Ahora que el mundo es virtual… ¿Cuántas pantallas son demasiadas pantallas?
Si incluso antes de la llegada del COVID las personas tenían problemas para balancear la vida real con el infinito universo del Internet, ahora… el desafío es mucho mayor.
La pandemia tiene a todos pasando gran parte del tiempo frente a una pantalla (o varias). Tiene sentido: si el aislamiento y el distanciamiento social son la norma, las pantallas –sean celulares, televisores, computadores o tablets– son nuestra única conexión con el mundo exterior.
¿Cuánto tiempo en pantalla es demasiado? ¿Importa? ¿Debería preocuparme de mis hábitos online si ahora el planeta gira alrededor de la esfera virtual?
Sí, sí y sí. Imponer límites y un mayor control a nuestro uso de pantallas no sólo es posible, sino que necesario: es minuto de ejercer control, no de perderlo. ¿Pero cómo?
PANTALLAS COMO ALIMENTOS
Reconoce que, de la misma forma que existen diversas clases de alimentos, también existen diversas clases de tiempo en pantalla. Algunos se sienten más «nutritivos» que otros, y sus efectos sobre nuestro estado de ánimo y salud mental pueden variar, dependiendo del contenido, el contexto y la dosis.
No existen respuestas correctas o incorrectas respecto al uso de pantallas. Pero comenzar a clasificarlo según categorías, en lugar de agruparlo todo en un gran bulto, puede ayudarte a definir qué combinación de pantalla funciona mejor para ti.
Reflexiona: lo más probable es que leer un libro virtual en el baño te hará sentir diferente a simplemente revisar tus redes sociales, de la misma forma
PANTALLAS DE PRIMERA NECESIDAD
Es obvio, quienes trabajan desde casa necesitarán interactuar con algún tipo de pantallas en cierto punto. Pero cuando teletrabajas, es fácil pasar todo el día frente a tu computador sin evaluar cuántas de esas horas son realmente necesarias, y cuántas de esas horas sólo estás revisando tu correo electrónico y las noticias una y otra vez mientras pierdes el tiempo. Estar ocupado no es lo mismo que ser productivo. Haz lo que tienes que hacer… y luego ve a hacer otra cosa.
LAS TRES “C”
Piensa en tu tiempo de relajo acorde a 3 categorías: consumo, creación y conexión.
Una vez que hayas identificado los «elementos esenciales» de tu tiempo frente a la pantalla, es hora de pensar en tu tiempo libre (o lo que consideres como “libre” en estos días).
Identifica cuál de estas “C” te hace sentir bien, y en qué dosis. Haz una lluvia de ideas sobre formas en las que puedes cumplir con cada “C” tanto fuera como dentro de la pantalla. Bonus: si determinas qué tipo específico de consumo, creación y conexión te hace sentir mejor, podrás gestionarlo aún mejor.
Por ejemplo, si descubres que leer las noticias es un tipo de consumo que te satisface, podrías considerar leer el diario en lugar de informarte por un portal de noticias online. O, por ejemplo, si ponerte al día con amigos es la conexión que más te hace feliz, quizás prefieras una llamada telefónica (lo sé, ¡qué retro!) por sobre un simple mensaje de texto.
SÉ TU PROPIO PERRO GUARDIÁN
Monitorea tu propio estado de ánimo mientras estás frente a una pantalla. Mientras más conciencia tengas –momento a momento – sobre los efectos mentales que las pantallas ejercen sobre ti, más control tendrás para gestionarlos.
Si tu tiempo frente a la pantalla te hace sentir productivo, calmado, tranquilo o feliz, entonces continúa. Si es innecesario y te hace sentir mal, o si ayuda en pequeñas dosis pero te hace sentir peor si te excedes, entonces reduce. La cantidad de tiempo de pantalla no es lo que importa, sino cómo te hace sentir ese tiempo frente a la pantalla.
SIGNOS DE ESTRÉS
El desplazamiento del estrés es el equivalente digital a comer por estrés, y sus orígenes son los mismos. Cuando estamos estresados, la parte de nuestro cerebro responsable de la toma racional de decisiones (la corteza prefrontal) se desconecta y se hace mucho más difícil resistir nuestros impulsos.
No importa si sabemos objetivamente que comer una bolsa completa de papas fritas o que pasar una hora en Instagram sin pestañar nos hará sentir asqueados – es fácil y se siente bien en el momento, así que lo hacemos.
