Si tienes sed, ya es demasiado tarde: Tu cuerpo está deshidratado
Está bien, admítelo, no eres la única persona que lo piensa: sientes que tomar agua es una molestia porque siempre se te olvida y crees que la deshidratación es tan sólo un asunto del verano.
Pero si bien entendemos que consumir los litros diarios recomendados por expertos puede resultar más desafiante de lo que parece, hidratarte adecuadamente es quizás la clave más importante para llevar una vida saludable y contenta.
¿Acaso no nos crees? ¿Sientes que estamos exagerando el poder del agua? Pues repasemos lo básico para que redescubras la importancia de hidratarte.
EL ABC DE LA (DES)HIDRATACIÓN
Es hora de que comiences a valorar realmente al agua, ya que estás compuesto por ella. Sí, el cuerpo está compuesto en un 60% de agua, y cada vez que respiras, hablas o sudas -independientemente de la temperatura que haga- ese porcentaje se reduce.
Si hace calor, el proceso se acelera: debes reponer líquidos o buscar aire fresco antes de que tu organismo no pueda compensar dicha reducción y comience a deshidratarse, explica David Della-Giustina, especialista en urgencias de la Universidad de Yale, Estados Unidos.
A medida que el cuerpo empieza a sudar, el corazón se acelera y empuja la sangre hacia la piel para disipar parte del calor. En este esfuerzo por refrescarse, el cuerpo acaba generando aún más calor: “Cuando tienes calor, sudas más y empiezas a perder fluidos y electrolitos”, advierte Teresa Murray Amato, directora del ala de emergencias del hospital Long Island Jewish, en Estados Unidos.
Cuando empiezas a tener sed, la señal es clara –ya estás deshidratado. La boca y los labios se secan e incluso puedes llegar a sufrir náuseas, dolor de cabeza y mareos. En este punto, la orina comienza a salir más oscura. Llevado al extremo, podrías llegar a sufrir un golpe de calor, cuando el cuerpo no ha conseguido refrescarse a tiempo: el corazón se acelera, la tensión arterial baja y puedes experimentar confusión o alucinaciones.
LA CARRERA CONTRA LA DESHIDRATACIÓN
Las personas que más riesgo corren de deshidratarse son las que hacen alguna actividad al aire libre, ya sea haciendo ejercicio o trabajando. A veces, es un proceso que dura horas, pero Della-Giustina advierte que también puede suceder en media hora.
Al final, el ritmo de deshidratación depende de dónde estás y qué estás haciendo. Si no bebes ni comes nada durante una ola de calor, te vas a deshidratar antes. Por otra parte, las personas que son muy jóvenes o muy mayores tienen más riesgo de deshidratarse porque sus cuerpos son menos eficientes temperándose. Además, muchas personas mayores toman medicamentos que aceleran la deshidratación.
Una persona “puede perder 2 litros de agua en una hora o 2 si no la repone”, señala Della-Giustina. Si te pasas la tarde en una habitación donde hace mucho calor, tardarás más en deshidratarte, a no ser que estés haciendo alguna actividad física que te haga sudar mucho.
La temperatura y la humedad también influyen. El cuerpo se enfría por la evaporación del sudor, por lo que, “si el día está muy húmedo, por mucho que sudes, tu cuerpo no se enfriará, porque el sudor no se llega a evaporar”, explica Amato.
CÓMO EVITAR LA DESHIDRATACIÓN
La principal solución es, por supuesto, bebe mucha agua. La clásica recomendación de beber litro y medio o 2 litros de agua al día es incorrecta. La necesidad de líquidos varía de una persona a otra. Utiliza el color de tu orina como guía. Lo correcto es que tenga un color claro –si empieza a volverse oscura, tienes que beber más líquidos.
“En el momento en el que empiezas a tener sed, tu cuerpo ya ha perdido entre un 1% y un 2% de su agua, que puede parecer poco, pero en términos absolutos es mucho y cuesta mucho de reponer”, avisa Della-Giustina.
En verano, aléjate del sol siempre que puedas, especialmente en las horas centrales del día. Hay algunos medicamentos que te predisponen a sufrir golpes de calor y deshidratación, de modo que háblalo con tu médico y ten cuidado cuando tomes antihistamínicos, antiinflamatorios como el ibuprofeno y cualquier producto diurético.
Si detectas cualquier indicio de deshidratación (orina oscura, náuseas, mareos) busca un lugar fresco en el que circule aire y repón líquidos lo antes posible. Si notas estos síntomas, intenta beber cada 15 minutos hasta que te encuentres bien.
HIDRÁTATE… SIN AGUA
Eso sí, tenemos que hacer una revelación importante: según Amato, beber agua no es la mejor opción para combatir la deshidratación. Al sudar, pierdes electrolitos, por lo que necesitas reponer tus niveles de azúcares y sodio. “Si solo te rehidratas con agua y no recargas tus electrolitos, te estás quedando a medias”, señala la experta.
En opinión de Della-Giustina, las bebidas deportivas son una buena opción. Intenta que tengan algo de azúcar, ya que lo necesitas para una mejor absorción, pero diluye la bebida un poco si tiene demasiado azúcar. Una alternativa más barata es mezclar media cucharadita de sal y seis de azúcar por cada litro de agua.
Por Equipo Espacio Mutuo
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