¡Cuidado! Si usas un visor, que sea siempre con una mascarilla para protegerte del coronavirus
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no actualiza sus pautas, la comunidad científica a lo largo del mundo está cada vez más convencida: el COVID-19 es un virus que se transmite primordialmente por el aire.
Cada vez que pronunciamos apenas un par de palabras, miles de gotas de aerosol -la mayoría invisibles a simple vista-, salen expulsadas de nuestra boca para quedar suspendidas en el aire. Cuando una persona está infectada con un virus respiratorio como el COVID-19, cada una de esas gotas contiene miles de partículas virales; es decir, cada una posee el potencial de infectar a quienes estén lo suficientemente cerca para inhalarlas. Nunca olvides que puedes ser asintomático!
“¿Crees que hemos estado viviendo bajo una roca? Por supuesto que sabemos esto, por eso usar mascarilla es esencial”. Eso es lo que deberías estar pensando ahora mismo. ¡Y estarías en lo correcto! Las mascarillas, sean del estilo que sean, disminuyen las probabilidades de contagio al contener las partículas que expulsamos de la boca y evitar su propagación.
Pero… ¿qué pasa cuando tu mascarilla protege a todos quienes te rodean, menos a ti mismo?
LA CARRERA DE LAS PARTÍCULAS
Intenta adivinar qué tan lejos pueden llegar las partículas que salen de tu boca. ¿Un par de centímetros? ¿Un metro, quizás, si gritas?
Pues, depende de la acción que estés realizando, pero de todas maneras no es una trayectoria corta. Los investigadores han descubierto que al gritar o cantar, la nube de aerosol expulsada por la boca puede llegar a extenderse por 1,4 a 1,5 metros si las gotas de saliva son más grandes.
Al toser, las partículas llegan incluso más lejos –1,9 metros–, mientras que estudios recientes han demostrado que un estornudo puede dejar una nube de partículas en aerosol que se extiende, a través del aire, por unos 8 metros aproximadamente.
Ahí es donde las mascarillas hacen su gran aparición: las partículas en aerosol reducen su velocidad al usarlas, y aquellas gotas de saliva más grandes desaparecen. Aunque está claro que el virus aún podría escapar al aire con una mascarilla mal puesta o más grande de lo normal, pero la cantidad de partículas virales se reduce considerablemente.
SÓLO CUANDO LA MASCARILLA ES IMPOSIBLE: EL VISOR
“Hay ciertas actividades, como cantar, que son imposibles de realizar con mascarilla”, dice Matthais Echternach, jefe de Foniatría y Audiología Pediátrica del Hospital Ludwig-Maximilians de Munich, Alemania. “Así que comenzamos a experimentar con visores faciales”.
Si bien los visores de plástico comenzaron siendo utilizados por funcionarios de la salud que trataban a pacientes con coronavirus, los visores se están haciendo cada vez más populares en salones de belleza, tiendas comerciales, eventos deportivos y restaurantes.
Muchas personas eligen estos visores transparentes por sobre las clásicas mascarillas médicas para aventurarse fuera de sus casas durante la pandemia, y ya varias marcas han aprovechado el momento: Nike, Apple y Ford han utilizado sus líneas de producción para manufacturar sus propios visores faciales con sello propio.
En Gran Bretaña, el gobierno recomendó su uso en estudios de tatuaje y fotografía, peluquerías y barberías. En Estados Unidos, se recomiendan los visores a quienes deban testificar en la corte o dar discursos públicos, mientras que en países como Australia y Singapur el gobierno permite usar visores en lugar de mascarillas a quienes lo prefieran.
Ciertamente, esta especie de “escudo facial” es excelente para evitar que las gotas más grandes de saliva que salgan de la boca caigan sobre alguien más o sobre alguna superficie, así como también protegen al usuario de que las gotas de alguien más caigan sobre él. ¿Pero de qué sirve tener una lámina de plástico abierta frente al rostro si las gotas más pequeñas e invisibles, las partículas en aerosol, se propagan a través del aire?