La solución es entrenarse a uno mismo para reconocer este comportamiento en tiempo real – mientras está sucediendo– y tener una lista de actividades alternativas que puedan reemplazar este “consumo desenfrenado por estrés”. Para eso…
HAZ UNA LISTA
Arma una lista de actividades que te hagan sentir bien y que no incluyan una pantalla. Resiste el impulso de tomar tu smartphone y perderte en sus redes.
Cambia de hábito: ten la lista a mano, de forma que la próxima vez que te encuentres con cierto tiempo libre, estés lleno de ideas sobre cómo gastarlo. Ir al supermercado como excusa para caminar, meditar, darte un baño, escuchar música y cocinar son sólo algunas de las actividades que puedes elegir para distraerte.
Para hacer esto aún más fácil, saca todo el equipo necesario y déjalo a la vista. Por ejemplo, mantén la guitarra fuera de su estuche o deja un libro al lado de la tina. De todas formas, reconoce también que a veces, el esfuerzo extra vale la pena. Claro, quedarte horas mirando Twitter requiere menos trabajo que salir a caminar, pero al fin y al cabo tendrá un mejor efecto en tu salud mental.
DE INICIO A FIN
Intenta no comenzar y terminar tu día con pantallas. Hay excepciones, pero es probable que la mayoría de las cosas que hagas en las pantallas sean estimulantes, ya sea emocional o intelectualmente. Desplazarse por los titulares de las noticias, responder correos electrónicos o leer las publicaciones de Facebook de un miembro de tu familia puede gatillar estrés desde el primer momento en que abres los ojos en la mañana, y tampoco es recomendable intentar conciliar el sueño así – la luz brillante te hará despertar cuando deberías intentar relajarte.
CREA LÍMITES
Es importante crear límites físicos entre tus pantallas y tú, de forma que cuando interactúes con ellas, tengas claro que fue una decisión consciente y no impulso.
Carga tu teléfono fuera de la habitación, o al menos fuera de tu alcance; utiliza un despertador independiente para tus mañanas (de nuevo, ¡qué retro!), evitando así ver la pantalla de tu celular a primera hora del día; coloca un distractor más tranquilizador y agradable en tu velador, en reemplazo de tu celular: un libro, un cuaderno, un rompecabezas.
MÁS QUE UNA CABEZA
Recuerda que eres más que una cabeza sentada en un cuerpo. Es fácil, en el mejor de los casos, descuidar nuestros cuerpos, y ahora que estamos atrapados en casa, muchos de nosotros pasamos horas sentados inmóviles frente a nuestras computadoras, apenas respirando y en posturas que asustarían a cualquier contorsionista de circo.
Por lo tanto, asegúrate de ponerte en forma, tanto por tu salud como por el placer de salir de tu mente un rato y focalizarte en el cuerpo físico. Toma una clase de baile por Zoom o sigue una rutina de Youtube. Pon un temporizador que te recuerde levantarte de tu silla y elongar de vez en cuando. Salta la cuerda o domina un par de veces con la pelota de fútbol de tus hijos. Ya verás cómo mejora tu estado de ánimo.
TÓMATE UN DESCANSO
Hay muchas razones para estar agradecido por la tecnología en este momento, pero es importante tomar descansos regulares para reducir el agotamiento tecnológico. Podrías salir a caminar sin tu teléfono, o practicar el pasar deliberadamente un día por semana (o una noche) evitando completamente todo el tiempo de pantallas, incluso aquellas positivas, como las llamadas de Zoom con familia y amigos, como oportunidad de autorreflexión y descanso.
Personaliza esta idea. Para ti quizás tenga más sentido tomar un descanso sólo de las noticias y las redes sociales. O tal vez busques limitar la cantidad de pantallas con las que interactúas: organiza una noche de películas con quienes están pasando contigo la cuarentena – así, todos pueden apagar sus celulares por una noche y, entre todos, focalizar su atención a una sola pantalla.
Lejos de ser un ejercicio frívolo, ser reflexivos sobre nuestro uso de pantallas nos ayudará a salir de esta crisis con poder y control, con nuevas herramientas que nos ayudarán a tomar decisiones inteligentes sobre nuestras pantallas en el futuro. Estas herramientas pueden ayudarnos a elegir mejor cómo queremos pasar nuestro tiempo en general, creando nuevos hábitos y rituales que nos ayudarán a mantener un equilibrio saludable entre la vida y la pantalla, incluso después de que la pandemia haya terminado.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad