Guía para el empoderamiento: cómo ayudar a las niñas a convertirse en mujeres fuertes
En los últimos años, informes alarmantes han surgido respecto al aumento de la ansiedad entre la generación más joven. Tendencias como la creciente influencia de las redes sociales, el aumento de la competencia para ingresar a la universidad y el cambio de las normas sexuales ejercen una enorme presión sobre nuestros hijos e hijas…
Pero muchas de estas presiones son aún más exacerbadas en las niñas, argumenta la psicóloga Lisa Damour, autora del nuevo libro Under Pressure (Bajo Presión). Las niñas enfrentan vientos en contra que los niños no, incluido estándares muy estrechos sobre la belleza, prejuicios en torno a sus habilidades y presiones para ser sexuales antes de estar listas. Su libro es un llamado a los padres y mentores para que comprendan estas fuerzas y ayuden a equipar a las niñas para manejarlas… por el bien de su salud mental.
LO QUE ELLAS QUIEREN
Uno de los puntos clave del libro de Damour radica en que las niñas a menudo se ven influenciadas por mensajes sutiles y no tan sutiles que les hacen creer que su papel en la vida es complacer a los demás y ser «perfectas», en lugar de cuidarse a sí mismas y seguir sus propios sueños.
Esto no sólo conduce a la ansiedad y otros problemas, sino que juega un papel en el des-empoderamiento de las niñas y mujeres, dejándolas vulnerables a los problemas de salud mental y el comportamiento depredador de niños y hombres.
¿Qué sucede cuando las niñas se defienden y dicen que no? Se las llama desconsideradas en el mejor de los casos, o diva o perra en el peor, escribe la experta. En lugar de enfrentar consecuencias sociales difíciles, las niñas a menudo simplemente ceden y aceptan.
Por supuesto, en un mundo ideal, no tendríamos que enseñarles a nuestras niñas a navegar una cultura de sexismo. Y es importante que luchemos la batalla a largo plazo, para así cambiar los mensajes que reciben las niñas y las mujeres jóvenes. Pero en el entorno en el que vivimos hoy, también podemos servir a la próxima generación brindándoles información y orientación sobre las presiones que enfrentan.
Éstos son algunos de los consejos que Damour sugiere en su libro.
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PRESTA ATENCIÓN A CÓMO PRESIONAS A LAS NIÑAS A DECIR QUE SÍ.
Como productos de nuestra cultura, todos sentimos la presión de hacer que las niñas “se comporten”. Tememos que si nuestras hijas actúan de manera grosera o desconsiderada, se reflejará mal tanto en ellas como en nosotros.
Si bien las niñas pueden tener que hacer ciertas cosas que no quieren hacer –como visitar a un pariente aburrido y ser educadas–, a menudo las presionamos para que hagan cosas que deberían ser opcionales, como unirse a un equipo o invitar a alguien que apenas conocen a una fiesta o tomar una clase adicional. “Nuestras hijas no deberían aceptar hacer muchas de las cosas opcionales que las hacen infelices, y no deberíamos perder oportunidades para ayudarlas a adquirir la habilidad de decir no”, escribe Damour.
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ILUMINA LAS PRESIONES A LAS QUE SE ENFRENTAN AL HACER VALER SUS NECESIDADES.
“Ya sea aprendiendo a decir ‘no’ con confianza o encontrando otras formas de hacerse valer, nuestras hijas necesitan saber cómo defenderse”, escribe Damour. Pero eso puede significar algo más que ser directa, franca y sin remordimientos.
Basta observar las elecciones políticas para ver cómo las mujeres fuertes y honestas están sujetas a estándares diferentes a los de los hombres. “Un estilo que se considera asertivo en los hombres suele llamarse agresivo en las mujeres”, escribe Damour, y las niñas y las mujeres que actúan de manera más “masculina” a menudo son criticadas o castigadas por hacerlo. De hecho, un estudio encontró que las mujeres que eran vistas actuando tan asertivas o “exigentes” como los hombres en el lugar de trabajo eran consideradas menos competentes y valoradas significativamente menos que sus contrapartes masculinas.
Si ayudamos a las niñas a comprender la discriminación a la que se enfrentan, les será más fácil decidir cuándo ser más directas y cuándo tiene sentido adoptar un enfoque indirecto para desafiar a la autoridad o satisfacer sus necesidades.
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DESAFÍALAS A ENCONTRAR SU PROPIO LENGUAJE
«No es raro encontrar artículos en la prensa popular que sostienen que las mujeres se disculpan demasiado y socavan su autoridad al salpicar oraciones con muletillas, escribe Damour. “No es sorprendente que los bien intencionados defensores de las niñas y las mujeres las insten a abandonar estos hábitos verbales para sonar más asertivas”.
