¡Ya es tarde, no contestes! Es por tu propio bien
Los tiempos han cambiado. En los viejos tiempos (es decir, antes de la pandemia), ganabas una medalla de honor al responder correos electrónicos y mensajes de texto después del horario laboral: le demostrabas a tu jefe que estabas dedicado, disponible y ansioso por trabajar. El mundo corporativo incluso desarrolló incentivos para alentarte a trabajar más. Por ejemplo, Goldman Sachs, la firma de banca de inversión, pagaba las cenas de los empleados si trabajaban en la oficina después de las 7 pm, además del costo del servicio de transporte para que regresaran a casa tarde por la noche. ¡Eso sí que es incentivar el trabajo fuera del horario laboral!
Pero los vientos culturales en el trabajo han cambiado. Hoy, los jefes están motivados a retener a los y las trabajadoras porque el mercado laboral es muy reducido: encontrar y conservar buenos empleados es una prioridad para todos. Y cuando los empleados y empleadas no pueden dejar de recibir correos electrónicos y mensajes de texto, simplemente pueden llamar a un reclutador y buscar un nuevo trabajo.
En este nuevo entorno laboral cultural, se hace hincapié por igual en la satisfacción y la productividad de la fuerza laboral. Las respuestas de las encuestas de satisfacción de los y las trabajadoras forman la base de las discusiones sobre la evaluación del desempeño de los líderes: si el personal se queja de trabajar demasiadas horas fuera del horario de trabajo, es responsabilidad del líder hacer algo al respecto.
¿QUÉ TIENE DE MALO?
El trabajo fuera del horario laboral se está desalentando activamente en muchos lugares de trabajo, pero sigue siendo un problema. Tan solo el año pasado, un estudio descubrió que un enorme 81% de los empleados remotos revisan y responden correos electrónicos y mensajes de texto fuera del horario laboral.
Pero… ¿por qué responder correos electrónicos y mensajes de texto fuera del horario laboral puede resultar contraproducente para ti, el empleado?
1. ENCUESTAS DE SATISFACCIÓN
Las empresas están prestando mucha atención a las tendencias de retención y satisfacción de la fuerza laboral. Estos datos se utilizan para informar sobre bonificaciones y aumentos. Los empleados y empleadas que sienten que tienen que responder correos electrónicos y mensajes de texto fuera del horario laboral impulsan la insatisfacción laboral, una estadística que se encuentra en un mínimo histórico. Trabajar demasiado ya no es algo bueno: es algo que puede hacer que tu jefe sea penalizado y, por lo tanto, a su vez, puede afectarte a ti.
2. REACCIONES IMPULSIVAS
Los mensajes de texto son breves. No es un medio en el que puedas explicar los matices de la situación como lo puedes hacer con una llamada telefónica o una interacción cara a cara. Tu deseo de «lidiar con el mensaje de texto rápidamente» puede volverse en tu contra. Tomas una decisión rápida y sin información en lugar de pensarla con la almohada durante 24 horas y obtener todos los hechos. Más rápido no siempre es mejor.
3. FATIGA CEREBRAL
Los mensajes de texto de la tarde llegan cuando estás haciendo otras cosas. Es hora de estar presente con tu familia, ver tus programas de TV favoritos o pasear a tu perro. En el momento en que llega el mensaje de texto, te distraes de las actividades que te ayudan a recargar energías para el siguiente día laboral; tu cerebro cambia al modo de trabajo, agotando así la «batería» de tu cerebro.
Piensa en tu cerebro como si fuera la batería de un teléfono: cuando tienes demasiadas pestañas abiertas, el teléfono se agota mucho más rápido. Lo mismo le sucede a tu cerebro cuando pasas de un archivo a otro. La fatiga cerebral es real y lidiar con los mensajes de texto por la noche corre el riesgo de agotarte para el siguiente día laboral.
4. ERROR DE IDENTIDAD
Un pequeño desliz puede hacer que envíes un correo electrónico de trabajo a un buen amigo o a un enemigo del trabajo. Si el mensaje contiene información confidencial o algo lascivo sobre un empleado o cliente, la situación será aún peor. Por supuesto, no querías enviar el mensaje a la persona equivocada y ahora, sin darte cuenta, tendrás que arreglar un lío aún mayor. Tu rápida respuesta ahora te costó tiempo y energía para rectificar la situación.
5. SER ENTUSIASTA
Los entusiastas son los que rinden más en la oficina: evantan la mano para ayudar cuando el jefe se lo pide. Hasta la pandemia, estas personas eran las que ascendían sistemáticamente en la escala corporativa al demostrar su capacidad para trabajar más duro que los demás.
Después de la pandemia, los empleadores comprenden que ser más entusiasta –que puede conducir al agotamiento– es menos aceptable socialmente que antes. Es muy caro contratar y capacitar a nuevos empleados. Como resultado, alientan a las personas a trabajar menos y a ser más eficaces con el tiempo que dedican al trabajo. Replantea tu perfil corporativo y cambia de «más entusiasta» a empleado eficiente que pueda autogestionar su trabajo y sus niveles de estrés.
Hoy, el perfil de empleado para quien “el trabajo lo es todo” es menos atractivo para los empleadores. La nueva expectativa cultural es trabajar duro durante el día y tomarse el tiempo para recargar las pilas después del horario laboral. Dedicar demasiadas horas y responder mensajes de texto o correos electrónicos después de las 5 pm sugiere que no puedes administrar tu carga de trabajo. Además, no estás modelando límites saludables entre el trabajo y la vida personal para tus subordinados directos.
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