4 hábitos que están saboteando tu autoconfianza
La autoconfianza puede ser tan esquiva como un pez en el agua. Aunque parezca sorprendente, incluso las personas más exitosas experimentan el síndrome del impostor, minando su propia confianza al convencerse de que no son lo suficientemente buenas y que es sólo cuestión de tiempo antes de que todos los demás también lo sepan. Mientras es normal sentir nervios o incluso dudas ante situaciones nuevas, algunos hábitos cotidianos pueden echar más leña al fuego de la inseguridad.
La autora Selena Rezvani, en su libro «Quick Confidence: Be Authentic, Create Connections and Make Bold Bets On Yourself». “Ir a lo seguro o subestimar tu valor daña tu confianza”, dice la experta. “Es posible hablar y actuar con mayor audacia y no dejar que las dudas hablen por ti”.
Según Rezvani, éstos son los 4 hábitos que socavan tus esfuerzos por convertirte en una versión más segura de ti mismo(a), y de los cuales debes deshacerte.
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USO DE LENGUAJE DE “BAJO ESTATUS”.
Lo que dices y cómo lo dices importa. Rezvani dice que usar un lenguaje de «bajo estatus» puede afectar tu confianza y se manifiesta de diferentes maneras.
La primera es usar pensamientos incompletos o fragmentos de palabras. “Es posible que tengas miedo de dejar que tu punto se complete y, por lo tanto, detengas tus oraciones”, dice. “También puedes meterte en una conversación y seguir diciendo más y más, y sobre-explicar”.
Ser demasiado rápidos en darle la razón a otras personas es otra forma de bajar el estatus de tu lenguaje. En una reunión, por ejemplo, puedes decir: “¿Por qué no sigues adelante? Realmente no soy un experto en esto”. “Eso es un problema porque evita la responsabilidad o la toma de decisiones, lo que no ayuda a tu propia confianza”, dice Rezvani.
Otro hábito es pedir permiso para compartir lo que piensas. “Si tienes una idea firme o una sugerencia clara en mente que deseas hacer, no es necesario que pidas permiso en el momento”, dice Rezvani. Por ejemplo, en lugar de decir: “¿Podemos quedar de acuerdo en reunirnos nuevamente el próximo martes?” decir: «Recomiendo que nos volvamos a reunir el próximo martes y repasemos los puntos abiertos». “Cuando lo dices de esa manera, la gente sabe cuál es tu posición”, dice Rezvani.
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COMPARARSE CON LOS DEMÁS.
El hábito de compararse con los demás se conoce como el «ladrón de la alegría». Y también daña tu confianza, porque la gente tiende a comparar hacia arriba, dice Rezvani. “Tenemos el sesgo de compararnos con personas que tienen más influencia, salario, estado físico o lo-que-sea respecto de nosotros”, dice ella. “Cuando haces esa comparación ascendente, naturalmente te sentirás disminuida. No te concentrarás en los dones que tienes”.
Comprender cómo esa persona llegó hasta donde está puede ayudar. Es posible que tengan más experiencia de vida o que hayan trabajado más tiempo para desarrollar sus habilidades. “Es posible admirar la belleza, el éxito o la increíble determinación de otra persona, sin una evaluación de lado a lado”, dice Rezvani.
Es importante admirar el éxito y la determinación de los demás sin compararnos constantemente con ellos. En lugar de caer en la trampa de la comparación, enfócate en tus propias habilidades y logros.
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SIEMPRE DARLE LA RAZÓN AL QUE EJERCE EL LIDERAZGO.
Es común que aprendamos a ser especialmente deferentes con la autoridad desde niños, cediendo ante dichas figuras de autoridad. Desafortunadamente, en el entorno laboral, esta actitud puede afectar nuestra confianza, especialmente al comunicarnos con nuestros superiores.
Para Rezvani la solución está en cambiar nuestra perspectiva: en lugar de hablar con el cargo (el Gerente) o con «el Poder», hablemos con «la persona». De este modo, puedes reclamar tu rol en la conversación cambiando tu mentalidad. “En lugar de hablar con ‘Rachel la CEO’, háblale a ‘Rachel la persona‘, el ser humano que está sentado aquí frente a mí, que probablemente quería dormir 10 minutos más hoy como yo, que preparó el desayuno como yo, y que tiene días en los que necesita sentirse valiente, como yo”, dice. “Interactuar con ellos y dirigirse a ellos de igual a igual es muy útil”.
Cuando te guardas tus ideas, nadie gana. “No obtienen nada memorable de ti”, dice Rezvani. “Puedes validar algo que están diciendo y luego construir un puente a partir de eso y hacer tu propio punto fuerte. En lugar de sentarse allí como oyente, observador o estudiante, ven preparado para ser un jugador activo”. Tener una comunicación horizontal, en lugar de vertical, puede ser muy liberador y potenciar nuestra confianza.
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SUPONER QUE TU JEFATURA LO SABE TODO.
Mientras que el trabajo de tu jefe es guiarte y estar al tanto de tus actividades, a menudo están tan ocupados que pueden desconocer tus logros. Rezvani considera que incluso pueden tener poca memoria. “Tienen tantas cosas en las que están concentrados que a menudo no saben lo que estás haciendo en este momento, y mucho menos lo que estás haciendo realmente bien”, dice ella.
En lugar de guardar tus logros para la evaluación anual de desempeño, el seguimiento y la notificación periódica de tus resultados positivos pueden aumentar tu confianza. Por ejemplo, puedes obtener comentarios de un cliente satisfecho o de un cliente interno. Tal vez generaste más ingresos o negocios adicionales. Rezvani sugiere compartir esta información en reuniones individuales con tu jefe.
“Es una excelente manera de mantener a tu gerente involucrado y consciente”, dice ella. “Muchos aprecian noticias como esa porque tienen buenas noticias para compartir con sus líderes sobre tu departamento”.
En el viaje hacia la autoconfianza, a veces, somos nuestros peores enemigos. Prestar atención al lenguaje que usamos y a las historias que nos contamos a nosotros mismos puede ser una herramienta de gran poder. Recuerda, tu valor y lo que tienes para ofrecer es único. La confianza en uno mismo es fruto de una mentalidad que solo tú puedes controlar. Así que, ¿por qué no empezar a potenciar tu autoconfianza hoy mismo?
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad