¿Estás considerando tener un cambio importante en tu vida? Responde primero estas 7 preguntas.

por | Ene 24, 2022 | Actualidad, Nuevas Miradas

Tal vez estés considerando un nuevo trabajo o un cambio de rol; iniciar tu propio emprendimiento; casarte o tener hijos. Tal vez estés explorando cómo hacer voluntariado en tu comunidad; cómo donar a causas que te interesan o cómo vacacionar con éxito. Tal vez quieras encontrar una religión; empapelar una habitación; aprender a invertir o enseñarle nuevos trucos a tu viejo perro. Tal vez quieras conquistar territorio de ti mismo; desarrollar una mayor paciencia y volverte más centrado, resistente o benevolente.

Pues cada uno de esos viajes está esperando por un capitán o capitana. 

La mayoría de nosotros no sufrimos por la falta de posibilidades, sino por todo lo contrario: la sobreabundancia de opciones puede paralizar o incluso desalentar la acción. Nuestra corteza prefrontal -la parte del cerebro que hace malabares con todas las opciones que estamos considerando- no tiene un poder de procesamiento ilimitado para considerar constantemente cómo una de las infinitas cosas nuevas que podríamos hacer encaja con lo que ya estamos haciendo. Lo cierto es que se necesita una enorme cantidad de energía para hacer esto.

También estamos paralizados por el miedo. Explorar una nueva curva de aprendizaje está lleno de amenazas derivadas de la incertidumbre. A nuestro cerebro le gusta la novedad… pero cuando hay demasiada, nuestro sistema límbico, cuyo trabajo es detectar y responder a las amenazas, hace sonar una alarma.

PREGUNTAS PARA HACERTE A TI MISMO(A)

Para decidir si alguna de las posibilidades que te llaman la atención ameritan una mayor exploración, aquí tienes una selección de preguntas claves que te guiarán en la decisión. 

  • ¿Es lograble?

El escritor Neville Goddard dijo una vez: “El drama de la vida es psicológico y todo está escrito y producido por tus suposiciones. Tu suposición guía todos tus movimientos conscientes y subconscientes tan inevitablemente que en realidad dicta los eventos”.

Pensar el futuro sólo con la ilusión: “Oh, eso sería bueno…”, a menudo indica que no creemos que una meta sea posible y, por lo tanto, no lo será. Si, en cambio, somos optimistas y decimos: “Estoy tan feliz de haber logrado esto” como si ya lo hubiéramos hecho, incorpora al menos una pizca de creencia de que está al alcance de la mano.

Sin embargo, a menudo hay una brecha que salvar. Sabiendo que nuestras suposiciones guían nuestros movimientos, ¿cómo cambiamos nuestras suposiciones para que “eso sería bueno” se convierta en “esto es bueno”? Si bien es cierto que existen objetivos inalcanzables, también es cierto que hay una gama casi ilimitada de cosas que son posibles. Solo requieren que creamos y actuemos de acuerdo con nuestra creencia.

  • ¿Es fácil de probar?

¿Hay alguna manera fácil de probar si quiero estar en una curva zigzagueante de aprendizaje en particular? Si decido permanecer en esta curva, ¿será sostenible mi ritmo inicial?

Encuentra formas sencillas de probar nuevas curvas de aprendizaje. Suena obvio, pero cuando nos sentimos inspirados para hacer algo nuevo, nos sentimos obligados a comenzar realmente en grande. Sin embargo, cuando necesitamos hacer espacio en nuestros desordenados estantes mentales y emocionales para algo grande, encontramos que hay poco espacio. Es desalentador.

Así que empieza poco a poco. Establece tus expectativas iniciales y aumentos incrementales tan ridículamente pequeños, que desactiven a tu procrastinador interno.

  • ¿Es familiar pero novedoso?

La familiaridad te ayuda a relajarte y sentirte más seguro; demasiada familiaridad puede significar estancamiento. Lo desconocido en pequeñas dosis sorprende y deleita y puede llevarnos en nuevas direcciones. En grandes dosis, la novedad y la incertidumbre crean ansiedad y miedo.

