¡Atrévete a ser optimista! (o al menos, a combatir tu pesimismo)
Psicológicamente, cuando nos encontramos bajo estrés o incertidumbre, el cableado del cerebro dirige su atención hacia la percepción de amenaza. La amenaza, por supuesto, implica la existencia de peligro – y, en ese sentido, el 2020 significó una amenaza tras otra.
Hoy, con una parte cada vez mayor de la población vacunada, pareciera ser que esa nube negra ya se levantó… al menos parcialmente. Pero enfocarse en una perspectiva más optimista y alentadora de la vida es una tarea de cada día, un esfuerzo intencional por fijarse en lo positivo.
¿QUÉ ES EL OPTIMISMO?
No se trata de vasos medio llenos ni vasos medio vacíos: el optimismo se define como la capacidad cognitiva para comprender la situación actual tal y como es, y trabajar para cambiarla a nuestro favor. En lugar de enfocarse por completo en lo positivo -algo muy ingenuo, por lo demás-, la tarea psicológica es contrarrestar nuestro sesgo negativo. A qué prestamos atención y cómo interpretamos un evento o situación esencialmente depende de nosotros.
Al pensar en el futuro, este trabajo se vuelve vital. Cuanto más nos orientemos hacia formas de aumentar las emociones positivas que sentimos en la vida cotidiana, más saludables y felices estaremos en el regreso al mundo “normal” – y a los cambios que vienen con él.
EL OPTIMISMO TE HACE BIEN – ATRÉVETE
“Vemos el futuro como si tuviéramos una bola de cristal que puede hacer predicciones”, dice Hamid Mirsalimi, psicólogo clínico de Atlanta, Estados Unidos. “Se desconoce mucho sobre nuestro futuro, dejándolo en gran parte a nuestra imaginación”.
Pero al intentar mirar dentro de esa mágica bola de cristal, ¿cómo te sientes? La disposición natural de un individuo juega un papel considerable en su mirada hacia el futuro. Si bien algunas personas mantienen sin esfuerzo una perspectiva más alegre que otras, sin duda el año pasado representó un desafío para ver el lado positivo de las cosas.
“Hemos sido protectores de nosotros mismos y hemos llegado a asumir que la lucha de estar abiertos a posibilidades positivas tiene el potencial de enfermar o lastimar”, explica Mirsalimi. “El costo a largo plazo de esta sensación de sobreprotección pesa más que el costo potencial de una decepción ocasional si somos más optimistas”. Es decir, mantenerte pesimista te hará sufrir más que ser optimista y, de vez en cuando, equivocarte.
COMBATIR EL PESIMISMO
Aunque pareciera que es la norma hoy en día, esperar siempre lo peor no es natural ni saludable. Afortunadamente, existen 3 pasos cognitivos simples y aplicados para contrarrestar tus pensamientos pesimistas y, quién sabe, incluso inclinar la balanza hacia el lado del optimismo.
- ¡DATE CRÉDITO! PIENSA EN EL MEJOR “TÚ” POSIBLE
Cuanto te encuentres con un evento desafiante, detente y piensa: ¿Cuánta influencia tengo sobre el resultado? ¿Dónde estoy a cargo? ¿Cuáles de mis fortalezas personales se han empleado para superar este momento difícil? ¿Cuáles son las formas en las que he contribuido directa e indirectamente para que se desarrolle el evento?
Es más, ve un poco más lejos y mantén un diálogo interno optimista (¡realmente funciona!). Considera la posibilidad de conversar con un amigo o ser querido acerca de lo que fue agradable, productivo y significativo del día. Discute tus planes para aprovechar al máximo el día siguiente. Incluso aunque lo sientas extraño, falso o artificial, imagina que todo sale bien. Vamos, permítete ese gustito.
- MINIMIZA LO NEGATIVO, CUANDO SEA NECESARIO
Cuando suceda un evento negativo, considera las circunstancias atenuantes que podrían haber contribuido a que ocurriera. ¿Influiste en algo? ¿En qué influiste? ¿qué estaba más allá de tu capacidad?
Por ejemplo, el Dr. Steve Rigdon, médico de medicina interna de Georgia, Estados Unidos, relata que varios pacientes que estaban enfermos con COVID-19 “hicieron todo lo que se les pidió: mascarillas, distancia social, higiene excepcional. Se enfermaron de todos modos. Hay un elemento de suerte que está más allá de la comprensión de la enfermedad”, explica.
Imagina que tú eres uno de esos pacientes. En lugar de lamentarte y decir “Hice todo lo que pude y aún así me atrapó”, reconocer los límites de tu influencia puede representar un alivio: ahora, puedes dirigir todos tus pensamientos hacia la recuperación.
- FÍJATE EN TU ESFUERZO, NO EN LOS RESULTADOS
Todo se trata de tener la actitud correcta: los pensadores positivos se centran más en el proceso que en los resultados.
Considera lo que es suficientemente bueno y lleva tus emociones hasta el final, donde se puedan asentar y cobrar sentido. Como dice Mirsalimi, “las emociones que no se procesan, que no se expresan o se dejan de lado… siempre tienen un efecto negativo. Una vez que podemos reconocer cómo estamos mirando hacia adelante, en lugar de qué ha causado el agotamiento emocional, la preocupación disminuye”.
El optimismo es una de las cualidades que más se relaciona con la calidad de vida, por lo que es esencial para tu propio bienestar –ya sea durante una pandemia mundial o en un aburrido día normal. Enfocarnos en el futuro como algo bueno y vernos a nosotros mismos como capaces de crear resultados más positivos nos ayuda a avanzar hacia una vida más plena y significativa. No te preocupes: si puedes diferenciar las cosas que no puedes cambiar de aquellas que sí, tienes la mitad de la tarea resuelta.
Por Equipo Espacio Mutuo
Mutual de Seguridad