Después de meses alimentándonos de estrés, la pandemia nos ha hecho subir de peso
Había una vez, hace no demasiado tiempo, una parte de la población que gozaba de muchos hábitos saludables. Personas que mantenían una rutina de ejercicios regularmente -3 o 4 veces a la semana- y que disfrutaban cocinando nutritivas comidas para sus familias. Suena como un cuento agradable, ¿no?
Pero esta historia no ha alcanzado su final feliz todavía: todo cambió con la llegada del virus. Durante la pandemia, aislados en casa durante las cuarentenas totales, los niveles de ansiedad de las personas subieron – muchas dejaron de hacer ejercicio y comenzaron a comer por estrés. Las comidas familiares ya no eran tan nutritivas, sino que incluían cada vez más frituras y comida chatarra de delivery. Después de todo, el objetivo no era alimentar el estómago, sino que alimentar el alma.
SORPRESA: NO ESTÁS SOLO
En una encuesta global desarrollada durante este año, se confirmaron las sospechas de lo que muchos experimentaron en carne propia: el coronavirus afectó dramáticamente la rutina, incitando a las personas a dejar de lado la actividad física y a comer más comida chatarra. Por si fuera poco, la ansiedad alcanzó sus niveles más altos, provocando una epidemia de problemas para dormir.
Según los investigadores, para la población obesa -la cual ya cuenta con mayores riesgos de salud- estos tiempos resultaron especialmente difíciles. Si bien hubo mejoras en ciertos aspectos de sus dietas, así como el comer más comida hecha en casa, también se hicieron más probables los problemas con el peso y la salud mental.
Lejos de buscar asustar aún más a las personas, estos descubrimientos –publicados en el diario Obesity– ofrecen una importante lección preventiva, a medida que los casos de contagio aumentan otra vez y se renuevan los llamados a cuarentena. Faltando aún meses para que la vacuna esté disponible de forma masiva, hoy es un buen momento para evaluar los hábitos saludables que quizás dejamos de lado – y encontrar nuevas maneras de ser proactivos con nuestra salud física y mental.
UN FENÓMENO MUNDIAL
El estudio, realizado por investigadores del Centro de Investigación Pennington Biomedical en Louisiana, encuestó a casi 8.000 adultos en todo el mundo, incluidas personas de 50 países diferentes y de todos los estados de Estados Unidos. Los investigadores encontraron que la disminución de los comportamientos saludables durante la pandemia y los encierros generalizados fue bastante común, independiente de la geografía.
Los hallazgos ayudan a comprender exactamente cómo las personas alteraron sus rutinas y comportamientos en respuesta a las cuarentenas que se implementaron en países de todo el mundo para frenar la propagación del virus. La pandemia interrumpió la vida cotidiana, aisló a las personas de sus amigos y familiares y generó una crisis económica, con decenas de millones de personas que perdieron sus trabajos o vieron reducidos drásticamente sus ingresos.
La doctora Emily Flanagan -autora del estudio- y sus colegas asumieron que muchas personas estaban experimentando enormes niveles de estrés… pero no estaban seguros del detalle: ¿cómo estaban durmiendo? ¿Qué comían? ¿Estaban realizando deporte? Así, diseñaron una extensa encuesta y reclutaron personas en las redes sociales para responder preguntas sobre cómo se había visto afectada su salud, tanto mental como física, durante la crisis sanitaria.
«Este fue un cambio tan drástico y abrupto en la vida diaria de todos, que necesitábamos ver qué estaba pasando», dijo la Dra. Flanagan. «Queríamos contar con datos acerca de los comportamientos anecdóticos que estábamos observando».
CEDER ANTE LOS ANTOJOS, EL PRIMER SÍNTOMA
Desde abril hasta principios de mayo, unas 7.750 personas -la mayoría de Estados Unidos pero también de países como Canadá, Australia y Gran Bretaña- completaron la encuesta. La edad promedio de los encuestados era de 51 años y la mayoría eran mujeres. Según sus índices de masa corporal, alrededor de un tercio de las personas tenían sobrepeso, un tercio eran obesos y un tercio se consideraba de peso normal.