La investigación académica sugiere que existe una proporción óptima entre lo probado y lo nuevo. Brian Uzzi y Benjamin F. Jones, profesores de la Kellogg School of Management, analizaron 17,9 millones de artículos de investigación durante diez años. Descubrieron que los trabajos académicos que combinaban entre un 85% y un 95% de fuentes familiares con entre un 5 y un 15% de fuentes novedosas tenían el doble de probabilidades de ser trabajos de alto impacto, según lo medido por las citas. Su conclusión parece estar de acuerdo con nuestra tendencia humana a querer nuevos conocimientos para construir sobre la base firme de lo que ya sabemos.

Extrapolando de su investigación, ¿tienes aproximadamente el 85% de los conocimientos que necesitas para tener éxito en lo que estás explorando? ¿Es al menos un 5% al 15% de lo que estás considerando lo suficientemente novedoso como para estimular a tu cerebro para que cambie y crezca?

  • ¿Va con mi personalidad?

Explorar áreas de nosotros mismos y posibilidades que no tienen una conexión aparente con quienes somos en este momento es emocionante. Incluso pueden ser admirables, pero también pueden significar que naufraguemos en una isla desconocida. Las personas que nos rodean, incluidas aquellas que nos importan profundamente, pueden estar muy involucradas en lo que somos ahora: nuestra familia.

Es menos difícil asumir una nueva curva de aprendizaje si se alinea con nuestra identidad actual. Pero aquí, de nuevo, el equilibrio es necesario. Si la nueva curva que estamos explorando está demasiado alineada con quienes ya somos, el potencial de crecimiento puede ser demasiado bajo. Pero si está demasiado desalineado, entonces el precio de buscar una nueva identidad puede ser demasiado alto.

  • ¿La recompensa vale el riesgo?

¿Lo que ganaré es suficiente para compensar los costos tangibles y emocionales de escalar esta nueva curva de aprendizaje?

A veces, las curvas no son totalmente voluntarias. Las circunstancias, o las personas que ven potencial en nosotros, nos dan un empujón inesperado. Planeado o imprevisto, emocionado o aterrorizado, deberás determinar si la recompensa de estar en una curva específica vale la pena. Incluso si la recompensa inicialmente no parece mayor que el costo, ¿puedes encontrar una manera de hacer que los números sumen?

  • ¿Se alinea con mis valores?

Ignora esta pregunta bajo tu propio riesgo.

En el análisis final, la medida de nuestra vida no será lo que esperábamos si el trabajo que estamos haciendo, el tiempo que estamos invirtiendo y las cosas que estamos logrando no nos conducen en la dirección de nuestras aspiraciones más profundas y nuestras metas más importantes y valores profundamente arraigados.

Pero evaluar si una oportunidad está alineada con nuestros valores suele ser más fácil decirlo que hacerlo. Somos criaturas complejas y nuestra jerarquía de valores no siempre es sencilla. Tenemos nuestros valores públicos declarados. Pero también tenemos valores ocultos o «sombra» que no se ven a la vista del público, y la exploración implica excavar nuestros valores sombra –por ejemplo, tu valor sombra podría ser querer crédito personal, porque desde niño que buscas la aprobación de los demás.

Los valores ocultos emergen para protegernos, pero si no se controlan pueden ahogar nuestro crecimiento y el de quienes nos rodean. Son como las células cancerosas y las malas hierbas: ambas crecen, pero a expensas de ecosistemas saludables. Es comprensible que queramos que nuestros valores socialmente menos aceptables permanezcan en la sombra y, sin embargo, lo que evitamos o de lo que huimos es casi siempre la materia prima más rica para un crecimiento significativo.

Ten claro cuáles son tus valores sombra. Comprende qué aspectos de tu personalidad los alimentan, o quizás qué pudo haber sucedido temprano en tu vida que hizo que estos valores ocultos fueran poderosos para ti. Entonces sácalos de las sombras: honra las experiencias que los trajeron a la existencia y afloja su control.

  • ¿Es éste mi “por qué”?

Cuando contemples una nueva oportunidad de crecimiento, considera lo que te motiva: el «por qué» detrás de lo que estás haciendo. Como dijo el novelista, poeta, ensayista y activista medioambiental del siglo XX Wendell Berry: “El mundo está lleno de lugares. ¿Por qué estoy aquí?”. 

Si aún no sabes tu “por qué”, Simon Sinek ofrece un ejercicio brillante pero simple. Pregúntales a las personas que te conocen bien, por qué les gusta estar cerca de ti y qué hace por ellos su relación contigo. Si puedes obtener respuestas sinceras y directas de ellos, deberían revelarte tu “por qué”.

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

Compártelo
Compártelo