¿Ejercicio de noche? Sí, pero con equilibrio
Si la noche es tu ventana para moverte, aprovéchala bien. Ajusta intensidad y rutina para despertar con más energía.
Si tu único momento libre para ejercitarte es por la noche, no estás solo. Muchas personas se preguntan si hacer ejercicio antes de dormir puede afectar su descanso, y durante años se repitió la idea de que era una mala práctica. Sin embargo, la ciencia actual ofrece una mirada más completa y esperanzadora: hacer actividad física nocturna no solo puede ser seguro, sino incluso beneficioso, siempre que cuides la intensidad y el momento del entrenamiento.
EJERCICIO SUAVE O MODERADO: UN ALIADO PARA DORMIR MEJOR
La evidencia es clara: el ejercicio de baja o moderada intensidad no perjudica el sueño. De hecho, puede ayudarte a conciliarlo más rápido y a dormir de manera más profunda.
Actividades como caminar, trotar suave, pedalear lentamente, hacer yoga o estiramientos generan bienestar físico y mental, disminuyen el estrés y preparan a tu cuerpo para descansar.
La clave está en no elevar demasiado la frecuencia cardíaca. Los expertos señalan que actividades moderadas pueden complementar tu rutina sin interferir con tu reloj biológico, siempre que no se extiendan demasiado. Por ejemplo, una caminata larga está bien; una carrera de tres horas, no tanto.
ALTA INTENSIDAD: AQUÍ SÍ CONVIENE PLANIFICAR
Los entrenamientos vigorosos, como carreras intensas, levantamiento de pesas o deportes competitivos, activan respuestas fisiológicas que pueden dificultar el sueño, tales como:
- Aumento prolongado de la temperatura corporal.
- Activación del sistema nervioso simpático (“lucha o huida”).
- Liberación de hormonas de alerta, como adrenalina y cortisol.
Estos cambios pueden dejarte en un estado de exaltación que no favorece conciliar el sueño de inmediato.
Pero no es necesario eliminarlos: basta con ajustar los tiempos. Los especialistas recomiendan realizar entrenamientos intensos al menos tres horas antes de acostarte, permitiendo que el cuerpo vuelva a la calma.
CÓMO ENCONTRAR LA RUTINA NOCTURNA QUE MEJOR FUNCIONA PARA TI
No todas las personas reaccionan igual al ejercicio nocturno. Por eso, los expertos recomiendan un enfoque de prueba y error: repetir un mismo tipo de entrenamiento por varios días y observar su impacto en el sueño y en tu energía.
Pregúntate:
- ¿Duermo bien las noches en que hago ejercicio?
- ¿Cómo me siento al día siguiente?
- ¿Mi rendimiento mejora o empeora?
Este tipo de observación supone un autocuidado consciente, donde evaluamos nuestras prácticas y hacemos ajustes.
BUENAS PRÁCTICAS PARA ENTRENAR DE NOCHE SIN AFECTAR TU DESCANSO
- Elige el entorno adecuado.
Evita ejercitarte en espacios muy iluminados cerca de la hora de dormir, ya que la luz intensa retrasa tu reloj interno.
- Cuida lo que comes y bebes.
Evita comidas pesadas antes de ejercitar y bebidas deportivas con cafeína. Ambos pueden alterar tu descanso.
- Dale tiempo a tu cuerpo para bajar las revoluciones.
Incluye una fase de enfriamiento con estiramientos suaves y respiración profunda para ayudar a tu sistema nervioso a volver a su estado de reposo.
- Combina ejercicio con higiene del sueño.
Si necesitas reforzar tu rutina nocturna, preocúpate de tener buenos hábitos para dormir mejor.
- No te desanimes.
Si solo puedes hacer ejercicio por la noche, es mejor entrenar a esa hora que no hacerlo en absoluto. Con algunos ajustes, puedes mantener tu forma física sin sacrificar tu descanso.
Hacer ejercicio antes de dormir no es un enemigo del descanso: es una oportunidad para mover el cuerpo cuando tu agenda lo permite. La clave está en elegir bien la intensidad, evitar estimulantes, cuidar la luz y darte el tiempo necesario para que tu cuerpo vuelva a la calma.
Con pequeñas decisiones conscientes, puedes convertir tus entrenamientos nocturnos en una herramienta que fortalezca tu salud física y tu bienestar emocional.
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