Muévete por gusto, no por culpa: cómo encontrar (y mantener) la motivación para ejercitarte
Aprende a establecer pequeñas metas y rutinas cortas que harán disfrutar del ejercicio.
La motivación para hacer ejercicio no aparece por arte de magia: se construye con pequeñas decisiones que encajan en tu día y te hacen sentir bien. Más que la fuerza de voluntad, lo que sostiene el hábito es el disfrute, la facilidad para empezar y un entorno que te lo deje a mano.
LO ESENCIAL (EN SIMPLE)
Antes de sumar rutinas o metas, conviene aprender a alinear expectativas, de modo de evitar los clásicos tropiezos. Estas ideas marcan la diferencia cuando estás partiendo o retomando:
- La motivación externa no alcanza. Leer beneficios o sentir culpa empuja un par de días, pero después se diluye.
- Lo que funciona es el disfrute. Si la actividad te resulta agradable y accesible, es mucho más probable que quieras seguir en el tiempo.
- Pequeños pasos tienen un gran efecto. Empezar fácil reduce las resistencias, genera inercia positiva y convierte el movimiento en costumbre.
CÓMO ENCONTRAR TUS “GANAS DE MOVERTE”
El objetivo no es hacer “más” por obligación, sino elegir mejor para que el movimiento te resulte natural. Prueba, ajusta y quédate con lo que te da energía:
- Elige placer antes que esfuerzo heroico. Si odias correr, simplemente no corras. Explora opciones que se sientan tuyas: caminar con música, bailar, practicar yoga, pilates, natación, bici, trekking suave… lo que te guste más.
- Baja la barrera de entrada. Que sea cerca, simple y corto. 10 a 15 minutos bastan para empezar y desactivar el “no tengo tiempo”.
- Súmate a una comunidad. Entrenar con otros (o usar apps con retos) aumenta el compromiso y lo vuelve entretenido.
- Diseña disparadores claros. Zapatillas a la vista, sesión agendada, mochila lista. Menos decisiones generan más consistencia.
- Crea frenos a la excusa. Inscríbete antes, acuerda con un/a amigo/a, pon un recordatorio. Un pequeño costo por faltar ayuda a “aparecer”.
- Mide tus progresos sin obsesionarte. Ya sea que midas los minutos, los pasos o la cantidad de sesiones por semana, celebra la constancia, no los récords.
- Cuida el entorno. Evita horarios o espacios que te intimiden. Si recién comienzas, busca momentos tranquilos o clases para personas que se inician en el ejercicio.
CONSEJOS RÁPIDOS PARA NO SOLTAR
Cuando lleguen días difíciles (y ten la seguridad de que van a llegar), la clave es tener respuestas simples que te mantengan en movimiento sin exigirte de más:
- Regla de oro: mejor hacer poco y a tiempo que mucho y a veces.
- Plan B siempre listo: si el día se complica, 8 a 10 minutos de movilidad cuentan.
- Cambia el “tengo que” al “elijo hacer ejercicio”: el lenguaje reduce resistencias y mejora la creación de los hábitos.
- Sin dolor: las molestias leves son normales al inicio; pero el dolor agudo no lo es. Presta atención a tu cuerpo y ajusta tu intensidad o consulta a un médico.
La motivación sostenida aparece cuando el ejercicio te gusta, es fácil de iniciar y se comparte. Empieza en dosis pequeñas, celebra cada sesión y apóyate en tu entorno. En pocas semanas, moverte dejará de ser una tarea y se volverá parte de tu vida.
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