos como personas buenas y honestas, tan buenas que la persona promedio piensa que es más probable que vaya al Cielo que la Madre Teresa. ¿Pero hay algo que hacer al respecto? 

En primer lugar, debemos ser conscientes de todas las formas sutiles en que nuestras decisiones morales pueden ser influenciadas. Luego, podemos establecer salvaguardas para poder tomar mejores decisiones con el tiempo y convertirnos en mejores personas.

HACER MAL O HACER BIEN – ESA ES LA CUESTIÓN

Las decisiones morales no se reducen simplemente a una elección consciente de hacer trampa o no. La investigación ha encontrado que los más variados aspectos influyen constantemente en nuestras elecciones… ya sea el cómo nos sentimos o qué hora del día es. ¿Como cuáles?

Factor 1: La Ansiedad

En un estudio, se le dio a los participantes una tarea matemática. Por cada respuesta correcta, los participantes eran bonificados con monedas: sólo debían informar el número de aciertos y se les pagaba su premio. Los investigadores, al revisar las respuestas, descubrieron que todos exageraban su desempeño y obtenían entre $2 y $3 extra. 

En otra oportunidad, se realizó el mismo experimento mientras los participantes escuchaban música de la película Psycho. En esa situación, es aún más probable que las personas exageren su desempeño. ¿Por qué? La ansiedad aumenta la percepción de amenaza de las personas, lo que a su vez da como resultado un comportamiento egoísta y poco ético. En situaciones amenazantes, nuestro cerebro cambia a un estado que facilita mecanismos de defensa rápidos; debido a estos impulsos de autoprotección, es más probable que nos centremos estrictamente en nuestras propias necesidades básicas e intereses personales, en lugar de ser más conscientes de los principios éticos.

Factor 2: La hora del día

En un estudio, la mitad de los participantes fueron asignados aleatoriamente para realizar una tarea por la mañana, de 8 am a 12 pm. La otra mitad lo hizo entre las 2 y las 6 de la tarde. En ese caso, se vieron más casos de trampa por la tarde.

Esta es una evidencia de la incapacidad de las personas para regular su comportamiento en una situación tentadora. La mera experiencia de la vida cotidiana (tomar decisiones, gastar energía física) puede reducir nuestra capacidad de ejercer el autocontrol a medida que avanza el día. A medida que nos cansamos más, nuestra moralidad se ve comprometida.

Factor 3: Las personas que nos rodean

Aprendemos indirectamente de nuestros compañeros, nuestros grupos y nuestros líderes. Los lugares de trabajo pueden, de manera intencional o no, normalizar el comportamiento poco ético, lo que conduce a la corrupción colectiva. Por ejemplo, en un artículo se demostró que el lenguaje utilizado por las corporaciones refleja su cultura y da forma a los comportamientos de los empleados. Específicamente, se descubrió que las empresas corruptas utilizan la ofuscación lingüística (lenguaje que es difícil de entender) en su declaración de valores y, como resultado, los miembros del equipo hacen más trampas.

3 PASOS PARA EL CRECIMIENTO MORAL

1. Prepárate para los desafíos éticos. Dado que otras personas juegan un papel importante en nuestra moralidad, un lugar para comenzar es encontrar un mentor de ética. Puedes buscar orientación de alguien dentro o fuera de tu organización, alguien de confianza con quien discutir cuestiones éticas.

2. Ten conciencia del desafío moral en el momento. Hay mucha evidencia de «desvanecimiento moral», donde simplemente no prestamos atención a las implicaciones morales de nuestras decisiones. Cuando surgen dilemas, tenemos que analizar explícitamente estas implicaciones morales y no centrarnos exclusivamente en los costos para nosotros mismos. Por ejemplo, puedes estar eligiendo entre dos productos y uno puede ser más barato, pero al mismo tiempo tienes información de que la empresa utiliza prácticas laborales cuestionables. ¿Tomas eso en consideración? ¿Piensas en el daño en este contexto?

Otra clave es evitar la racionalización. Podemos ser muy creativos a la hora de justificar comportamientos cuestionables cuando hay interés propio de por medio. Podríamos decirnos a nosotros mismos: «Oh, todos hacen esto, solo estoy siguiendo órdenes, estoy haciendo esto por un bien mayor, es su culpa, se lo merecen».

Realiza estas 3 pruebas para evitar la racionalización auto-engañosa:

  • La prueba de publicidad: ¿Cómo te sentirías si tu periódico local publicara tu elección y proceso de pensamiento en la primera página?
  • La prueba de generalización: ¿Cómo te sentirías si todos actuaran de esta manera?
  • La prueba del espejo: Si te miras al espejo después de tomar la decisión, ¿te sentirás feliz contigo mismo(a)?

3. Utiliza la reflexión para aprender de los desafíos morales. Ser ético no significa ser perfecto todo el tiempo, pero sí significa estar dedicado a aprender. Cuando cometes un error, puedes reflexionar para aprender y hacerlo mejor en el futuro. Para adoptar una orientación de aprendizaje ético, pregúntate a ti mismo(a): «¿Qué puedo hacer para ser una mejor persona?»

    Por Equipo Espacio Mutuo

    Mutual de Seguridad

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