LOS PROS Y LOS CONTRA
El veredicto científico frente a la efectividad de los visores aún no está decidido.
“Casi todos los aerosoles salen por el costado del protector facial y alcanzan casi las mismas distancias de cuando no se usa ningún tipo de protección”, dice Echternach. El experto sostiene que estos resultados deberían servir como una advertencia para cualquier persona que dependa únicamente de los visores para mantenerse a salvo, a medida que se levantan las restricciones por pandemia.
El Centro de Control de Enfermedades y Prevención de Estados Unidos parece estar de acuerdo con Echternach: no recomienda el uso de protectores faciales para las actividades diarias normales como sustituto de las máscaras. Las autoridades sanitarias suizas también han advertido contra el uso de viseras en lugar de mascarillas, después de que una investigación sobre un brote de coronavirus en un hotel de Graubünden, reveló que todos los infectados llevaban protectores faciales de plástico, mientras que los que evitaron la infección usaban las clásicas mascarillas.
Sin embargo, para algunas personas, las ventajas conocidas lo valen: los visores ofrecen una mayor protección de los ojos, los cuales pueden ser un punto de entrada al cuerpo para algunos virus. También pueden ayudar a reducir el riesgo de que las personas se toquen la cara y se infecten con cualquier virus que hayan contraído en las manos. Y, sobre todo, los visores se consideran más amables con quienes deben utilizar lentes, siendo más cómodos y evitando que se empañen constantemente.
LA NUBE NO SE VA
Más allá de la comodidad, la mayoría del tiempo aportan, en situaciones cotidianas como una peluquería, por ejemplo, el usuario se está moviendo constantemente y muy cerca de sus clientes mientras les corta el cabello.
Y es que la fina niebla de partículas que se libera cuando hablamos, gritamos o tosemos no desaparece una vez que alcanza un metro de distancia. Mientras que las gotas más grandes caerán rápidamente al suelo u otras superficies, las microgotas que producimos pueden permanecer suspendidas en el aire durante varios minutos y, en algunos casos, por horas (en condiciones muy quietas). En habitaciones mal ventiladas, o en aquellas con un circuito de aire acondicionado cerrado, se cree que el tiempo que permanecen en el aire es mucho mayor.
Con micropartículas de virus a la deriva por una habitación, estas pueden colarse fácilmente en las grandes aberturas a los lados de las viseras de plástico. Las pruebas del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos mostraron que los aerosoles se dispersaron por toda la habitación en apenas 30 minutos después de la tos inicial. En esta situación, el protector facial redujo la inhalación del aerosol lleno de virus sólo en un 23%.
¿QUÉ DEBEMOS ELEGIR?
Pero si de algo está segura la comunidad científica mundial es en la forma más efectiva y certera de prevenir los contagios del virus: combinar las mascarillas tradicionales con los visores transparentes. “El simple hecho de usar un protector facial no va a proteger”, dice Echternach. “Usa una mascarilla por debajo. Cuanto más ajustada esté, mejor”, agrega.
Para quienes están más ansiosos por retomar sus actividades pre-pandemia, o para quienes se han visto obligados a volver a trabajar de forma presencial, la suma de estos 2 formatos de protección puede ser la solución perfecta. De esta manera, no temerás contagiar a tus clientes ni colegas, así como también podrás respirar con mayor tranquilidad, sin preocuparte de las partículas que flotan en el aire que te rodea.
Sin embargo, no olvides que las mascarillas y los visores son sólo algunas de las medidas de prevención que debes tomar para evitar la propagación del COVID-19: no dejes de lavarte las manos constantemente; lleva contigo un gel antibacterial a todos lados; evita tocar tu rostro; preocúpate de la correcta ventilación de los espacios en que te mueves y siempre respeta las normas de distanciamiento social con los demás y las que dicta la autoridad sanitaria,
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad