El sentido de propósito puede cambiar a través de la vida. Descubre cómo cultivarlo para que nunca te falte

por | Mar 29, 2021 | Vivir Mejor

“Propósito” – esa palabra “gigante” utilizada en miles de gráficas de inspiración y charlas motivacionales, que abundan como recetas de autoayuda. “Cuando encuentres tu propósito”, dicen, “sabrás lo que estás destinado a hacer en la vida”. El camino se hará evidente, y nuestro trabajo sólo será seguirlo con un compromiso inquebrantable.

¿Suena bien, no? Pero la realidad es que, según muestra una investigación realizada a los largo de 30 años, el sentido de propósito no funciona realmente así. Desde la lucha por descifrar nuestra propia identidad en la adolescencia hasta el intento por acomodar las responsabilidades de la adultez, el camino es mucho más complicado de lo que parece – pero más esperanzador a la vez. 

No tienes que preocuparte por encontrar tu único propósito verdadero; puedes encontrar un propósito en cada una de las diferentes etapas de la vida. Si eres capaz de revisar y renovar tu sentido de propósito a medida que navegues por cada hito y transición de tu vida, sabrás qué tipo de persona quieres ser – y harás algo al respecto. 

LA BÚSQUEDA COMIENZA DESDE ADENTRO 

Un propósito en la vida no es cualquier gran objetivo que nos dedicamos a perseguir – según los investigadores, el propósito es un objetivo al largo plazo que nos importa, sí, pero va más allá de nosotros mismos – la idea es marcar una diferencia en el mundo en general. 

Este proceso comienza, ni más ni menos, cuando somos apenas adolescentes: mientras exploramos quiénes somos, qué valoramos y qué queremos de la vida. William Damon, autor de The Path to Purpose (“El camino hacia el Propósito”) y profesor de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, describe al propósito como una especie de reacción química que se genera cuando nuestras habilidades satisfacen las necesidades del mundo. Los jóvenes identifican algo en su entorno que podría mejorarse, ya sea en la política o en una dimensión de la música en el Jazz moderno, y reconocen algo en ellos mismos que puedan aportar para resolver ese problema: habilidades de liderazgo o creatividad, por ejemplo.

Para eso, sin embargo, es clave tener una cierta noción de identidad – algo difícil de exigirle a adolescentes de apenas 14 o 15 años. A esa edad, sólo alrededor del 20% de los adolescentes tienen un fuerte sentido de propósito en la vida; otros tienen sueños inalcanzables o pasatiempos divertidos; o simplemente están tratando de terminar el colegio. 

Pero no te asustes si tus hijos aún no tienen claras sus opiniones sobre trabajos, valores, amistades, política, religión o roles de género: la infancia y la adolescencia son el momento de establecer las bases fundamentales del propósito, pero todavía explorando lo que queremos de la vida. 

EL PROPÓSITO ES UN TRABAJO ARDUO…

Según Damon, la mayoría de las personas que encuentran un propósito lo hacen entre los 20 y los 30 años. Aquí, las personas comienzan a construir una carrera y una familia, fuentes esenciales de propósito durante la adultez, junto con la religión y el voluntariado. Criar a los hijos o cuidar a los padres ancianos pueden aportarnos un profundo sentido de propósito, de la misma forma que hacer una diferencia en los logros de la empresa o apoyar a nuestros colegas puede surtir el mismo efecto en lo laboral. 

Pero si bien la búsqueda de propósito puede resultar una atractiva aventura para las personas más jóvenes -con años sabáticos o hobbies interesantes-, el asunto se hace más urgente para los adultos. “En nuestra cultura, esperamos que los jóvenes exploren lo que más les importa, pero para la mediana edad, esperamos que ya lo hayan resuelto”, escribe la experta Kendall Bronk en un informe de 2009. 

A cierta edad, la falta de propósito se vuelve desagradable, pero Bronk señala que tener un propósito tampoco es siempre un agrado. Ir tras una gran meta a largo plazo puede ser estresante y desalentador: las cosas que nos dan sentido no siempre nos brindan diversión y buen humor en el día a día. Sin embargo, si bien puede haber conflictos, las personas que tienen ese sentido de dirección y motivación, en última instancia, tienden a tener vidas más satisfactorias, saludables e incluso más largas.

LA MEDIANA EDAD Y MÁS ALLÁ: LA ENCRUCIJADA DEL PROPÓSITO

Si bien el propósito tiende a ser más potente en la edad adulta, la vejez puede venir acompañada de una disminución de su fuerza: en una encuesta a personas de 50 a 92 años, sólo el 30% reportó sentirse con un propósito.

Las causas no son demasiado sorprendentes. 2 de las mayores fuentes de propósito para los adultos -el trabajo y la familia- sufren un gran impacto cuando nos jubilamos y cuando los niños se van de casa. De pronto nos despertamos con días que no están estructurados por reuniones y fechas límite, por partidos de fútbol ni ayuda con las tareas escolares. Puede parecer que las cosas que nos definieron, nuestra propia identidad, se van desvaneciendo. 

Si bien no es el caso de todos, el gerontólogo y fundador de AgeWave, Ken Dychtwald, ve un patrón en el que la sociedad no reconoce el valor y la sabiduría de las personas mayores, descartándolas como “débiles” o “ignorantes”, al mismo tiempo que éstos no se esfuerzan por entender las nuevas tecnologías ni de conectar con la juventud. Mientras algunos se dedican a relajarse y disfrutar sus años dorados, dice el experto, muchos adultos mayores se sienten a la deriva. 

En muchos sentidos, la búsqueda de propósito en la vejez se parece mucho a la de los adolescentes. “Aquellos que son capaces de entender que sus roles cambian y evolucionan constantemente, que es una historia que todavía están escribiendo, son capaces de enfrentar con los altibajos mejor que las personas que se ven a sí mismas como fijas en un punto”, explica. 

EL PROPÓSITO SE PRACTICA

Hace años, Bronk entrevistó a una muestra de personas jóvenes acerca de su sentido de propósito, con la esperanza de obtener una idea de cómo se desarrolló. Más tarde, sin embargo, se sorprendió al escuchar cuánto disfrutaron los participantes de la conversación –de hecho, tanto ella como su equipo descubrieron que hablar sobre las cosas que les importaban en realidad aumentaba su propio sentido en la vida, un resultado que los investigadores ni siquiera habían estado buscando.

Por lo mismo, Bronk cree que, en el fondo, todos tienen un propósito, incluso si no se dan cuenta o aún no saben cuál es. “Todos tenemos cosas que nos importan, todos tenemos talentos especiales que podemos aplicar para marcar una diferencia significativa en el mundo que nos rodea», dice. Puedes tener un sentido de propósito incluso si no puedes escribirlo en una oración simple: «Mi propósito en la vida es …». 

Como hemos visto, podemos tener múltiples propósitos que aumentan y disminuyen en importancia a lo largo de nuestra vida, a medida que los calendarios se combinan y las prioridades cambian. Muy pocos de nosotros despertaremos un día con un propósito totalmente nuevo en la vida – en cambio, las personas recurren a las habilidades, el conocimiento y los valores que han cultivado durante toda su vida para comenzar un nuevo capítulo.

En otras palabras, el propósito es una práctica constante: es algo que tú creas, no algo que buscabas, y deberías seguir creando a lo largo de tu vida. Es como la felicidad –algo que tienes dentro de ti y que debes aprovechar, reconocer y cultivar, en lugar de esperar a que se presente frente a ti como por acto de magia.

Por Equipo Espacio Mutuo

Mutual de Seguridad

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