Pero pedirles a las mujeres y niñas que cambien su forma de hablar se suma a la suposición cultural de que la forma en que hablan los hombres es “correcta” y la forma en que hablan las mujeres es “incorrecta”. En cambio, dice Damour, debemos honrar la forma en que las niñas usan el lenguaje para mostrar empatía y preocupación por los sentimientos de los demás, y mostrar humildad y gracia cuando se equivocan. “En lugar de criticar cómo hablan las niñas, podríamos reconocer que, intuitivamente, implementan un conjunto sofisticado de estrategias lingüísticas para rechazar a las personas sin herir sus sentimientos ni dañar una relación valiosa”, escribe Damour.
En lugar de instar a las niñas a imitar a los niños en la forma en que hablan, podemos ayudarlas a reflexionar sobre las formas en que se expresan en diferentes situaciones y cuáles son sus objetivos al comunicarse. De esa manera, se les puede capacitar para elegir sus palabras con cuidado (o no), según sea necesario.
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AYUDALAS A NAVEGAR SUS EMOCIONES NEGATIVAS
Las niñas se enojan, se entristecen y se frustran como todos los demás, pero, para ellas, estos sentimientos a menudo pueden desencadenar ansiedad. Eso se debe a que muchas creen que no deberían sentirse como se sienten y les preocupa que las juzguen.
Los padres pueden, sin darse cuenta, agravar el problema al tratar de desviar esos sentimientos en lugar de comprenderlos. Incluso Damour hace esto a veces, escribe: “A menudo, estamos cenando entre semana cuando una de mis hijas se queja de un compañero de clase o un maestro. En esos momentos, puedo ser rápida para minimizar o descartar su queja diciendo: ‘Bueno, ese niño probablemente está pasando por algo difícil. Debes ser amable’ o ‘Estoy segura de que tu maestra está muy ocupada’”. Este tipo de redirección invalida los sentimientos de una niña.
Si bien no hay nada de malo en alentar la amabilidad, si les damos a las niñas el mensaje de que no deben tener sentimientos negativos, se socava su capacidad para interpretar correctamente sus propias emociones. En cambio, podemos mostrar curiosidad sobre cómo se sienten, permitiéndoles expresar lo que les molesta y descubrir qué significan sus emociones.
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NO ENFATICES TANTO LAS APARIENCIAS
Las niñas y las mujeres enfrentan enormes presiones para verse de cierta manera, y nuestros medios de comunicación dejan muy claro que la sociedad las valora en gran medida por cómo se ven y no por quiénes son.
Esta preocupación por la apariencia puede socavar la confianza de las niñas. Por ejemplo, un estudio mostró que comentar sobre la apariencia de una mujer joven daña su rendimiento cognitivo. El trabajo de un padre es mostrar lo bueno de la inteligencia, el sentido del humor, la creatividad, el liderazgo u otras cualidades internas de su hija, escribe Damour, cualidades que ella puede nutrir deliberadamente.
También puede ser útil señalar los problemas con los mensajes culturales que escuchan, especialmente a las niñas mayores; por ejemplo, cómo las noticias se enfocan en el vestuario de una mujer política o la apariencia de una cantante pop en lugar de su talento. Esto puede ayudar a las niñas a ver la discriminación que enfrentan, preparándolas para resistirla.
Los padres también pueden ayudar a las niñas a sentirse bien con sus cuerpos alentándolas a participar en deportes de equipo, en particular aquellos que no requieren una estética corporal particular, y a disfrutar de los placeres sensoriales, como acurrucarse debajo de una manta por la noche, usar una loción corporal fragante, o saboreando un delicioso postre.
El libro de Damour es un llamado a reconocer las formas en que, sin darnos cuenta, moldeamos a las niñas para que complazcan a las personas y las ayudemos a combatir esas tendencias a la conformidad. A medida que continúa la lucha contra el sexismo, podemos equipar a las niñas para enfrentar la discriminación con sabiduría y ayudarlas a llegar a ser esas mujeres felices, fuertes e independientes que esperamos que se conviertan.
“Como padres, estamos en nuestro mejor momento cuando ayudamos a nuestras hijas a avanzar, no a retroceder, frente a los desafíos y oportunidades que inevitablemente encontrarán”, escribe Damour. “Porque las niñas que aprenden a enfrentar sus miedos descubren lo valientes que pueden ser”.
Por Equipo Espacio Mutuo
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