Por supuesto, los investigadores encontraron que la mayoría de las personas se volvieron más sedentarias, probablemente debido al tiempo pasado en aislamiento y la disminución de desplazamientos diarios. Sin embargo, incluso cuando sí realizaban ejercicio de manera regular, tendía a ser en niveles de intensidad más bajos en comparación con antes de la pandemia. Además, su fuerza de voluntad se debilitó: muchas personas declararon haber cedido a sus antojos de comida –el consumo de bebidas y otros bocadillos azucarados, por ejemplo, aumentó.
Eso podría explicar otro hallazgo: alrededor del 27% de las personas dijo que habían aumentado de peso después de las cuarentenas iniciales. La cifra fue aún mayor entre las personas clasificadas como obesas: alrededor del 33% dijo que había aumentado de peso, en comparación con el 24,7% de las personas consideradas con peso normal. Las personas que aumentaron de peso también tuvieron las mayores disminuciones en la actividad física.
¿EL LADO POSITIVO?
Para algunos, sin embargo, la pandemia tuvo el efecto contrario: casi el 17% de la muestra perdió peso durante la pandemia. Tal vez no sea tan sorprendente, al tratarse de personas que aumentaron sus niveles de actividad física durante la cuarentena y que mejoraron sus dietas. A pesar de comer más comida chatarra, muchos mostraron un aumento en sus “puntajes de alimentación saludable”, medida de la calidad general de su dieta, que incluye conductas como comer más frutas y menos alimentos fritos.
Según los investigadores, las mejoras en la dieta parecían estar impulsadas por el hecho de que los cierres del comercio obligaban a las personas a cocinar, hornear y preparar más comida en casa. Otras encuestas recientes también han mostrado un fuerte aumento en la cocina casera y el horneado este año, y muchas personas dicen que están descubriendo nuevos ingredientes y buscando formas de hacer alimentos más saludables.
SALUD MENTAL, LA MÁS PERJUDICADA
Como quizás ya sabías, el aislamiento social también afecta gravemente el bienestar mental – y fue evidente en los resultados del estudio. En promedio, las personas reportaron niveles de ansiedad muchísimo más altos, y alrededor del 20% dijo que sus síntomas, como experimentar angustia y no poder controlar su preocupación, eran lo suficientemente graves como para interferir con sus actividades diarias.
El 44% de las personas informó que su sueño también había empeorado durante la pandemia: en promedio, se iban a la cama aproximadamente una hora más tarde de lo habitual y se despertaban una hora más tarde de lo normal. Solo el 10% de las personas dijo que su sueño había mejorado desde que comenzó la pandemia.
Los mayores niveles de ansiedad se produjeron entre las personas obesas. Aunque la razón exacta no está clara, los investigadores creen que la preocupación por el virus puede haber sido culpable: la encuesta tuvo lugar en un momento en que los estudios comenzaban a mostrar que el exceso de peso ponía a las personas en un riesgo mucho mayor de ser hospitalizadas por COVID-19. «No tenemos datos que respalden esto, pero nuestra hipótesis es que había mucha más ansiedad sobre su propia salud», dijo la Dra. Flanagan. «Un mayor miedo al virus sin duda aumentaría sus niveles de ansiedad».
La Dra. Flanagan señaló que no es sorprendente que las personas tiendan a adoptar hábitos menos saludables durante la pandemia, ya que muchos aspectos de la salud están entrelazados. El estrés puede provocar un sueño deficiente, lo que puede hacer que las personas hagan menos ejercicio, consuman más comida chatarra y, por lo tanto, aumenten de peso… y así. La idea de la investigación no es lamentarse en los complejos tiempos que estamos viviendo, sino prevenirlos – inspirar a las personas a ser más proactivas con respecto a su salud, priorizar el sueño, buscar especialistas en salud mental y terapia online, encontrar formas de hacer ejercicio en casa y cocinar nutritivas recetas en familia, en caso de futuras cuarentenas.
“Ser conscientes de cómo cambian nuestros comportamientos de salud durante estas etapas de aislamiento podría ayudarnos a combatirlo, en caso de nuevos llamados a quedarse en casa”, dijo la doctora. Así que ya sabes: con conciencia y paciencia, el tan anhelado final feliz llegará antes de que te des ni cuenta. Y colorín colorado…
Por Equipo Espacio Mutuo
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